Esperanza andia

Introducción.

Nos situamos en dos historias las cuales nos hablan de la lucha para encontrar el sentido y propósito de la vida. Uno de las vivencias es relatada por un neurólogo y psiquiatra judío llamado Viktor Emil Frankl quien nos cuenta como vivió en carne propia los sucesos ocurridos al interior de los campos de concentración nazis y como logro sobrellevar el sufrimiento, abusos, para así poder sobrevivir y salir adelante. Por otro lado, tenemos el documental “Esperanza Andina”, en el cual se reflejan las diversas problemáticas que vivieron las familias chilenas de extrema pobreza para poder conseguir el anhelado sueño de la casa propia y así vivir dignamente.

Así, se puede distinguir que ambos casos están directamente relacionados en cuanto a salir adelante

Desarrollo

Lo primero que podemos apreciar al comparar el libro y el documental, es que la primera reacción mental que experimentan, tanto el psiquiatra judío como las personas del campamento, es la fase de la ilusión. Esta se caracteriza por el hecho de que el individuo esta siempre conservando la esperanza de poder conseguir sus metas, viviendo con ilusión y con una visión de que en el futuro todo  saldrá bien, con una sensación de optimismo permanente.

Un síntoma que experimentan, llamado en psiquiatría como  “ilusión del indulto”, según el cual el condenado a muerte, en el instante antes de su ejecución, concibe la ilusión de que le indultaran en el último segundo. También Frankl y sus compañeros judíos conservaban esa esperanza, esa ilusión de que algún día serian libres, de que al final, todo iba a salir bien y lograrían volver a ser felices. Igualmente, la comunidad de “Esperanza Andina” si bien no podía aceptar el hecho de que absolutamente todo se lo llevarían, ellos se aferraron al hecho de recuperar su hogar, de que a pesar de quedaran sin sus casas, sus terrenos, saldrían adelante nuevamente como fuera.

Se denota la lucha constante contra la amargura de la injusticia tanto social como humana. Entrando así a un ámbito de subsistir a como dé lugar. Dejando enmarcado en la historia su constante disputa contra las adversidades que se presentaban.

Refiriéndonos Esperanza Andina, un campamento que era antes una comunidad de allegados en un sector de Peñalolén, que vivía en extrema pobreza, tiene un sueño que a pesar de vivir en la miseria misma, en precarias condiciones como una comunidad de allegados, ellos tenían la esperanza de que saldrían adelante, de que saldrían del pozo de la pobreza, y no importase como fuere, estaban dispuestos a recurrir a cualquier medio, fuere honrado o de otro tipo, para obtener lo soñado, citando a Nietzsche: “Quien tiene un porque para vivir, encontrara siempre el cómo”.

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