Está La Clase Política A La Altura De Los Requerimientos De La Nación

¿Está el poder político a la altura de los requerimientos de la nación?

Germán Pardo M.

La positiva imagen internacional que ha logrado Chile, motivada por la consolidación de su proceso democrático, su política fiscal rigurosa, la administración de sus conflictos sociales, y un crecimiento económico sostenido , lo han posicionado como un país serio y responsable, atractivo para la inversión internacional.

Sin embargo, considerando el devenir de las últimas dos décadas, pueden formularse interrogantes de la mayor importancia, a saber, ¿Chile ha establecido cimientos sólidos para avanzar hacia una sociedad con mayor equidad, igualdad y respeto por la vida?...por cierto, pilares fundamentales del desarrollo de una nación. ¿Ha logrado el empresariado chileno encaminar su emprendimiento hacia una empresa socialmente responsable? , ¿Han actuado los poderes ejecutivo y legislativo con la proactividad adecuada, haciendo posible consensuar los cambios institucionales y regulatorios necesarios para viabilizar los proyectos que demanda el desarrollo económico y social de Chile?

Teniendo en cuenta la evidencia empírica de la realidad chilena, existen dudas razonables de una respuesta positiva.

Las sociedades actuales, principalmente las occidentales, acceden de forma oportuna a la información, e interactúan con inmediatez a través de las modernas redes sociales, lo cual les permite posicionar, en tiempo real y de manera informada y cohesionada, sus demandas sociales locales e internacionales, convirtiendo así, la velocidad de la información y la velocidad del cambio en variables fundamental a considerar en todo análisis.

Un excelente barómetro de la realidad nacional chilena lo constituyen las demandas sociales, principalmente en materias de educación, cuidado del medio ambiente y equidad salarial, las cuales se han visto acrecentadas en los últimos dos años de forma inusitada, al punto que han logrado cambiar y redefinir el foco de la agenda del gobierno de Chile.

En los últimos dos años la ciudananía se ha percatado de su capacidad de movilización y de su poder, y que la solución a sus demandas acumuladas por décadas, legítimas o no, fundadas o no, están más cerca de ellos de lo que alguna vez llegaran a pensar, y que es a través de manifestaciones en los espacios públicos, de trascendencia mediática, y no a través de los canales formales tradicionales, que realmente alcanzan los mayores resultados.

La validación a esta forma de actuar ciudadana, la ofreció en el año 2011 el propio Presidente de la República, Sebastián Piñera Echenique -probablemente sin pensar en el efecto multiplicador e institucional- en su actuar frente a las presiones ambientalistas por la aprobación de la central termoeléctrica de Barrancones, en Punta Choros, en la norteña Región de Coquimbo . El mandatario, fiel por cierto a su discurso de campaña electoral respecto de este tema puntual y considerando el fuerte rechazo ciudadano que generó la futura instalación de la termoeléctrica, en una rápida cuanto eficaz gestión personal ante los ejecutivos de la empresa Suez Energy, logró que dicha entidad desistiera de ejecutar el proyecto, que ya había sigo aprobado por la autoridad ambiental.

Las reivindicaciones sociales han tenido diferentes aspectos: las demandas estudiantiles, como eje central y transversal, en lo político y social a nivel país; las demandas ambientalistas, asociadas al emblemático proyecto de la central hidroeléctrica en Aysén, o a la zona saturada de metales pesados en la localidad de Ventana, o el descontrol del manejo de riles en la agroindustria, o la reinversión de utilidades generada por la mineria en Calama, entre otras.

Pero, ¿qué tienen en común los conflictos sociales vividos por décadas en nuestra sociedad y manifestados abiertamente estos últimos dos años?: la indiferencia e ineficiencia de las instituciones ejecutiva y legislativa

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