FORMACIÓN CIVICA Y ÉTICA A TRAVES DEL SIGLO XIX EN MÉXICO

FORMACIÓN CIVICA Y ÉTICA A TRAVES DEL SIGLO XIX EN MÉXICO

El siguiente ensayo tiene como principal propósito el realizar un breve pero puntual recorrido histórico del desarrollo de la asignatura de moral o como hoy en día la conocemos formación cívica y ética, partiendo desde la concepción que se ha  tenido de ella a partir del siglo XIX, al igual de las diferentes líneas políticas, educativas y sociales en las que se ha abordado para finalizar profundizado en la importancia que tiene para la educación básica de hoy en día, así como su enlace entre la vida personal y colectiva a partir de una proyecto nación que ha pasado  de lo patriótico a lo democrático.

La educación, se entiende como la transmisión y aprendizaje de las técnicas culturales (tradiciones, cultura, vivencias y experiencias). (Larroyo, 1973) Toda sociedad humana necesita transmitir a las siguientes generaciones su cultura para poder sobrevivir; la manera en que se trasmiten esas técnicas culturales es lo que se denomina educación. De este modo, la educación ha jugado un papel fundamental en todas las sociedades, ya sea para mantener las técnicas culturales o bien para cambiarlas.  

Desde mundo antiguo pasando los griegos y siguiendo con los romanos, hasta el mundo moderno, se le ha asignado un papel fundamental a la educación para la conservación y el establecimiento de un determinado tipo de orden social. Contextualizando en México, a partir del periodo de consolidación nacional, durante los últimos 40 años del siglo XIX, con la restauración de la república en México se suprimió la enseñanza de la moral dándole  un cambio que obedecía a una idea:

Esta idea era tener una nación libre, soberana y cuidar la república, los ciudadanos debían aprender los hábitos y las costumbres morales necesarios y convivir en un orden político de libertad y respeto, por eso el nombre de educación cívica y ética. La educación cívica y ética se rescata o es pertinente desde una educación humanista, dejando de lado la educación memorística y dándole entrada a la escuela nueva, ya que la pedagogía humanista busca la enseñanza del amor, las artes y sobretodo los valores (Alighiero, 1987) que son las aspiraciones que desea alcanzar el ser humano, de ahí su nombre, gracias a esta pedagogía se inicia la educación por medio de actividades lúdicas para que el estudiante pueda fortalecer sus propias concepciones de la cívica y ética.

Desde la pedagogía integral que menciona Ignacio Ramírez (Larroyo, 1973), se puede observar como su nombre lo indica, la intención  de desarrollar globalmente todas las facultades y habilidades  en el ser humano, teniendo un lugar especial dentro de esta globalidad la educación en valores ya que sin ellos ningún ser humano se puede desenvolver tanto individualmente como en sociedad. Además Ignacio Ramírez propuso la educación para la mujer no solo en el ámbito hogareño sino en un ámbito en el que la mujer pudiese salir adelante y desarrollarse (Larroyo, 1973), siendo esta una educación inclusiva, empática, integral y de libertad, propiciando la inserción de estos valores dentro de la educación mexicana.

En 1885, se incorporó al proyecto de la Escuela Modelo de Orizaba fundada por Enrique Laubscher en Veracruz, quien mencionaba y hacia valer los principios de la enseñanza objetiva, que en un pasado se tomó como una materia de ciencias naturales y no como el modelo educativo que era, este fue impulsado por
J. Manuel Guillé y defendía que la educación debía tener un criterio científico y objetiva como su nombre lo dice, cuando se rescató como modelo educativo tuvo éxito, por lo que se decidió continuar la reforma educativa en el estado de Veracruz creando varias escuelas primarias que dirigían ex alumnos de la Academia. Rébsamen se encargó de la organización de estas escuelas.

 Al estar Rebsamén incluido en la educación se dio la oportunidad de que está en un comienzo en la escuela modelo de Orizaba se practicara una formación para la paz, cuyo propósito era que la educación fuese integral y  de igual manera que la enseñanza de los alumnos tuviese un método adecuado para cada materia y sobretodo que creara una armonía  entre cada una de las asignaturas y la asignatura cívica y ética, este fue el antecedente que propicio que la materia de cívica y ética se viera transversalmente en todas las demás asignaturas, es decir, que cuando el maestro vea los contenidos de español, matemáticas, ciencias naturales o algunas de ellas, no pierda la oportunidad de trabajar alguna reflexión moral en la que se desarrollen los valores.

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