FORMACIÓN PARA LA CIUDADANÍA Y EDUCACIÓN SUPERIOR

INTRODUCCIÓN

La Universidad es una opción para aquellos que desean salir a aplicar sus conocimientos científicos y ejercer una profesión, pero no solo se debe limitar a enseñar los conocimientos técnicos a los universitarios, sino que debe ser una preocupación para las instituciones de nivel superior, enlazar esto con la cuestión deontológica y moral y darle un sentido humano a las personas que educa para que salgan a campo laboral en pro de la sociedad, conduciéndose con la verdad y con un sentido amplio de ética, no solo viendo el interés propio sino los beneficios que acarrea hacer las cosas con rectitud.

Muchas personas piensan en una universidad como el lugar donde se forman profesionistas, pero desconocen e incluso pueden creer que no es necesario aprender todos los saberes éticos y ciudadanos que requiere el profesionista.

No se debe separar la formación universitaria de la ciudadana, sobre todo porque todos convivimos dentro de sociedades y la ética nos rodea incluso en los temas cotidianos y científicos también.

Existen muchas maneras en las que una universidad puede enseñar el ámbito no solo deontológico enfocado a cada profesión, sino verdaderas generalidades como son la ética, la moral y como ser un ejemplar ciudadano. Es en esta etapa de la formación de un individuo donde es más viable orientarlo sobre su formación de valores, es en la universidad donde en definitiva se tiene un ambiente más propicio, y resulta muy eficaz combinar el conjunto de conocimientos que requiere el profesionista y enlazarlo de manera estrecha con el aprendizaje ético.

DESARROLLO

Como ya se dijo en la universidad, un individuo adquiere los conocimientos y saberes que le permitirán como futuro titulado, ejercer con eficiencia.

Una de las funciones de la universidad debe ser de carácter ético y aunque la mayoría de las instituciones tiene en su plan de estudios alguna materia sobre códigos deontológicos para cada profesión, no se profundiza como sería lo ideal. No solo debe ser de carácter profesional y cultural, sino de carácter humano, ese sería el objetivo.

Una universidad que se jacte de ser de calidad, debe profundizar en la formación deontológica, en la formación ciudadana y ética y en la formación humana, personal y social. Resulta complicado que una institución acepte estos tres puntos como parte de la enseñanza de calidad, y se puede afirmar con certeza que son casi inexistencias las que aplican las tres formas de apoyo a la ética.

Cabe mencionar que no solo basta el hecho de que los profesores se paren al frente de la clase a reproducir los valores o códigos de ética existentes, se necesita más que solo enseñarlos, se requiere llevarlos a cabo, con espacio que le permitan al futuro titulado poner en practica esta escala de valores.

Con universidades de calidad, egresarían

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