Factores socioeconómicos de la familia vinculados al maltrato infantil
Enviado por chaciro • 28 de Mayo de 2021 • Ensayo • 4.022 Palabras (17 Páginas) • 127 Visitas
FACTORES SOCIOECONÓMICOS DE LA FAMILIA ASOCIADOS AL MALTRATO INFANTIL
RESUMEN
En este artículo se presentan los resultados de un estudio efectuado con el propósito de analizar factores socioeconómicos que representan riesgo de maltrato infantil en el ámbito familiar. Para ello, se analizan características del entorno familiar de menores expuestos a situaciones de violencia intrafamiliar. En particular, interesó conocer si existe una relación de dependencia entre las variables vinculadas a las características socioeconómicas de estas familias y el tipo de violencia evidenciado, para lo cual se aplicó el estadístico chí cuadrado. Se trata de un estudio de casos atendidos por la Fundación MENIÑOS, la cual proporcionó la base de datos utilizados para el estudio. Los resultados evidenciaron una alta relación de dependencia entre las condiciones de vida de la familia y la ocurrencia de maltrato infantil (especialmente el de tipo físico) en los casos analizados, convirtiéndose en un factor de riesgo importante. De igual manera, se observó poca vinculación entre el tipo de conformación familiar y las situaciones de maltrato, contrario a lo reportado en algunas otras investigaciones. Resalta en el estudio la contradicción detectada en la información recabada con relación a la situación económica de las familias estudiadas, pues parece no estar en correspondencia con el tipo de vivienda que habitan. Esta situación deja la posibilidad de problemas en los procedimientos de recolección de información o posibles causas culturales o psicológicas relacionadas con los antecedentes de los padres. Los resultados conllevan a recomendar la aplicación de mecanismos de prevención asociados a la investigación permanente y la atención, por parte del Estado, a las desigualdades sociales como uno de los factores de riesgo de maltrato infantil.
Palabras clave: maltrato físico infantil, maltrato emocional infantil, factores de riesgo, variables socioeconómicas, prevención.
Introducción
La sociedad actual viene marcada por acelerados cambios en sus diferentes dimensiones: política, económica, social y cultural. Estos cambios producen un fuerte impacto en las condiciones de vida de la población en general y, en muchos casos, ha dado origen a diversos problemas sociales con los que hoy nos encontramos. Quizá uno de los más complejos de atender es la violencia en la que se enmarca el fenómeno del maltrato infantil.
La violencia (del latín violentia) es un comportamiento deliberado que provoca diferentes daños de un sujeto a otro. La Organización Mundial de la Salud (2003) define violencia como cualquier acto o interposición (uno sobre otro) que es significativo, que produce dolor (físico o emocional) y pudiera ser evitado.
Por su parte, el maltrato infantil como problema de índole psicosocial, representa un fenómeno complejo que atañe a múltiples áreas y disciplinas vinculadas tanto a lo social, como a lo psicológico, lo jurídico, lo histórico y la salud en general. Sus consecuencias tienen un impacto muy importante debido a que representa un alto riesgo para el desenvolvimiento de los menores, quienes evidencian dificultades en casi todas sus dimensiones evolutivas (Morelato, 2011).
Resultan alarmantes los datos proporcionados por UNICEF (2000), Organización Mundial de la Salud (OMS, 2003), y Organización de Naciones Unidas (ONU, 2006), según los cuales el 73.6% de los niños de diversas regiones del mundo eran maltratados en alguna o en varias de sus formas. Resalta que de este porcentaje, el 53.9% recibió algún tipo de violencia física, del cual un 25.4% fue de carácter grave. Más alarmante aún es que este problema continúa y ha aumentado. Según datos suministrados por la Organización Mundial de la Salud (2014) aproximadamente un 20% de las mujeres y un 5 a 10% de los hombres expresan haber sufrido abusos sexuales en su infancia y un 23% de personas de ambos sexos manifiestan haber recibido malos tratos físicos cuando eran niños (OMS, 2014). Por su parte, la UNISEF (2014) indica en su informe que en el mundo al menos 6 de cada 10 niños de entre 2 y 14 años de edad, ha sufrido maltrato infantil diario, en su mayoría de tipo combinado (físico y psicológico).
El informe presentado por el Centro Reina Sofía sobre el Maltrato infantil en la familia en España (2011) explica que:
La violencia puede consistir en una acción, por ejemplo, pegar o insultar a alguien. Pero también puede ser tipificada como violenta aquella conducta en la que se desatiende la obligación de dispensar los cuidados necesarios a una persona, cuando esta presenta una dependencia. Esta última clase de violencia es la denominada “negligencia” (p. 9).
En este mismo informe se indica que los contextos en los que se ocurre con mayor frecuencia el maltrato infantil en la actualidad es, en primer lugar, la guerra, pero en segundo lugar se ubica a la familia. Esto resulta alarmante, ya que se asume que esta última representa el núcleo de protección y amor para todo menor y debería “estar libre de conductas dañinas” (p.10)
Es así como, el ejercicio de la violencia en forma de maltrato infantil, suele estar vinculada al “ámbito intrafamiliar” como entorno o contexto inmediato del menor. La familia, como organización social básica e inmediata para el niño y la niña, cumple una función esencial en el desarrollo de la vida del mismo. Es el grupo familiar, el primer espacio de socialización, en el que se producen y reproducen estructuras incorporadas en la subjetividad de cada miembro y en la que se pueden apreciar diferentes sentimientos (positivos o negativos), aprendizajes, representaciones y prácticas sociales, así como, la construcción de identidades. Tal como se expresa en la Convención sobre los Derechos del Niño (1993), a la familia le corresponde la protección de los menores brindándoles el cuidado necesario para su desarrollo integral. La familia constituye el ambiente natural para que crezcan y en ese ámbito deben encontrar felicidad, cuidado y contención, ya que son las personas con quienes han establecido los más importantes vínculos y en quienes se supone que deben de confiar para crecer seguros tanto física, como psíquicamente.
De esta manera, es importante que el menor se desarrolle en un entorno familiar que le pueda prestar la debida atención y afecto. El problema surge cuando en estos núcleos familiares, no se presentan las conductas adecuadas de crianza y cuidados hacia niños y niñas. De acuerdo a los postulados de la teoría del apego expuesta por Bowlby (1969), existe una disposición del niño/a a crear lazos afectivos con las personas más cercanas y que le satisfacen sus necesidades, brindándoles además protección en los inicios de su vida. Este vínculo de apego hace posible que se instale en el niño/a una base segura para recorrer un proceso de desarrollo sano y donde se encuentre apuntalado en una relación de confianza sólida (Amorín, 2010). Estos vínculos relacionales se desarrollan tempranamente y tienen fuerte incidencia en el desarrollo de la personalidad, pero también podrían dar origen a la afectación de ciertas áreas que puedan propiciar determinadas psicopatologías, si estas relaciones no son adecuadas. De ahí la importancia del apego seguro con la figura que está presente, receptiva a las necesidades del niño/a y que resulta fundamental para un buen desarrollo de sus capacidades psicológicas, cognitivas y sociales (Amorín, 2010).
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