Fomentemos otra perspectiva

Fomentemos otra perspectiva

En una zona alto andina de Perú vivían tres hermanos que pasaban largas horas trabajando en el campo.

Todos los días eran rutinarios; sembraban, cosechaban y comías diversos alimentos ricos en nutrientes por lo que ellos eran hombres robustos e inteligentes.

Tras cosechar una masiva cantidad de alimentos se dieron cuenta que era masiva la producción que había, así que decidieron vender, optar por la comercialización de sus productos en una cercana ciudad donde ellos vivían.

No obstante, uno de ellos quien se encargó de exportar determinados alimentos a la ciudad, se dio cuenta de la gran diferencia con respecto a la caracterología que existía entre lo rural y lo urbano.

Se sintió inferior, se podría decir que se sintió ajeno a la sociedad que había allí.

Andaba malhumorado y decaído a la vez, sus hermanos no entendían el porqué, la razón por la cual su hermano actuara de tal forma.

Aquel hermano era el menor de todos, él decidió ya no ir a entregar los alimentos que ellos vendían en aquel mercado.

Fue entonces que el hermano de en medio fue en su lugar, fue optimista al dirigirse por primera vez a la venta de sus productos para la ciudad. Bueno, también se sentía algo nervioso.

Al llegar, él se sorprendió por la cantidad de personas, por como ellos se vestían y por la gran contaminación que había allí.

Se asustó e intimidó tanto que agradeció a Dios por haber nacido en el campo, en la naturaleza y en la forma de vivir, por ello decidió quedarse en casa y no salir a vender sus alimentos.

Ahora para poder continuar con la comercialización de sus alimentos, solo quedaba el hermano mayor que era audaz y valiente.

Él no se hizo ningún problema y acepto por ir a vender sus productos en el mercado zonal que había allí en la ciudad.

En su primer viaje se sintió algo incómodo, por ir a un lugar en donde según lo contado por sus hermanos a él, era según ellos espantosa o intimidante.

Paradójicamente pese a todo ello, él se sintió como en casa. Siendo el mayor, quizá haya tenido otra perspectiva a comparación de sus hermanos.

Él veía el lado bueno y el lado malo de aquella ciudad, a la hora de vender vio quienes se dirigían a ellos mediante un saludo y con amabilidad, también vio quienes lo miraban con cara de desprecio y superioridad.

Sin embargo, él no se sintió menos por las miradas, es más, estaba totalmente emocionado por su primer día de venta, que fue exitosa por las personas que han adquirido sus alimentos y sintió pena por las personas soberbias, ya que pensaba que su forma de pensar era tan patética que no encontraba la razón por la cual ellas lo miraran de esa forma.

Al finalizar, de vuelta a casa le contó lo sucedido a sus hermanos, sus hermanos comprendieron que lo que hizo su hermano era la actitud ideal.

Hoy en día, podemos apreciar que el indio, indígena, campesino u otra persona que se dedique laboriosamente al campo no es considerada como alguien importante o como debería ser, por ello, tú, que lees esta breve redacción deberías de fomentar un mejor trato o valorización moral hacia ellos ya que son personas imprescindibles para nuestra economía y alimentación; con la finalidad de tener una mejor convivencia social y revalorar el origen de nuestra nación

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