GESTIÓN DEL PATRIMONIO Y SUS PARADIGMAS DE INVESTIGACIÓN CIENTÍFICA
Enviado por patrichenka • 28 de Agosto de 2022 • Ensayo • 8.110 Palabras (33 Páginas) • 50 Visitas
GESTIÓN DEL PATRIMONIO Y SUS PARADIGMAS DE INVESTIGACIÓN CIENTÍFICA
Patricia Gabarrón Sánchez
En el siguiente ensayo se expondrá un acercamiento a la cuestión gestión del patrimonio, empezando por el propio término patrimonio y su ensamble con lo cultural. Se pasará a la evolución del concepto patrimonio, aceptación y ampliación de sus manifestaciones, internacionalmente y en México. Seguidamente se verá cómo a lo largo del tiempo se ha asentado finalmente la idea de paisaje cultural y cómo desde la gestión del patrimonio se debe acometer su análisis, registro e intervención, resaltando la importancia de este hecho en la planificación urbana ya que incide directamente en el desarrollo económico y social del entorno.
PATRIMONIO CULTURAL, SU GESTIÓN Y PROBLEMÁTICA GENERADA A LO LARGO DEL TIEMPO
“El Patrimonio Cultural de un pueblo comprende las obras de sus artistas, arquitectos, músicos, escritores y sabios, así como las creaciones anónimas, surgidas del alma popular, y el conjunto de valores que dan sentido a la vida, es decir, las obras materiales y no materiales que expresan la creatividad de ese pueblo; la lengua, los ritos, las creencias, los lugares y monumentos históricos, la literatura, las obras de arte y los archivos y bibliotecas.”(UNESCO, 1982).
El que México fuera el país que aportara a la UNESCO la postura oficial frente a la definición de cultura no es un hecho casual. México, desde su independencia, comprendió la importancia de la protección y conservación de su patrimonio prehispánico y colonial como referente identitario de su cultura y nación y la idea de patrimonio nacional inalienable. Este enfoque sobre el patrimonio no coincidía exactamente con el de Europa, centrado “en los términos de obra de arte en relación con la restauración y la cultura”, con lo que a cada lado del Atlántico se desarrollarán normativas y actitudes con visiones desiguales. Así pues, desde su constitución como país, México comienza su periplo en conservación tomando el patrimonio histórico-monumental, e incluso el natural, como base fundamental de su cultura. De este hecho resulta la promulgación temprana de leyes proteccionistas y conservadoras del patrimonio cuyos contenidos y conceptos se adelantan en décadas a los discutidos y aceptados más tarde de forma internacional.
De patrimonio a patrimonio cultural, también en México
Con diferentes acepciones se ha ido nombrando a lo largo del tiempo lo que hoy en día denominamos patrimonio cultural en sus distintas vertientes: artístico, monumental, histórico, natural. No es hasta mediados y último cuarto del siglo XX que la UNESCO, institución reconocida internacionalmente, hace oficial denominaciones tales como patrimonio cultural y patrimonio tangible e intangible. Pero ¿cómo ha sido interpretado y, con ello, valorado y conservado (o no) lo que ahora parece indisoluble a la cultura de una sociedad, su patrimonio?
En Occidente, durante la Antigüedad prima el significado del patrimonio como riqueza personal, y el valor económico de los bienes adquiridos y acumulados era su valor fundamental. Durante el periodo helenístico cambia la apreciación de los objetos de otras culturas pasadas, reconociéndoles un valor artístico. Este interés es transferido a los romanos y en ambos casos el patrimonio artístico alcanza por primera vez un carácter social, al exhibirse en lugares adecuados para ello, tanto particulares como públicos. Entonces, al igual que en la actualidad, ese tipo de acciones escondían un gran interés político y ostentación de poderío imperial, cara y cruz de la dotación de la cultura de consumo de masas.
A día de hoy todavía dicha ostentación crea situaciones paradójicas como que ciertas imágenes, a ojos de la cultura occidental, son más representativas de un museo de un país ajeno a ellas que de la propia tierra de la que proceden, como es el caso de vestigios egipcios y sirios en el British Museum. En estos casos el museo, pieza clave en la divulgación de la cultura, mutila la significación social del patrimonio exhibido.
Siguiendo con la evolución del término patrimonio cultural, un paso hacia su expresión actual es el significado histórico que se le otorga a los monumentos durante el Renacimiento, ya con la suficiente distancia temporal respecto a la Antigüedad: los monumentos son testimonios del pasado, permiten conocerlo y verificar lo escrito en documentos antiguos.
El enaltecimiento de la Antigüedad y Época Clásica por el imperialismo romano y la Europa renacentista respectivamente provocó la configuración de una imagen sincrética, en este caso restringidos al amplio mundo grecorromano. Nuevamente hoy en día se repiten las mismas conductas, al igual que antiguamente se explotaba, repetía y exhibía lo que era considerado signo de buen gusto, hoy en día se copia y se explota lo que es considerado signo de fortuna inmediata influyendo así la mercantilización en la configuración final del patrimonio.
El siglo XIX trae una fuerte conciencia nacionalista, sobre todo en los países latinoamericanos que logran su independencia en esa época. Se vuelve al pasado con el anhelo de reencontrar las raíces culturales de la nación. A través de la restauración y exaltación de obras de arte y monumentos del pasado se pretende instaurar valores pretéritos de gran significación para la sociedad y gran efectividad política. La arqueología científica (resalta el antropólogo Manuel Gamio en México) y la ciencia al servicio de la investigación y difusión cultural respaldarán la nueva forma de entender el patrimonio nacional. En este contexto surgen leyes e instituciones a nivel estatal destinadas a la conservación y mantenimiento de los bienes culturales.
En Europa, en un intento de difundir la cultura a la población llana, los gobiernos liberales integraron la gestión de la educación y la cultura como parte de sus políticas sociales, planteamiento que se incrementó tras las dos guerras mundiales con la participación directa de la sociedad y organismos internacionales en su reconstrucción física y moral como sociedad.
Lejos de esta problemática pero en paralelo en su desarrollo y afianzamiento como pueblo, el patrimonio arqueológico y artístico en México también es considerado y gestionado para su conservación y difusión desde el estado. Después de un enorme descuido causado por el pensamiento occidental imperante hacia importantes testimonios de la cultura mexicana se pasó a una decidida toma de conciencia. Adelantándose a Europa en cuarenta años, México presenta en 1914 la Ley sobre Conservación de Monumentos Históricos y Artísticos y Bellezas Naturales, intento fallido pero propulsor de otras leyes proteccionistas, con términos como Patrimonio de la Cultura y Belleza Natural. Más tarde, en 1930 la Ley sobre Protección y Conservación de Monumentos y Bellezas Naturales añade un matiz social al concepto de patrimonio cultural: el interés público (Chanfón, 1988).
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