Ganancia Personal

LA GANACIA PERSONAL Y EL NO TE INVOLUCRES.

La ganancia personal y el no te involucres son el dogma de moda, por ello se busca controlar la opinión pública por medio de propaganda y el control del poder político mediante la hegemonía cultural dando opciones alternas al uso de la dominación. En la dominación se hace uso de la fuerza física mientras que en la hegemonía se busca el consenso; es decir se ponen límites para evitar que la sangre salga a relucir y se encarezca el procedimiento además de que son prácticas nada populares; entonces, con limites, el sector dominante impone a la sociedad un conjunto de formas de ver el mundo como correctas, se acude a las grandes figuras, a los medios de comunicación, para que terminemos pensando cómo se ha querido sin que sepamos por qué pensamos así, de ahí la importancia de controlar el mundo académico, pues nos dirige hacia lo moderno, al desarrollo, al individualismo, a la competencia, en suma a la yatrogénesis social , vivimos una época en la que se nos crean problemas y los expertos tienen las soluciones, miden nuestras capacidades y necesidades pero, ante estas locuras neoprometeicas - efímeras - hay que determinar ¿quién obtiene qué, de quién y por qué?. Hoy tener una opinión formada es repetir la última noticia transmitida y retransmitida por televisión y votar a través de las redes sociales equivale a aprobar a persuasores y a vendedores de más de lo mismo. Iván Illich señalaba: “Los arqueólogos clasificaran las edades de nuestros días, no de acuerdo con hallazgos de vasijas, sino según las modas profesionales, reflejadas en las tendencias de estilo de las últimas publicaciones de la ONU.”

Básicamente se concibe al sometimiento como “natural”, neutralizando nuestra acción con la simple discusión; en el campo jurídico por ejemplo, bajo el pretexto del narcotráfico y el terrorismo se invaden naciones, se interviene en luchas de supuesta liberación de pueblos, se intervienen las telecomunicaciones por aparente seguridad pública y nacional, incluso las personas y sus acciones pasan legalmente de ser “terroristas” a “impulsores de la democracia” y viceversa, ocultando la inmoral dominación legitimada por aquellos predicadores del derecho, simples porta voces del mercado legislador que ni siquiera participamos en la creación de los ordenamientos sino que, simplemente nos limitamos a aplicarlos del modo en que nos lo indican mediante derecho adjetivo o en su defecto, tal y como nos lo ordene un juez en apego a sus interpretaciones mostrando en algunos casos lo ilegal como legal.

El abogado hegemonizado, anda por el mundo haciendo gala de su inmensa capacidad memorística sobre tal o cual ordenamiento pero no denuncia su ilegalidad, no contra ataca esas normas jurídicas vagas y abiertas con pluralismo de significados y gracias a nuestra inacción legitimamos cantidades de cuerpos jurídicos enteros, en los cuales lo

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