Guerra Del Chacy
Enviado por TsunaTheRipper • 29 de Septiembre de 2014 • 14.225 Palabras (57 Páginas) • 219 Visitas
I - DESCUBRIENDO LA PENETRACIÓN BOLIVIANA
Durante el gobierno provisorio del Dr. Eligio Ayala se dio término a la revolución de los años 1922-23, concluida la cual se planteó la cuestión de la candidatura presidencial para el periodo constitucional de agosto de 1924 a agosto de 1928.
Habiendo sido declarado el Dr. Eligio Ayala candidato por el Partido Liberal, éste presentó renuncia a su cargo ante el Congreso Nacional el día 6 de marzo de 1924. Eran los tiempos de la Constitución de 1870 por la cual el Presidente de la República no podía ser reelecto por dos períodos consecutivos, aunque sí en períodos alternos.
En sesión del Directorio del Partido Liberal efectuada el martes 11 de marzo del mismo año, se designó por unanimidad al Dr. Luis Alberto Riart, entonces Ministro de Hacienda, candidato para la Presidencia provisoria de la República. El Dr. Riart era una personalidad política madura y de reconocidos méritos dentro de su partido.
El 17 de marzo, fecha del décimo tercer aniversario del asesinato del Dr. Adolfo Riquelme, a las 9:30 se reunió el Congreso en Sesión Extraordinaria de acuerdo al Decreto de Convocatoria del Poder Ejecutivo del día 13, para la consideración previa de la renuncia del Presidente Provisorio Dr. Eligio Ayala y la designación de quien debería completar el período. La candidatura del Dr. Luis Riart fue aprobada por unanimidad.
Durante su presidencia se pudieron constatar dos hechos muy importantes que afectaban nuestra soberanía, uno de ellos ya sospechado anteriormente.
El primero, que pobladores de la incipiente Clorinda mientras se agitaba el problema de límites en el Pilcomayo, aprovechando la revolución paraguaya habían realizado una excavación que comunicaba aquel curso con el riacho Negro, pocos kilómetros aguas arriba de Puerto Elsa, en un sitio en que ambas corrientes tenían una separación de escasos cientos de metros al que se denominó "El Reventón". Con ello se provocó un desvío de las aguas del Pilcomayo hacia el norte, que ya no desembocaría frente a Yukyry al sur de Lambaré sino frente al Puerto de Asunción. Se superó la situación ubicando un pequeño destacamento de Marina en Puerto Elsa, con el que se aseguraba nuestra soberanía.
El segundo más grave, la penetración profunda del ejército boliviano al este de la línea del statu quo establecido por el tratado Soler-Pinilla de 1907 y ratificado por los protocolos Ayala-Mujía del 5 de abril de 1913, Moreno-Mujía del 19 de julio de 1915, Moreno-Mujía del 15 de junio de 1917 y Moreno-Mujía del 28 de junio de 1918. Este último, prorrogaba la vigencia del statu quo hasta el día de la definición de alguna de las proposiciones de arreglo directo y en el caso de que esto no fuera posible establecía que, se debía declarar en un protocolo el último plazo dentro del cual tenía que convenirse el arbitraje.
Entre 1904 y 1909 los bolivianos habían fundado sobre el Pilcomayo tres fortines: Villa Montes, Guachalla y Ballivián, todos al oeste del meridiano 62º O de Greenwich. El punto más avanzado era Linares, unos 20 kilómetros al este del meridiano 62º 0 y aproximadamente a la altura del meridiano 61º 45' frente al puerto argentino Cabo Irigoyen.
Al parecer entre 1907 y 1913 Bolivia había establecido dos fortines más: Magariños y Esteros. Magariños a diez kilómetros al Norte del Pilcomayo y al este del meridiano 61º 20' frente al fortín argentino Palmar y Chorotes, y Esteros sobre el meridiano 61º frente al fortín argentino Pájaros y Puerto Media Serna; al parecer este fortín fue abandonado tras el primer intento y refundado hacia 1923.
Estas informaciones fueron ampliamente confirmadas por comisionados paraguayos enviados a través del territorio argentino de Formosa, los cuales además recogieron noticias sobre la presencia de otros fortines hacia el norte en el interior del Chaco.
Esto convenció definitivamente al Dr. Riart de las intenciones de Bolivia de realizar su penetración militar en el Chaco lo más profundamente posible. Ante la carencia de noticias suficientes, aquella nación provocaría finalmente la guerra creando situaciones de hecho que, dado el estado lamentable de nuestro ejército desquiciado por la revolución de los años 1922-23, nuestra obsolescencia en cuanto a organización y armamentos y nuestra situación de país pobre en lenta recuperación luego de la hecatombe del 65-70, nos ponía en una situación de presa fácil.
Todo esto constituyó una preocupación casi obsesiva para el Dr. Riart y aun cuando su mandato era provisorio y breve, consideró que cada minuto que se ganara contribuiría a mejorar nuestras perspectivas para el futuro.
Fue así que, aunque abocado a la empeñosa tarea de realizar elecciones nacionales debió a su vez atender otros asuntos prioritarios de su gestión. En primer lugar rehacer la organización administrativa, ya que la mitad de los funcionarios públicos, sobre todo de la campaña, en todos los órdenes, se habían acoplado a la revolución o abandonado sus cargos. Además reencauzar la economía. También se dispuso a echar las bases, al menos teóricas, de la organización militar para la defensa, a cuyo efecto el 9 de abril realizó una reunión del Consejo de Ministros en la que expuso detalladamente las informaciones recogidas y el 14 de julio efectuó otra reunión del gabinete en su domicilio particular. En esta última expresó a sus colaboradores su preocupación, refirió los hechos y pidió que le expresaran su punto de vista respecto a la conducta boliviana y medidas que se deberían tomar para situar al país en condiciones defensivas.
Reunidas las opiniones de los Sres. Ministros del Interior, Don Belisario Rivarola; de Relaciones Exteriores, Don Rogelio Ibarra; de Hacienda, Don J. Eliseo Da Rosa; de Justicia, Culto e Instrucción Pública, Don Lisandro Díaz León y de Guerra y Marina, Cnel. Manlio Schenoni L., de esta reunión se labró un acta que se transcribe en la versión taquigráfica del 24. V. 1927.
Convocó el 30 de julio, siempre en su domicilio particular y bajo la más absoluta reserva al Ministro de Guerra, al Inspector General del Ejército Gral. Patricio Escobar y al Coronel Manuel Rojas, a quienes en la oportunidad les comunicó con inquietud las informaciones recibidas y los puso al tanto de las gestiones diplomáticas, enfatizando la posición legalista y pacifista de nuestra cancillería. Expresó asimismo que la preocupación sobre la deficiente preparación militar que requería una rápida reorganización no era solamente suya sino de todo el gabinete. En posesión de estas informaciones estrictamente secretas pidió a cada uno de ellos que elaborara un plan de reorganización del ejército permanente, formulara las bases para una movilización ordenada y consignase el armamento
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