Haiti, Una Mirada Desde Solidaridad Internacional

Solidaridad Internacional en Haití: el caso de la ciudad de Jacmel.

Solidaridad Internacional es una ONG de Desarrollo, por lo que sólo interviene en situaciones de emergencia cuando ocurre una catástrofe en alguno de los países donde ya trabaja y cuenta con personal, estructura y, sobre todo, con redes locales articuladas. Éste ha sido el caso del terremoto ocurrido en Haití en enero de este año.

Para contribuir a un desarrollo sostenible en los diversos países donde trabajamos, Solidaridad Internacional tiene como norma que todas las intervenciones sean fruto de propuestas locales, que partan de la propia sociedad civil organizada de ese país. Esto no puede ser diferente en el caso de una emergencia.

El contexto de emergencia, rehabilitación y reconstrucción de un país debe ser una oportunidad también para sentar las bases para un desarrollo autóctono y sostenible. El hecho de incorporar a los actores locales en el reparto y coordinación de la ayuda durante una emergencia contribuye en varios aspectos al desarrollo: sirve para empoderar y fortalecer a la sociedad civil, por una parte, y al Estado, por otra, que debe verse legitimado ante su ciudadanía como proveedor de servicios y de respuestas en caso de desastre.

Mas aún, sin restarle méritos a la ayuda humanitaria pura, necesaria en una situación de colapso estructural y económico de todo un país, si ésta se basa en un criterio de eficiencia, debe coordinarse con los actores locales de un país, tanto gubernamentales como de sociedad civil, que conocen el contexto y las necesidades mejor que cualquier actor recién llegado, garantizando por ello un mejor acceso a la población damnificada. En el caso de Haití, si las organizaciones e instituciones humanitarias, bienintencionadas o no, asumen unilateralmente la respuesta humanitaria sin contar con las prioridades detectadas por el Gobierno, las organizaciones y redes de la sociedad civil,

se corre el riesgo de que sus actuaciones y la inversión de recursos sirvan mejor a otros intereses (políticos, estratégicos, económicos) diferentes a los del pueblo haitiano damnificado.

Al contrario de lo que titularon algunos medios tras el terremoto, Haití sigue existiendo, y su sociedad civil también. Solidaridad Internacional trabaja desde 2006 en el Sudeste del país, en el apoyo a la producción, transformación y comercialización de productos agropecuarios, así como en el fortalecimiento de las organizaciones de la sociedad civil y de las municipalidades, con el objetivo de contribuir a alcanzar la soberanía alimentaria. Lo hace en asociación con organizaciones haitianas como CROSE (Coordinadora Regional de Asociaciones del Sudeste), ABCAB (Asociación de Bancos Comunales de Belle Anse) o ATEPASE (Asociación de Técnicos para la Promoción de la Agricultura y la Protección del Medio ambiente del Sudeste), con quienes comparte la visión de cómo se debe trabajar en procesos de desarrollo.

La relación de confianza entre Solidaridad Internacional y sus socias posibilitó el apoyo a la ejemplar respuesta que éstas ofrecieron tras el terremoto, principalmente en la ciudad de Jacmel (capital del departamento Sudeste). Jacmel se vio seriamente afectada por el seísmo, y contabilizó cuantiosos daños humanos

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