Historia de los pueblos.
Enviado por luigiadamo • 19 de Agosto de 2016 • Ensayo • 869 Palabras (4 Páginas) • 313 Visitas
José Gaspar nació en España en 1756.
Un niño problema que a sus doce años, raptó a una jovencita para pedir rescate por ella.
Lo apresaron y el día de su juicio el juez le dio a escoger entre ir a prisión y entrar en la academia naval.
Ya en la academia, Gaspar se distinguió por su inteligencia y habilidad para las armas, se convirtió en un hombre culto y galante pero también muy inteligente y bravo.
Siendo de marino, peleó con gran valor contra los piratas de Trípoli, en el mar Mediterráneo.
Ya siendo capitán, su fama como el azote de piratas se extendió por todo el Caribe en el océano atlántico, capturando a muchos y llevándolos a ahorcar a la Habana Cuba.
De esa manera llegó a ser el almirante de la flota española del atlántico…..
Pero dicen en mi rancho que la chiva tira al monte.
María Luisa, nuera de Carlos tercero, se enamoró locamente del almirante.
Él la rechazó quizás pensando en lo peligroso que sería tener una relación con la esposa de uno de los hijos del rey.
Marilú despechada convenció al primer ministro de acusarlo de robo a la corona española.
Gaspar al enterarse que lo iban a arrestar huyó odiado y despreciado.
Decepcionado de la Madre Patria pero movido por una desaforada ambición, convenció a su tripulación de acompañarlo en su destino ordenando la muerte de los que se negaron a ser cómplices del motín.
Asi fue como José Gaspar se convirtió en el famosísimo pirata Gasparilla azote de la Florida último de los bucaneros.
En una de sus correrías Gasparilla capturó a Josefa, hija del Virrey de México.
Era una muchacha tan bonita, fina y delicada que Gasparilla desde el instante que la vio quedó irremediablemente enamorado de ella.
La llenó de regalos y promesas, le ofreció el tesoro pirata más preciado: una isla en medio de un archipiélago de coral frente a la costa de la Florida solo para ella sembrada de cocoteros, magnolias, aloe, naranjo silvestre y palmitos. Llena de osos negros, ciervos de cola, blanca, zorros grises, gatos salvajes, panteras, caimanes, serpientes, garcetas, flamencos, 700 especies de peces, manatíes, pelícanos, garzas y millares de pájaros, con la promesa de un clima deliciosamente cálido todo el año, con amaneceres y atardeceres espectaculares e inolvidables y playas limpísimas, un paraíso solo para ellos.
La Florida sedujo en aquellos tiempos lejanos a Josefa y a Gasparilla, y seduce también en la actualidad a millares de personas a migrar a ese paraíso de clima perfecto, flora y fauna exuberante y de una modernidad rutilante.
La Florida sedujo a Lori Verschoor Estes, amiga de mi esposa, una muchacha de Hoosick Falls, un pueblito del norteño Nueva York.
En aquellos tiempos, Lori tenía ya veinte años siendo madre soltera y su hija recién se había ido a estudiar la universidad.
Vivía en una casa preciosa, en el campo, pero año con año, el frío la hacía menos feliz.
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