Impacto Del Aumento Del Salario mínimo En Puerto Rico

Análisis Crítico

Impacto del aumento del salario mínimo en Puerto Rico

Tras más de cinco años de recesión y una recuperación lenta, el presidente de los Estados Unidos, Barack Obama, envió un potente discurso de que él piensa que la economía de Estados Unidos se encuentra ahora en condiciones mucho mejores, lo suficientemente bueno por lo menos, para proporcionar aumentos salariales a los trabajadores. En enero de este año, Obama anunció su intención de aumentar el salario mínimo federal, a partir del año 2015 de forma escalonada, con el propósito de reducir o eliminar la desigualdad económica existente en la clase media. En Puerto Rico, en el año 1998, se aprobó la Ley 180, que favoreció aumentar automáticamente cualquier aumento al salario mínimo que hiciera el Gobierno federal.

Lo cierto es que un salario de $7.25 por hora no responde a la realidad económica que vive Puerto Rico en la actualidad, y resulta insuficiente especialmente para las familias, lo que a su vez resulta en un aumento en la dependencia y las ayudas sociales que ofrece el Gobierno. A su vez, la realidad económica actual de las empresas, específicamente aquellas que son pequeñas y medianas, enfrentan altos gastos operacionales en Puerto Rico. Cuando se habla de aumentar el salario mínimo, el debate se genera a partir de los impactos posibles, tanto positivos y negativos que conllevaría su implantación.

Este debate se divide en lo que significa aumentar la calidad de vida del trabajador, lo cual es hacerle justicia en medio de una vorágine económica que cada día es más difícil de sobrellevar con los altos costos de vida a la que nos enfrentamos. Por el otro lado, están las empresas y analistas económicos, que plantean que un aumento salarial podría provocar despidos, reducciones de horas de los trabajadores, entre otras medidas, ya que elevaría los costos de operación de las empresas, quienes ya se enfrentan a los altos costos de mantener sus negocios, lo que podría representar un impacto negativo en la economía, aumentando la difícil situación económica del país y creando la pérdida de empleos.

Sin embargo, un aumento en el salario mínimo debe ir acompañado de incentivos económicos a las empresas y la voluntad de crear medidas fiscales que creen las condiciones económicas para que las empresas puedan pagar el aumento sin que les sea adverso.

Los opositores ya se están preparando para la lucha. Siempre que se anuncia la intención de aumentar el salario mínimo, se genera el debate sobre la necesidad del aumento, sus posibles impactos en la economía, y las ventajas y desventajas de su implantación. Unos señalan que cualquier aumento mejorará la calidad de vida de los trabajadores. Otros señalan, como el Centro Unido de Detallistas, que eleva demasiado los costos de operación a las empresas, especialmente a las pequeñas y medianas, provocando despidos, reducción de jornada, etc., en detrimento de la economía que ya se encuentra afectada. Ellos argumentan que el salario mínimo federal es inflacionario y representa una intervención gubernamental innecesaria en el mercado laboral.

También, aquellos que se encuentran en contra de la medida de aumentar el salario mínimo, indican que otra consecuencia negativa es que el precio de los bienes y productos aumentaría. A pesar de esta posición, algunos economistas apuntan a estudios que muestran que un mayor salario mínimo hace poco para lastimar la creación de empleo. En cambio, estos economistas sostienen que un salario más alto reduce la desigualdad de ingresos y pone más dinero en manos de los consumidores que pueden gastarlo. Por lo tanto, si tomamos de ejemplo para este argumento, que un dueño de una pizzería podría tener que gastar más en su nómina bajo nueva legislación sobre el salario, también puede ver un aumento en los ingresos, ya que los clientes se encuentran disfrutando un salario más alto, por lo que el consumidor puede gastar más.

En esta encrucijada, cada lado tiene argumentos válidos que defienden sus posiciones, pero el aumento al salario mínimo es una medida de justicia social para la clase trabajadora, y es responsabilidad del Gobierno tomar las medidas necesarias para poder hacer realidad esta importante medida, y poner acción en la palabra. La clase trabajadora está estrangulada, y también es cierto que el Gobierno

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