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Importancia Del Entorno Social Y Cultural En El Desarrollo De Los Niños


Enviado por   •  12 de Marzo de 2014  •  2.389 Palabras (10 Páginas)  •  570 Visitas

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Importancia del entorno social y cultural en el desarrollo de los niños

El desarrollo del niño, que comprende la incorporación de una cultura mediante la inducción llevada a cabo por los miembros más capaces, es inseparable de las circunstancias culturales en las que el niño está inmerso (Cole, 1984) y del contexto donde se ubica. Así, la sociedad proporciona diferentes contextos, con distintos tipos de experiencias, que van a condicionar el desarrollo de los nuevos miembros de la sociedad (Lacasa y Herranz, 1989), estando relacionados con los valores de la cultura del contexto social (Lacasa, 1989). Las dimensiones sociales del contexto están determinadas por quienes participan en una situación y por lo que hacen (el qué, el cuándo y el dónde), por las relaciones establecidas entre los objetos y las personas y entre las personas.

Vygotski (1986) enfatiza que el desarrollo no puede ser concebido como una característica del individuo independiente del contexto en el que éste piensa y actúa; por el contrario, se ve determinado por el entorno sociocultural a dos niveles: por una parte, la interacción social proporciona al niño información y herramientas útiles para desenvolverse en el mundo; por otra parte, el contexto histórico y sociocultural controla el proceso a través del cual los miembros de un grupo social acceden a unas herramientas u otras.

Son cuatro los factores de acuerdo a los cuales la cultura condiciona el desarrollo del niño:

1. La cultura organiza la presencia o ausencia de entornos problemáticos básicos a los que el niño ha de enfrentarse y que están incorporados a las prácticas culturales.

2. La frecuencia con la que los niños realizan ciertas actividades, que se consideran básicas en un grupo social, están culturalmente organizadas.

3. La cultura determina también las pautas de acuerdo con las cuales ciertos sucesos se presentan conjuntamente.

4. La cultura regula el nivel de dificultad de las tareas que han de realizarse en un determinado contexto.

1. El proceso de socialización

El niño, en principio, desconoce las pautas culturales, son los adultos los que incorporan a los nuevos miembros a la cultura de su entorno a través del proceso de socialización, consistente en la adquisición de los hábitos, las normas y los valores característicos de la cultura donde debe insertarse el individuo, con el objetivo de conseguir la adaptación social. Esta transmisión se produce a través de procesos de interacción.

Definimos la socialización como “un proceso de interacción entre la sociedad y el individuo, por el que se interiorizan las pautas, costumbres y valores compartidos por la mayoría de los miembros de la comunidad, se integra la persona en el grupo, se aprende a conducirse socialmente, se adapta el hombre a las instituciones, se abre a los demás, convive con ellos y recibe la influencia de la cultura, de modo que se afirma el desarrollo de la personalidad” (Fermoso, 1994, 172). Podemos afirmar, de acuerdo con Ovejero (2003, 19) que “más que seres biológicos somos seres culturales; no es el instinto el que nos marca los caminos a seguir, sino la educación”.

Y es que el instrumento para insertar al individuo en la cultura es la educación. Por eso siempre se ha pensado que la educación es necesaria para la vida humana, para formar en el individuo aquello que le hace falta para vivir con plenitud y eficacia. Pero existe también otra dirección, la educación también es necesaria para la sociedad, para mantener el orden establecido y asegurarse su supervivencia. Sin olvidar, que una correcta socialización pasa también por el desarrollo de un espíritu crítico con las normas y valores impuestos, tratando de transformar los que no sean válidos, con el objetivo de “resistirse a aceptar lo inaceptable” (Quintana, 1988, 102). Esta idea refleja el concepto de educación de Freire (1971) que la concibe como comprensión de la realidad desde un conocimiento crítico. Martín Baró (1986) reafirma el concepto de socialización como proceso favorecedor de la transformación social y del progreso de los individuos y de los pueblos. Existe pues, como afirma Moscovici (2000), una paradoja en las instituciones educativas, ya que tienen como finalidad la transformación, a la vez que el mantenimiento de la tradición.

Vista desde esta perspectiva, la educación es básicamente socializadora, en cuanto que su objetivo es la incorporación progresiva del individuo a la sociedad. Y debemos entender, también, que se extiende a lo largo de toda la vida siendo múltiples los agentes socializadores que pueden influir en ese proceso. En este sentido, Yubero (2002, 23) afirma: “... cada una de las personas con que interactuamos en nuestra vida es un agente socializador; alguien que posee la capacidad de influir en nuestro comportamiento”.

Trilla (1993), en función de la intencionalidad del agente educativo y del carácter del proceso, diferencia tres categorías educativas: educación formal, educación no formal y educación informal. La educación formal es la que se realiza bajo un sistema normativo y con procesos intencionados orientados a la consecución de títulos; la educación no formal está sistematizada pero se realiza fuera de las instituciones escolares; y educación informal se denomina a la que no tiene definido el marco educativo, siendo en los sectores no formales e informales donde la educación social adquiere una especial relevancia. No obstante, acudir a esta taxonomía no significa que segmentemos la educación en realidades separadas, la educación es sólo una: “educación en la sociedad y a través de la sociedad” (Petrus, 2003, 65).

Petrus (1998) estructura el proceso de socialización en tres etapas:

1. Socialización primaria, supone el inicio de la socialización, tiene lugar en la familia y en la escuela; ésta última completa y amplia la socialización como principio de la intervención educativa.

2. Socialización secundaria, es la prolongación de la primera etapa, finaliza y corrige el proceso fortaleciendo las normas y hábitos adquiridos en la familia y en la escuela, representando valores sociales específicos del marco cultural. Tiene lugar en los grupos de amistad, asociaciones, instituciones no escolares y medios de comunicación.

3. Socialización terciaria, que se produce con el desplazamiento de cultura o con el proceso de reinserción ante individuos mal socializados, con el objetivo de conseguir una adecuada integración social. Ya que uno de los mayores problemas que tiene que enfrentar un grupo es que los nuevos miembros adquieran las conductas apropiadas para la consecución de la conformidad social (Morales y Huici, 2000).

De esta manera, la socialización implica un concepto de educación

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