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Introducción ¿De qué se trata la materia?


Enviado por   •  23 de Junio de 2019  •  Monografía  •  7.341 Palabras (30 Páginas)  •  131 Visitas

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Introducción
¿De qué se trata la materia?

        “El estudio sistemático de las relaciones entre el individuo, la sociedad y la cultura, es el progreso más reciente que ha logrado el hombre en el viejo esfuerzo de entenderse a si mismo. Este estudio versa sobre el punto de contacto de tres antiguas disciplinas científicas, a saber: la psicología, la sociología y la antropología”. (Linton, 1945)        
La antropología, a diferencia de otras Ciencias Sociales, estudia a la humanidad desde múltiples perspectivas a través de sus diversas corrientes.

Esta materia, en particular, nos introduce en el conocimiento de autores inscritos en la corriente del particularismo histórico/culturalismo, que dejaron su impronta en el aprendizaje del desarrollo de las distintas pautas de culturas. Franz Boas fue quien impulsó una perspectiva distinta a la hegemónica dentro de la Antropología. Preparó a discípulos, entre ellos mujeres, siendo las más destacadas Margaret Mead y Ruth Benedict; su condición de mujeres les permitía llegar a informantes mujeres, información que los hombres no podrían conseguir.
La disciplina antropológica, al expandir su nivel de conocimientos -ya no avocada a las “sociedades simples o primitivas” en tanto “otro” sino también al estudio de la propia cultura- entró en una dinámica de complejidad en la cual la disciplina autónomamente ya no podría dar cuenta de aquella, por lo que recurren a disciplinas hermanas de las ciencias sociales, como la psicología y sociología.

        A través de este trabajo, desarrollaremos brevemente los postulados generales de estos autores y los relacionaremos con autores contemporáneos (Bourdieu y Giddens) cuyos conceptos y categorías encontramos articulables entre sí, autores que se proponen superar la dicotomía sujeto/estructura, tratando de establecer un puente que permita analizar al agente como transformador de la estructura y no como actor pasivo.  
Comenzaremos por situar las categorías y conceptos de Bourdieu  y Giddens con las de sus predecesores teóricos, la escuela culturalista. Estableceremos relaciones de similitudes y diferencias entre teoría sociológica y teoría antropológica.


RELACIONES ENTRE PARTICULARISMO HISTÓRICO-CULTURAL EN ANTROPOLOGÍA Y LA SOCIOLOGÍA DE BOURDIEU Y GIDDENS

1. ALGUNOS PLANTEOS DE PIERRE BOURDIEU (1930 - 2002)
Para poder articular las categorías de Bourdieu sintéticamente -debido a que el autor continuamente expone y extiende el contenido de las categorías en sí- propusimos comenzar dando un ejemplo particular para poder situarlas en una escena cotidiana y volverlas transmisibles en menos palabras que él. Como ejemplo tomaremos la universidad.
La universidad es una institución educativa cuya jerarquía es mayor en nuestro sistema educativo. Esta institución podría ejemplicar la definición de
campo. El campo es ante todo un espacio de lucha. Comprende reglas establecidas, bajo las cuales se participa o no. Es un espacio de conflicto y competición (ver Bourdieu/Kroeber sobre la moda), históricamente maleable, integrado por un conjunto de relaciones objetivas históricas, sujetas entre posiciones ancladas en ciertas formas de poder o capital. La función de la universidad es entre otras cosas la formación de profesionales; para esto, se recurre a una práctica recurrente que es la evaluación.
Una forma de evaluar, es a través de un examen oral. Un examen oral es una instancia evaluativa donde se legitima el saber incorporado de un estudiante ante un docente, dentro de la institución. El examen es en este ejemplo lo que Bourdieu llama
práctica. Las prácticas pueden tener principios distintos de las causas mecánicas o de expansión; las prácticas conforman una economía, es decir no están bajo la regulación de la economía como se entiende a todo aquello destinado a circular el capital económico, sino que son una situación de administración. Persiguen una lógica razonable, sin ser el producto de un propósito razonado, y menos aun de un cálculo consciente.
En un examen, el cuerpo estudiantil y el cuerpo docente (los
agentes) disputan la trayectoria dentro de la institución, donde el transcurso se completa a medida que las instancias de examen son superadas. Para esto, es necesario un manejo del contenido de cada materia, siendo el contenido lo que Bourdieu llamaría capital cultural.

Para definir al capital, Bourdieu propone antes la existencia de una “ciencia de la economía de las prácticas”, para la cual resulta indispensable comprender el capital. Para esto, comienza por subdividir el capital en tres formas que se relacionan entre sí: el
económico, el cultural y el social. A estas hay que añadir el capital simbólico, que es una modalidad adoptada por una u otras formas para su representación simbólica en una relación de conocimiento, o de reconocimiento y desconocimiento. La forma dependerá del campo donde se emplee, así como de los costes de transformación, que constituyen una condición previa para su aparición efectiva.

El capital económico es directa e inmediatamente convertible en dinero, y es especial para su institucionalización en forma de derechos propietarios.
El capital social es un capital de “obligaciones y relaciones” sociales, igualmente convertible en capital social y especial para institucionalizarse bajo títulos nobiliarios. Podemos introducir aquí, el ejemplo de la Duquesa de Alba.
El capital cultural puede convertirse bajo ciertas condiciones en capital económico, y es especial para su institucionalización en forma de títulos académicos. Puede existir en tres formas: el objetivado, el institucionalizado y el interiorizado.
Por capital cultural objetivado se entiende aquel soporte físico que habilita a la transferencia material de capital cultural. Este soporte posee una serie de propiedades que sólo son determinables en relación con el capital cultural incorporado. Los bienes culturales pueden ser apropiados materialmente a través de un capital económico, o simbólicamente a través de un capital cultural.
El capital cultural institucionalizado presenta las mismas barreras que el incorporado en el sentido de que es individual. La forma en que ésta barrera se supera es a través de títulos y lo que éstos habilitan dentro de una sociedad regida por instituciones.

El capital cultural incorporado, no necesita una habilitación institucional, en tanto es el propio cuerpo el portado de dicho capital y el que lo legitima. Es  una posesión que se ha convertido en parte integrante de la persona, en habitus. Del tener ha surgido el ser: al haberse incorporado, no puede ser trasmitido instantáneamente mediante donación, herencia, compraventa o intercambios.
Es decir, que bajo la instancia de un examen, a través de la institución universitaria se busca forjar un habitus en el estudiantado, el cual dependerá de la profesión correspondiente -su campo- legitimado con la representación del capital cultural incorporado
transformado en capital cultural institucionalizado -el título-.
La relación entre habitus y campo es ante todo una relación de condicionamiento.
El campo estructura el habitus, que es producto de la incorporación de la necesidad inmanente de este campo, o de un conjunto de campos más o menos concordantes; las discordancias pueden ser el origen de habitus divididos, incluso desgarrados. Pero también es una relación de conocimiento o construcción cognoscitiva: el habitus contribuye a constituir el campo como mundo significante, dotado de sentido y de valía donde vale la pena desplegar las propias energías. Es un sistema perdurable y trasladable de esquemas de percepción, apreciación y acción que resulta de la institución de lo social en el cuerpo: el habitus como encarnación de lo social.
Bourdieu cita a Weber para introducir una observación sobre la ley, en la que dice que los agentes sociales obedecen una regla sólo en la medida en que su interés por seguirla supera su interés por ignorarla. En este sentido, afirma que más que describir las reglas, hay que preguntarse sobre aquello que las hace aceptables y operativas. Prefiere usar el término “illusio” antes que interés debido a que siempre se refiere a campos históricamente delimitados: no todos los intereses son “pertinentes” en determinado campo, en parte porque cada campo existe a partir de una determinada illusio. La noción de interés no sólo se opone al desinterés sino a la indiferencia. La indiferencia, como estado axiológico en el que se es consciente de la inconsciencia de lo que está puesto en juego, es homologable al término
ataraxia: en este sentido, la illusio es lo contrario a la ataraxia, es estar inmerso en las reglas del juego y aceptarlas como tal.  

La instancia evaluativa universitaria, entonces, es un campo históricamente delimitado, en donde se ponen en juego capitales culturales y sociales, en un conflicto entre dos tipos de illusio: siendo uno el de aprobar, y otro el de examinar, ambos con un fin de  capital económico como soporte.

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