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LA CIUDAD DEL VATICANO


Enviado por   •  25 de Junio de 2012  •  Informe  •  6.855 Palabras (28 Páginas)  •  652 Visitas

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LA CIUDAD DEL VATICANO

La Ciudad del Vaticano es el estado soberano más pequeño de la tierra,

con 44 hectáreas de terreno situado en la orilla derecha del Tíber,

rodeado por una muralla medieval, y unos 900 ciudadanos, cuyo máximo

mandatario es el Papa, que es además obispo de Roma. Se da la

paradoja que el jefe de este minúsculo Estado es además el jefe

espiritual de más de 900 millones de personas en todo el mundo, que lo

reconocen como Pontífice Máximo.

Estado Vaticano y la Santa Sede, términos que en muchas

ocasiones se citan como sinónimos pero no lo son. Según el jesuita

Giovanni Caprile, "La Ciudad del Vaticano es el territorio, mientras que la

Santa Sede es la entidad moral que ocupa el Estado".

El Vaticano nace como Estado tras los acuerdos de Letrán, firmados el

11 de febrero de 1929, con los que se ponía fin a las diferencias entre el

estado Italiano y el Papa, tras la desaparición de los Estados Pontificios y

el nacimiento del Estado italiano. Con los citados acuerdos se puso fin a

la denominada "Cuestión Romana".

NACIMIENTO DEL ESTADO VATICANO.

El Estado Vaticano es reciente, tiene menos de ochenta años, sin

embargo el poder y la influencia política de la Iglesia es mucho más

antigua, se remonta a la aparición de los Estados Pontificios, ejemplo

del poder de los Papas. Fue en el 756 cuando los Papas dejaron de ser

sólo Pontífices de la Iglesia Católica, Apostólica y Romana y se

convirtieron también en jefes de Estado. hasta que En el siglo XVI las propiedades papales se extendían a casi media Italia: ducado de Roma, provincias de Bolonia,

Fenara, Perusa, Sabina, la Romagna, Urbino, los ducados de Benevento,

Pontecorvi, Castro y el condado de Avignon en Francia, que componían

los denominados Estados Pontificios, cuyo soberano absoluto era el

Papa.

El 20 de septiembre de 1870 las tropas de Garibaldi entraron en Roma

por la Puerta Pía, con lo que desaparecía el último reducto de los

Estados Pontificios, que así dejaban de existir. El Papa Pío IX se vió

obligado a acatar la llamada "Ley de garantías", que regulaba las

relaciones entre el Estado italiano y la Santa Sede, aunque el Pontífice lo

consideró una usurpación, con lo que se iniciaba un conflicto entre

ambos poderes que duraría 59 años, hasta que en 1929 se firmaron los

Acuerdos de Letrán entre el papa Pío XI y Mussolini como Primer Ministro

del gobierno del rey Victor Manuel III. Con este pacto se resolvía la

denominada "Cuestión romana".

La Ciudad-Estado del Vaticano comprende la Basílica de San

Pedro y las dependencias adyacentes, una propiedad algo mayor en

Castelgandolfo y algunos edificios extraterritoriales en Roma.

Una cláusula del tratado obligaba al estado italiano a dotar al nuevo

estado de todos los servicios públicos: ferrocarril, correos, telégrafos y

teléfono. La Santa Sede recibió a título de compensación un capital en

metálico de 750 millones de liras, más otros mil millones en papel del

Estado. La actual Constitución de la República italiana, proclamada en

1946, ha incluido como una ley fundamental los citados acuerdos.

La vinculación de los Papas a Roma se remonta a finales del siglo XIII,

aunque no tenían la costumbre de residir en el Vaticano, sino en el

palacio lateranense, hasta que el Papa Simaco fue expulsado por el

antipapa Laurentius y se tuvo que construir un anexo junto a la Basílica

de San Pedro.

El ordenamiento judicial de la Ciudad del Vaticano consta de cuatro

niveles: un juez único, un juez de primera instancia, una "Corte de

apelación" o tribunal de segunda instancia y una "Corte de Casación" o

Tribunal Supremo.

El gobierno vaticano concierne únicamente a unas 900 personas que

habitan en la ciudad, entre cardenales, prelados, diplomáticos,

funcionarios y la guardia, un colectivo cuya tasa de natalida es cero,

debido al celibato de la inmensa mayoría de ellos. De éstos, 438 son

súbditos del Papa y unos 400 residen dentro del Vaticano pero no tien la

ciudadanía. Esta se adquiere únicamente por concesión papal,

generalmente ligada al desempeño de un cargo. Los pocos nacidos

dentro de la mini ciudad, pierden automáticamente su nacionalidad al

cumplir los 28 años. Así mismo, tampoco aumenta el cementerio, ya que

sólo los Papas son enterrados entre los muros del vaticano.

De todas estas instituciones y organismos, el más conocido es la

Guardia Suiza, que custodia los edificios de la Ciudad del Vaticano y

asiste a todas las ceremonias pontificias.

LA SANTA SEDE EN LAS ORGANIZACIONES INTERNACIONALES

La presencia de la Iglesia en los organismos internacionales goza de un reconocimiento universal

Cuando un cardenal tomó la palabra ante la Asamblea General de Naciones Unidas el último mes de septiembre, con motivo de la Cumbre del Milenio, nadie se extrañó. La intervención del Card. Sodano, Secretario de Estado de la Santa Sede, en medio de jefes de Estado y de Gobierno, se consideraba como algo natural. Sin embargo, en aquellos momentos coleaban aún los últimos ramalazos de una poderosa campaña levantada por ONGs feministas radicales y abortistas para callar a los representantes vaticanos en la ONU. Su voz molestaba, sobre todo a quienes atentan contra la vida. Si para algo ha servido la campaña es para mostrar el sólido respaldo internacional hacia la Santa Sede y también que su presencia en organismos internacionales es necesaria para defender la dignidad de la persona y los valores espirituales y morales.

La Iglesia impulsa sus relaciones diplomáticas «no solamente para proteger su propia libertad en el mundo, sino también para trabajar a favor de la paz y la justicia entre todos los pueblos». Estas palabras del Card. Gantin en octubre, con motivo de la firma en Addis Abeba de un acuerdo de cooperación entre la Santa Sede y la Organización de la Unidad Africana, explican los fines de la actividad internacional de la Santa Sede.

Esta labor no ha pasado inadvertida, por ejemplo, para el Secretario General de la ONU, Kofi Annan, quien ha personalizado en el Pontífice sus alabanzas: «Las enseñanzas de Juan Pablo II, hoy por hoy, representan la doctrina fundamental de la paz para los pueblos de todos los continentes

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