CIUDAD DEL VATICANO
Enviado por erlin04 • 4 de Abril de 2014 • Síntesis • 3.006 Palabras (13 Páginas) • 148 Visitas
CIUDAD DEL VATICANO.- El papa Benedicto XVI señaló hoy que la globalización no es “sinónimo de orden mundial” y que sólo se podrá instaurar en el mundo un “orden de desarrollo justo y sostenible” si los hombres adoptan un estilo de vida sobrio y un compromiso para lograr una distribución equitativa de los recursos.
Benedicto XVI, que celebró una misa con motivo de la Epifanía del Señor, advirtió de que una “niebla densa envuelve las naciones” y "no se puede decir, de hecho, que la globalización sea sinónimo de orden mundial".
En este sentido, señaló que “los conflictos por la supremacía económica y la acaparación de los recursos energéticos, hídricos y de las materias primas hacen difícil el trabajo de los que, a todos los niveles, se esfuerzan por construir un mundo justo y solidario".
El Papa indicó que se necesita “una esperanza mayor, que permita preferir el bien común de todos al lujo de unos pocos y a la miseria de muchos".
Esa “gran esperanza sólo puede ser Dios” pero no un “dios cualquiera", sino el que “posee un rostro humano,” el que “se manifestó en el Niño de Belén y en el Crucifijo-resucitado,” agregó.
Benedicto XVI indicó que si hay “una gran esperanza se puede perseverar en la sobriedad,” pero si falta la “verdadera esperanza se busca la felicidad en la euforia, en lo superfluo, en los excesos y se arruina uno mismo y el mundo".
La moderación “no es entonces sólo un regla ascética, sino también un vía de salvación para la humanidad", explicó.
"Sólo si se adopta un estilo de vida sobrio, acompañado del serio compromiso con una equitativa distribución de las riquezas, será posible instaurar un orden de desarrollo justo y sostenible", dijo el Papa.
Para ello, “hacen falta hombres que nutran una gran esperanza y tengan, por ello, mucha valentía", señaló Benedicto XVI y recordó el valor de los Reyes Magos, quienes “emprendieron un largo viaje siguiendo una estrella y su supieron arrodillarse ante un Niño y ofrecerle dones preciosos".
Durante la homilía, Benedicto XVI también se refirió al "misterio” del “diseño de Dios,” que constituye “la esperanza de la historia".
El Papa explicó que es “el misterio de una bendición que quiere llegar a todos los pueblos y todos los seres humanos para que puedan vivir como hermanos y hermanas, hijos del único Padre".
Pero ese “diseño", que ha sido “revelado en Jesucristo y ahora se realiza mediante la Iglesia,” se ve obstaculizado por “empujes de división y abusos, que laceran la humanidad a causa del pecado y del conflicto de egoísmos".
La Iglesia católica “está al servicio de ese misterio de bendición para toda la humanidad", y ésta cumple totalmente su misión “sólo cuando refleja en sí misma la luz de Cristo Señor, y es así de ayuda a los pueblos del mundo por el camino de la paz y el auténtico progreso".
¿Qué dice el Papa Benedicto XVI sobre la rglobalizacion y la etica?
20 de Enero de 2014. “No todos los planteamientos éticos que guían hoy el debate sobre la Responsabilidad Social Empresarial son aceptables”, sostiene el Papa Benedicto XVI en su encíclica “Caritas in veritate” (La caridad en la verdad).
¿Por qué –se preguntará- dice esto? ¿Y por qué lo plantea él, uno de los más reconocidos pensadores de la época actual, según lo demuestran sus diálogos con Habermas?
¿En qué se basa para enunciar dicho criterio, dados su vasto conocimiento intelectual, no sólo teológico, y el liderazgo espiritual que ha ejercido en la iglesia católica y el mundo entero, con una gran autoridad moral? ¿Cómo explicar, entonces, su dura crítica a la RSE, sobre todo desde el punto de vista ético? ¿Cómo explicarla?
A decir verdad, conviene responder a tales interrogantes, aunque el Pontífice ya no lo sea al menos en ejercicio del cargo, entre otras razones porque sus respuestas están en concordancia con la ya centenaria Doctrina Social de la Iglesia, a la que también se refirió la Encíclica “Centésimus Annus” de Juan Pablo al cumplirse precisamente los cien años de la “Rerum Novarum” que dio origen, durante el pontificado de León XIII, a dicha doctrina.
Pero, ¿por qué –valga la pregunta- Benedicto XVI se va lanza en ristre contra la RSE por algunas cuestiones éticas? ¿Por qué? Es lo que intentaremos abordar a continuación.
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Si hay algo nuevo hoy, en la sociedad contemporánea, es la globalización. Vivimos, sí, en un mundo global, como nunca antes había ocurrido en la historia de la humanidad, gracias a los avances tecnológicos, en especial las telecomunicaciones que convirtieron a la tierra y hasta el universo en una aldea, la aldea global que llamara McLuhan. Eso es bastante positivo, sin duda. Para el hombre mismo, para comunidades enteras, ha mejorado su calidad de vida, hecho que nadie puede negar.
No obstante, persisten diversos problemas sociales, acentuados por la globalización: pobreza asociada a altos niveles de desocupación, creciente desigualdad entre ricos y pobres en cada país y a escala internacional, corrupción galopante, violación de derechos humanos y laborales…, cuyos indicadores respectivos son prueba irrefutable de un sombrío panorama donde siempre sale mal librada la dignidad del ser humano, de millones y millones de personas.
En lo económico, que tanto pesa en la organización social, sí que hay problemas: especulación financiera sin control, indebida, la cual genera crisis financieras –también globales- a cada momento; contaminación ambiental, que pone en grave riesgo la supervivencia del hombre o de la vida en su conjunto; y empresas interesadas sólo en reducir sus costos para competir con menores precios en el libre comercio, sin importar que los trabajadores sean víctimas indefensas, impotentes, ante la menor cobertura en seguridad social (nada de prestaciones sociales, por ejemplo) o el recorte del gasto social, cuando no sufren la pérdida de sus empleos.
Muchos empresarios, por su parte, parecen haber dejado en segundo plano su condición de seres humanos, de personas, todo porque los valores éticos, morales, son erradicados de la economía de mercado para ceder el paso al individualismo extremo, donde la solidaridad y hasta la subsidiariedad (la entrega de subsidios, mejor dicho) están mandadas a recoger.
No basta, pues, el crecimiento económico para alcanzar
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