LA INGENIERÍA MEXICANA: REFLEXIONES SOBRE SU ​ SITUACIÓN ACTUAL​

Sistema mexicano de innovación para la soberaníade Ingeniería UNAM/Adiat                  Ingeniería mexicana​ José Luis Fernandez Zayas, Instituto          

LA INGENIERÍA MEXICANA: REFLEXIONES SOBRE SU ​ SITUACIÓN ACTUAL​ ∗ ^[1] 

Introducción

La motivación de las ingenierías de principio de siglo fue muy distinta de la actual. Sobra recordar que la meta entonces era desarrollar cabalmente una economía primaria, que extrajera de manera óptima los abundantes recursos agropecuario, minero, y tal vez hasta pesquero, como palancas del despegue económico con una ambición claramente patriota. Se refuerzan las ya sobresalientes ingenierías del suelo y del subsuelo, se crean las bases de un aparato sólido de investigación científica y con ellas la vocación de calidad. Hacia mediados del siglo, y en el mismo marco de valores, florecen las ingenierías que producen la infraestructura requerida, especialmente la civil, y se consolida un buen inicio para las ingenierías del ramo electromecánico, con un tímido asomo a las que, a la postre, se conocen como ​las nuevas ingenierías como la electrónica, las comunicaciones, la geomática y las técnicas asociadas de manejo de señales, procesamiento de textos, datos e imágenes, y de operación industrial, por citar algunas. La destreza en el manejo de las nuevas herramientas digitales se premia por encima de los demás valores, en un mundo integrado económicamente, pero profundamente dividido en todo lo demás.

Se puede adelantar que en las ingenierías​ ​ tradicionales, así como en la arquitectura, las necesidades de profesionales expertos crecen más aprisa que su generación, aunque el número de planteles que ofrecen la carrera ha crecido por un factor de tres a cuatro en los últimos veinticinco años. Peor todavía, la brecha es mayor, y crece más aprisa, en las nuevas áreas. En éstas se atienden necesidades sociales de país desarrollado, es decir, corresponden a una sociedad orientada a los servicios de alta tecnología, y generalmente se vinculan pobremente con los sectores primario y secundario de la economía. No sorprende, entonces, que los nuevos profesionales de estas áreas emergentes cultivan valores y expectativas muy distintos de sus colegas civiles.

Conviene ahora establecer las relaciones entre la visión tradicional de ​ingeniería y la emergente, y relacionarlas con la

situación por la que el país transita. Definiciones

Una definición impecable de ingeniería es la que Daniel Reséndiz acredita a Emilio Rosenblueth:

“La ingeniería es una profesión, no un arte, una ciencia ni una técnica. Estas categorías comparten herramientas, actividades y propósitos. Sus diferencias son cuestión de énfasis. En el arte, el propósito sobresaliente es la expresión; en una ciencia, el acercamiento a la verdad; en una técnica, el servicio al cliente; y en una profesión, el servicio a la sociedad. Además los conocimientos que requiere un técnico se hallan en los manuales; lo que le interesa de cualquier problema de su incumbencia está resuelto. En cambio, para el profesional, cualquier problema es nuevo. El ejercicio de una profesión no está exento de valores estéticos incluyendo la elegancia, ni del rigor de la veracidad, pero, a diferencia de lo que ocurre con las otras categorías, el valor supremo es la utilidad. El servicio que preste el profesional debe ser el mejor posible; debe optimar las consecuencias que para la sociedad tengan las decisiones que haga. Con tal fin debe aprovechar todos los conocimientos que posee y lo que le es dable, adquirir y procesar. Son las experiencias y diversas ramas de la ciencia las fuentes de sus conocimientos que lo guían en sus decisiones”. 

Por  su parte, Pablo Mulás establece que hay una relación muy íntima entre ingeniería y tecnología:

Es claro de lo que hemos tratado que la tecnología tiene un fin utilitario. Los tecnólogos, ya sean técnicos o profesionistas, realizan sus actividades con el fin de satisfacer una demanda existente de la sociedad la cual es de esperarse se oriente a incrementar el bienestar de todos sus miembros”. 

La mejor definición de ​tecnología está todavía en elaboración, pero hay algunas memorables. Por ejemplo, antaño se peleaba con armas materiales contra enemigos nítidamente distinguibles, de modo que la tecnología era percibida como el conjunto de armas y habilidades para emplearlas con el fin de defenderse del enemigo, y en lo posible, ofenderle. El diccionario define a la tecnología como el grupo de capacidades necesarias para obtener el mejor provecho de los aparatos y los procesos. Recientemente, el sector privado propuso, con buen tino, que se recordase que el término tiene un sentido fundamentalmente económico, y por tanto asociado al afán de lucro, en búsqueda de alta eficiencia y por tanto capacidad para competir. La tecnología, así, es buena cuando permite que una empresa o una sociedad se coloquen con ventaja sobre sus competidores (a veces llamados ​socios globales). Se acepta que una empresa o una sociedad produzcan tecnología para que otra empresa o sociedad procuren ventaja. A esta relación se llama ​ ​alianza estratégica. 

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