LA LIBERTAD
Enviado por tupoli123 • 19 de Abril de 2014 • 478 Palabras (2 Páginas) • 282 Visitas
DOS CONCEPTOS DE LIBERTAD1
Si los hombres no hubieran estado en desacuerdo sobre la finalidad de la vida y nuestros antepasados
hubiesen seguido imperturbables en el jardín del Edén, los estudios a los que está dedicada la cátedra
Chichele de teoría política y social apenas podrían haber sido concebidos. Pues estos estudios tienen su
origen y se desarrollan en la existencia de la discordia. Puede que alguien ponga esto en cuestión, basándose
en que incluso en una sociedad de santos anarquistas, en la que no puede haber ningún conflicto sobre el fin
último todavía pudieran surgir problemas políticos, como por ejemplo cuestiones constitucionales o
legislativas. Pero esta objeción se basa en un error. Cuando se está de acuerdo en los fines, los únicos
problemas que quedan son los de los medios, y éstos' no son políticos, sino técnicos; es decir, capaces de ser
resueltos por los expertos o por las máquinas, al igual que las discusiones que se producen entre los
ingenieros o los médicos. Es por esto por lo que aquellos que ponen su fe en algún inmenso fenómeno que
transformará el mundo, como el triunfo final de la razón o la revolución proletaria, tienen que creer que
todos los problemas morales y políticos pueden ser transformados en problemas tecnológicos. Este es el
significado que tiene la famosa frase de Saint-Simon sobre “la sustitución del gobierno de personas por la
administración de cosas”, y las profecías marxistas sobre la supresión del Estado y el comienzo de la
verdadera historia de la humanidad. Esta concepción es llamada utópica por aquellos que consideran que
especular sobre esta condición de perfecta armonía social es un juego de ociosa fantasía. Sin embargo, quizá
se pudiera perdonar a algún marciano que viniera a ver hoy día cualquier universidad británica –o
americana– y defendiese la impresión de que sus profesores y alumnos vivían en una realidad muy parecida a
esa situación inocente e idílica, a pesar de toda la seria atención que los filósofos profesionales prestan a los
problemas fundamentales de la política.
Sin embargo, esto es sorprendente y peligroso. Sorprendente, porque quizá no haya habido ninguna
época de la historia moderna en que tantos seres humanos, tanto en Oriente como en Occidente, hayan tenido
sus ideas y, por supuesto, sus vidas tan profundamente alteradas, y en algunos casos violentamente
trastornadas, por doctrinas sociales y políticas sostenidas con tanto fanatismo. Peligroso, porque cuando las
ideas son descuidadas por los que debieran preocuparse de ellas –es decir, por lo que han, sido educados para
pensar críticamente sobre ideas–, éstas adquieren a veces un carácter incontrolado y un poder irresistible
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