LA LIBRE EXPRESIÓN, UN DERECHO SILENCIADO

-LA LIBRE EXPRESIÓN, UN DERECHO SILENCIADO-

En todas las regiones del mundo todavía hay muchas personas que son acosadas y encarceladas por ejercer su derecho a la libertad de expresión. Y sin libertad de expresión, sin la capacidad para hacerse oír, es muy difícil defender los demás derechos humanos.

La Constitución Política de Colombia en el Articulo 20, expresa, “Se garantiza a toda persona la libertad de expresar y difundir su pensamiento y opiniones, la de informar y recibir información verás e imparcial y la de fundar medios masivos de comunicación. Estos son libres y tienen responsabilidad social. Se garantiza el derecho a la rectificación en condiciones de equidad. No habrá censura”.

Así, de esta manera, como está escrito, suena hermoso, pero lamentablemente esta norma no se cumple y muy a menudo este derecho resulta vulnerado. Como dice Ferdinand Lasalle en su obra “Que es una Constitución”, las reglas, las leyes, las normas no son más que palabras escritas en una hoja de papel mientras no se efectúen, mientras la realidad sea otra.

Así mismo los derechos no son más que un montón de palabras si las autoridades competentes no los hacen respetar y no los hacen cumplir. A través del tiempo nos hemos podido dar cuenta de lo difícil que es expresar el pensamiento y sobre todo cuando este pensamiento va en contra de lo que los demás piensan, cuando esos pensamientos se contraponen a los de aquellos que dicen gobernar o de aquellos que dicen tener el poder, no puede esperarse otra cosa más que la censura, la represión, el enjuiciamiento, el ataque o que le manden a callar su descontento sellándole la voz con una gran cinta de advertencias.

Recordemos un poco de historia, devolviéndonos algunos años atrás en el periodo de la independización, cuando la actual Colombia se hallaba en un proceso de configuración política, donde apenas se estaba empezando a salir de un modelo de una España monacal, aparece la época liberal que se conoce como el Olimpo Radical, en la cual había libertad de todo, libertad de credo, libertad de moneda, de prensa, de educación, abolición de la esclavitud, abolición de la pena de muerte, que resultaban muy radicales para este momento, la modernidad que se estaba dando era muy fuerte en comparación con el proceso vivido con la España imperial, y en reacción a estas situaciones surge el periodo que se conoce como la regeneración, este periodo surge conjuntamente con la Constitución de 1886, con la que se empezó a prohibir todo lo que se había dado en el periodo inmediatamente anterior, la regeneración pasa a convertirse en un régimen donde se empieza a censurar y a atacar entre otras la libertad de prensa, empezó a haber restricción de pensamiento, porque nadie podía pensar diferente de la forma que lo hacia el gobierno, entonces los periódicos, la radio que estaban comenzando a surgir, quienes no estaban de acuerdo con muchas cosas que se presentaban, empezaron la lucha para hacerle la oposición a la regeneración, es así como aquellas personas que eran parte de los medios de comunicación han sido tildados de subversivos, atacados, agredidos, la libertad de expresión ha sido penalizada con cárcel, con el destierro, con la excomunión cuando la Iglesia y el gobierno iban de la mano, justamente por criticar a la Iglesia .

Al punto que quiero llegar con todo esto, es a que los medios de comunicación han tenido que sufrir una persecución, vivir una larga lucha por hacer posible la libertad de pensamiento, la libertad de prensa, la libertad de ideas, para hacer respetar el derecho a disentir y cómo en esa lucha han combatido el miedo y de cómo lo han hecho desde el criterio de la noticia, desde la literatura y de esta manera han ido construyendo el pensamiento crítico en Colombia. Pero la verdadera tragedia del periodismo colombiano se ha producido por la violencia directa ejercida contra los periodistas, por parte de organismos sociales no estatales. El narcotráfico, la guerrilla, los paramilitares y otros tipos de delincuentes como políticos corruptos y algunos agentes de la fuerza pública han participado en el hostigamiento, la amenaza o el asesinato de un número elevado de periodistas. En la

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