LA ORGANIZACIÓN COMUNITARIA PARA LA DEFENSA DE LA TIERRA Y EL PATRIMONIO CULTURAL EN LA SIERRA NORTE DE PUEBLA. PASADO Y PRESENTE DE LA UNITONA
Enviado por Samuel Hernández Coronel • 14 de Marzo de 2017 • Trabajo • 3.310 Palabras (14 Páginas) • 253 Visitas
LA ORGANIZACIÓN COMUNITARIA PARA LA DEFENSA DE LA TIERRA Y EL PATRIMONIO CULTURAL EN LA SIERRA NORTE DE PUEBLA. PASADO Y PRESENTE DE LA UNITONA
ERENDIRA JESUS MALDONADO Y SAMUEL HERNÁNDEZ CORONEL
-COMENZAR JUSTIFICANDO LA RAZONES Y CONDICIONES ACTUALES EN LAS QUE PRESENTAREMOS EL PROYECTO.
La Sierra Norte de Puebla en México, presenta características únicas que a lo largo de los años han sido de sumo interés en el área antropológica, biológica, histórica y social y por supuesto el área arqueológica también ha mostrado interés; y las preguntas que hemos querido responder desde aquí son… ¿De qué forma la arqueología se hace presente en una zona tan rica culturalmente (que es la parte que nos corresponde) y a la vez tan dañada histórica y políticamente? ¿Qué medidas se han tomado para defender el patrimonio cultural de estos pueblos? y ¿Qué consideran ellos, forma parte de su patrimonio?
Para responder esto creemos pertinente dar un panorama más amplio de la zona y aclarar que hasta este momento nuestro trabajo se ha basado en trabajos documentales e históricos previos.
-UBICACIÓN DE LA ZONA (GEOGRAFÍA, PRINCIPALES MEDIOS DE PRODUCCIÓN Y ABASTECIMIENTO DE RECURSOS, ETC)
La Sierra Norte de Puebla se encuentra en los márgenes del histórico territorio del Totonacapan entre el sector oriental del eje transvolcánico y la sierra madre oriental, es una zona de transición entre la cuenca de México, Puebla y Tlaxcala. Geográficamente posee una gran cantidad de accidentes orográficos, lo que propicia asentamientos humanos dispersos a través del territorio.
En cuanto a producción alimentaria, el terreno permite el cultivo de varios tipos de cereales, leguminosas, hortalizas, quelites, frutales, tubérculos, especias y agaves; Sin embargo las inversiones potenciales se destinan solo a ciertos productos comerciales como el maíz y el café.
Cabe señalar que de los 65 municipios pertenecientes a la Sierra Norte de Puebla, solo 4 son considerados no rurales reportando la presencia de grupos nahuas, totonacos, popolocas, otomíes, mixtecos, mazatecos y tepehuas; siendo los dos primeros los de mayor cantidad de población (de acuerdo con reportes de INEGI).
Según la Secretaria de Desarrollo Social en la Sierra Norte de Puebla prevalece un alto grado de marginalidad y un bajo índice de desarrollo humano, lo que la coloca como un área de atención prioritaria para el Estado; sobre todo en municipios como Huehuetla, Comocuautla, Hueytlalpan y Chinconcuatla. Lo anterior resulta interesante pues es en Huehuetla, donde surgirá el despertar de la Organización Independiente Totonaca (OIT) una de las organizaciones comunitarias de mayor fuerza en la región y de gran influencia para la consolidación de la UNITONA.
-UN POCO DE HISTORIA (ANTECEDENTES A LA CREACIÓN DE LA UNITONA, ORG. ANTERIORES)
El territorio habitado desde tiempos prehispánicos por los totonacos es conocido como El Totonacapan, que de acuerdo con Victoria Chenaut, abarcaba al norte desde el Río Cazones y hasta el sur con el Río de la Antigua. Sin embargo el Totonacapan sufrió grandes cambios culturales antes y durante la llegada de los colonizadores españoles, evidente en documentación histórica y registros arqueológicos por constantes cambios en las fronteras étnico-culturales.
En palabras del Dr. Milton Hernández García “antes de la llegada de los españoles, la Triple Alianza llegó a tener un control militar, político y comercial del Totonacapan de manera casi absoluta. A pesar de una gran resistencia totonaca, los mexicas pudieron imponerse sobre el territorio […] en un sistema de dominación basado en tributos…”. Sin embargo como consecuencia a una rebelión antimexica de la cual, fueron violentamente reprimidos; se vieron sometidos a un régimen despótico, aún más severo donde, los líderes totonacos fueron sacrificados en Tenochtitlán.
El descontento histórico entre los nahuas y totonacos fue hábilmente aprovechado por los españoles y durante la colonia los límites del Totonacapan se redujeron. El despojo, la reducción poblacional, epidemias y el reordenamiento territorial se incrementaron en las llanuras costeras y los pobladores migraron a la zona serrana, donde por las condiciones del terreno permanecieron en un estadio relativamente tranquilo, de aislamiento, que posibilitó el “fortalecimiento de su identidad” y de alguna manera “resistencia étnica” ante la agresión cultural, social, económica y política que se experimentaron en otras partes del país.
Años más tarde durante el México independiente y la época porfirista, la región serrana comenzó a ser habitada por un mayor número de población mestiza generando un sistema de organización caciquil propiciado por el gobierno, esto, tras algunas revueltas ocurridas a lo largo del siglo XIX por los indígenas, donde reclamaban su derecho a mejores condiciones de trabajo, extracción controlada de recursos, cese a las represiones, libre ejercicio de sus celebraciones, en algunos movimientos se solicitó incluso reivindicaciones agrarias y levantamientos contra la “Ley de sorteo” que en 1853 pretendía engrosar las filas del ejército federal con los pobladores de la región.
Milton Hernández señala que “es evidente que el aumento de las tensiones sociales en el Totonacapan serrano se debió a la lenta penetración de la población mestiza a lo largo del siglo XIX, principalmente después de la segunda mitad. Es paradójico que durante la época del dominio colonial lo indígenas serranos hayan tenido una relativa autonomía política y territorial y que en contraparte, una vez que se logró la independencia de la metrópoli, la población criolla-mestiza y el Estado recién configurado, agudizaron el dominio sobre la población indígena…”
En los primeros años del siglo XX se comenzó a observar un acenso en la producción de café; la introducción del ferrocarril inicio la vinculación hacia nuevos mercados y a través del comercio se fueron conformando importantes cacicazgos. La intervención del Instituto Mexicano del Café (INMECAFE) contribuyo a redefinir la producción y el paisaje agrario. La presencia de algunas empresas paraestatales como la CONASUPO generaron condiciones de acaparamiento respecto a la distribución de mercancías y una notable presencia del Estado en el territorio.
Ante un panorama tan desconsolador, fueron surgiendo algunas luces de esperanza, durante los años 80’s, se fueron creando organizaciones comunitarias incluyentes y a favor de la población indígena entre ellas se encuentran la Organización Independiente Totonaca (OIT) y la Organización Indígena Independiente Ahuacateca (OIIA), el Frente Independiente de Pueblos Indios (FIPI), entre otras, influenciadas fuertemente con ideas de la Teología de la Liberación, La Teología India y los posteriores levantamientos Zapatistas, todos ellos con bases del materialismo histórico y las comunidades eclesiales de base (CEBS)
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