ClubEnsayos.com - Ensayos de Calidad, Tareas y Monografias
Buscar

LA PARTICIPACIÓN SOCIAL DE LAS PERSONAS MAYORES EN EL DESARROLLO ECONÓMICO DE LA REGIÓN

nuryros7621 de Octubre de 2013

3.900 Palabras (16 Páginas)543 Visitas

Página 1 de 16

“LA PARTICIPACIÓN SOCIAL DE LAS PERSONAS MAYORES

EN EL DESARROLLO ECONÓMICO DE LA REGIÓN”

Aura Marlene Márquez Herrera

Universidad Nacional de Colombia

Aproximaciones a un marco general

“El principal problema de las personas de edad

es siempre el mismo en cualquier lugar del

mundo: vivir el máximo tiempo posible, pero

conservando en el seno de la colectividad los

roles que dan sentido a la vida de las personas.

Josep. M. Fericgla

Introducción: Algunas reflexiones iniciales

El tema de la participación es muy complejo. Quienes se han dedicado a estudiarlo más cuidadosamente, han logrado desarrollar diversas teorías con las cuales tratan de identificar, qué es participar y, cómo se expresa, y en esa medida, se ha concluido que existen muchas maneras para "hacerse parte de algo". Pero además, es una condición inherente a los seres humanos en la medida en que también somos seres sociales. Y de todas suertes, es lo contrario a la exclusión. Quizá por ello, es uno de los temas que se tomaron como ejes en la elaboración del Plan Internacional de Madrid sobre Envejecimiento.

“La participación social de las personas mayores en el desarrollo económico de la región" responde a la orientación prioritaria del Plan Internacional: Las personas de edad y el desarrollo. La primera consideración que allí se expresa (párrafo 16) es que 1as personas de edad deben ser participantes plenas en el proceso de desarrollo y compartir también lo beneficios que reporte”. Ser participantes plenos implica que no hay limitaciones para la participación, que este es un derecho, y como tal, deben existir garantías para su disfrute. Así mismo debe ser sujeto de beneficios.

Más adelante, cuando se comienza a desarrollar el tema 1: “participación activa en la sociedad y en el desarrollo, el primer objetivo es el “Reconocimiento de la contribución, social, cultural, económica y política de las personas de edad”. Si se mira con atención dicho objetivo, en él se hace mención a las diversas dimensiones del ser humano. Porque no se puede pensar en su contribución en el desarrollo económico de la región, sin entender que esta es parte de un contexto social, cultural, pero sobre todo histórico, en el cual hombres y mujeres que hoy están ubicados en el grupo de 60 años y más, han participado en la construcción de lo que hoy es América Latina y el Caribe, y dicho sea de paso, fueron quienes nos enseñaron a creer en la solidaridad y en el sentido de comunidad.

Lo que tenemos, lo que estamos disfrutando, es el resultado de lo que nuestros mayores han construido en el transcurso de sus vidas. En esa medida su aporte ya ha sido más que suficiente. Desafortunadamente, en muchos casos, en la mayoría de países de la región, no han podido disfrutarlo ellos/as mismos/as.

La labor silenciosa de las mujeres en su familia y su comunidad, en la actividad del trabajo reproductivo y como protectoras de la fuerza de trabajo (esposos o compañeros, hijos, hermanos, vecinos y amigos), fue poco reconocida. Por su parte, un alto porcentaje de hombres trabajadores, no tuvieron la posibilidad de ingresar al mercado laboral formal, por lo cual hoy no cuentan con seguridad social. El grupo de personas que se encontraban ubicados/as en el área rural, o siendo parte de comunidades indígenas, o de comunidades negras, todavía hoy, se encuentran en mayor condición de desprotección.

Es claro que hizo falta previsión de los estados. Por eso, y no porque no hayan aportado económicamente con su trabajo aún desde muy jóvenes, es que se encuentran frente a 1a necesidad de seguir en la búsqueda de recursos para su subsistencia, para atender sus problemas de salud, alimentación, vivienda, servicios, etc. La retribución que hubiesen merecido es la de estar integrados al sistema de seguridad social. No porque en consideración a su edad, deban ser tenidos en cuenta, sino porque tuvieron una participación real, sólo que en su momento no fue reconocida.

Entonces perdieron su derecho a la seguridad social, pero no han perdido su derecho de participación social, en todas las instancias del desarrollo. De hecho, en el mismo Plan Internacional se reconoce, cuando se hace explicita la necesidad de “eliminar los factores excluyentes o discriminatorios en contra de las personas de edad”.

Ahora bien, desde la perspectiva del momento actual, en el marco de las políticas económicas, donde el eje central es el mercado, surgen dos cuestionamientos importantes:

1. ¿Qué tanto (cómo, o en que forma), y hasta cuando "deberían" seguir aportando para que sean reconocidos en el desarrollo económico de la región?

2. ¿Las personas de edad efectivamente quieren seguir trabajando o se sienten obligadas a hacerlo para lograr con ello su reconocimiento?

Lo cierto es que hasta el momento, no hay tal reconocimiento. Por el contrario. Son pensados como una carga económica y social, sobre todo en el ámbito de la seguridad social. Porque a pesar de los cambios alcanzados en los últimos tiempos, siguen ocupando el último lugar en la escala de prioridades. La razón es, sin duda, que ya no les consideran útiles en el mercado laboral, ni creen en sus capacidades, o en la calidad de su respuesta. Es una clara forma de discriminación.

Estas son realidades que no se deben pasar por alto, porque solo a partir del reconocimiento de las limitaciones se pueden crear estrategias que realmente sean efectivas, para mejorar la calidad de vida de las personas de edad.

Factores que limitan la participación de las personas de edad

1. Desde la mirada antropológica, autores como Fericgla, afirma que existe "una cultura de la ancianidad entendida como “un importante colectivo, con valores culturales definidores y propios, que en los últimos tiempos ha irrumpido y se ha ganado un espacio en el agregado de culturas diferenciales que conforman nuestra sociedad” . Sin embargo, es altamente dependiente y está manipulada por la misma sociedad de consumo. Además, está creciendo entre un doble discurso: por una parte, la sociedad habla del respeto y el reconocimiento que debe dársele a las personas de edad, así como también, que merecen ser el primer objetivo de cualquier intento social de bienestar, pero en su acción, “Ios valores se decantan hacia la juventud, los programas publicitarios preconizan la guerra a las arrugas y a las canas, las innovaciones ahogan las tradiciones” .Esta situación que se vive de manera permanente, de suyo lleva una contradicción que interfiere de manera decisiva en la posibilidad de lograr una sociedad para todas las edades,

2. El segundo aspecto que es definitivo es el de la pobreza, La pobreza crea también una cultura, que está muy relacionada con aceptar la desigualdad de oportunidades, y la sensación en la gente que cualquier cosa que se les ofrezca siempre es mejor que nada. Lo que debería ser un derecho, se convierte en un regalo, una dádiva que finalmente se la tienen que agradecer a Dios. Las políticas públicas reafirman esta mirada. Dicho de otra forma, es la base sobre la cual se han establecido los marcos de políticas, que además son fragmentadas. Al interior de cada sector se definen acciones específicas para dar respuesta a las necesidades del mismo, pero estas acciones, además, se ejecutan a partir de un orden de prioridades. Con la descentralización administrativa y las transferencias de recursos, dicha fragmentación se acentúa.

3. En tercer lugar, también desde esa mirada antropológica, está la diferencia existente al interior de este gran colectivo a partir de dos dimensiones específicas: “el sustrato cultural y el nivel de ingresos” . Cruzándolas con las variables interés o voluntad de seguir trabajando podría arrojar el siguiente intento de clasificación:

- Un grupo muy reducido de personas de edad con rentas o recursos propios, que en buenas condiciones de salud, prefiere dedicarse al consumo del ocio.

- Trabajadores de 60 años y más que continúan laboralmente activos y quieren seguir trabajando.

- Trabajadores pensionados que prefieren vivir de su pensión.

- Pensionados, y un pequeño grupo de mujeres pensionadas que subsisten con ingresos mínimos, que difícilmente les alcanza para su subsistencia, pero por los problemas económicos existentes, en muchos casos deben seguir apoyando económicamente a sus hijos y nietos. Por esta razón, pueden expresar la necesidad de seguir trabajando

- Personas de edad que permanecen en las áreas rurales, o en contextos semirurales, que continúan trabajando en labores agrarias.

- Los que no tienen ingresos económicos propios, pero cuentan con algún apoyo de familiares o terceros para su subsistencia.

- Las personas de edad que continúan en el "rebusque", es decir, en la búsqueda de diversas soluciones a sus problemas económicos, a través de cualquier tipo de actividad económica.

- Quienes desde hace algunos años integran los programas especiales de combate a la pobreza con pequeños subsidios, que en casos como Colombia, representa un pequeño porcentaje del salario mínimo legal vigente, lo cual los mantiene por debajo de la línea de pobreza. Además los excluye de la posibilidad de integrar otros programas. En esas condiciones quisieran trabajar, pero no pueden.

- Los que se encuentra en condición de indigencia, por falta de recursos y no porque esta haya sido su

...

Descargar como (para miembros actualizados) txt (24 Kb)
Leer 15 páginas más »
Disponible sólo en Clubensayos.com