LA SOCIEDAD EN LA SEGUNDA REVOLUCIÓN INDUSTRIAL
Enviado por Andres lozano • 13 de Octubre de 2015 • Ensayo • 11.098 Palabras (45 Páginas) • 291 Visitas
Capítulo Primero
LA SOCIEDAD EN LA SEGUNDA REVOLUCIÓN INDUSTRIAL
A. La producción a través del conocimiento
1. El nuevo sistema de producción: la producción de conocimientos
Uno de los ejes del método para prospectar cómo construir el futuro consiste en la búsqueda y análisis de hechos, ya operantes, que son generadores de transformación. Hay que estudiar y analizar esos hechos hasta comprender en qué dirección se mueve el cambio y hasta dónde lógicamente podría llegar.
El análisis de esos hechos y de su posible lógica de desarrollo no es la descripción de lo que ocurrirá sino el estudio y tanteo de unas posibilidades coherentes. Lo que de hecho construyamos o llegue a ocurrir puede no coincidir con lo que formalmente sería coherente, y frecuentemente la realidad de nuestras construcciones dista mucho de un perfecto desarrollo formal, pero, sin embargo, de una manera u otra, se haya tenido temáticamente en cuenta o no, en positivo o en negativo, la lógica del desarrollo de los acontecimientos influye, de hecho, y debiera, por ello, conocerse en detalle para poder proyectar mejor y para poder conducir mejor la realidad.
Uno de estos hechos generadores de transformación, el principal sin duda, es la mutación que se está produciendo en nuestro sistema productivo. Se está pasando de un sistema de producción de bienes a un sistema de producción de conocimientos. Se está comprendiendo que lo que realmente resulta económicamente ventajoso y rentable es la producción de conocimientos en ciencias y tecnologías.
Podríamos caracterizar la transformación de esta manera: se está pasando de producir bienes que satisfagan nuestras necesidades a producir conocimientos y tecnologías que sean capaces de hacerse cargo de la satisfacción de nuestras necesidades.
Esta transformación nos convierte de hombres trabajadores en hombres conocimiento.
Durante las fases preindustriales agrícolas e, incluso, durante la fase de la primera industrialización, la riqueza de las naciones dependía de la tierra, del trabajo, del comercio, del capital, de la industria o de las armas. En el futuro, la riqueza de las naciones dependerá de la información, del saber, de la inteligencia.
La riqueza del futuro está en el saber y la informática será su tecnología central.
La sociedad tenderá así a estar toda ella orientada a la producción de conocimientos.
Esta es una gran fuente de transformación que hay que calibrar en todo detalle.
Sólo a través de los conocimientos se sobrevivirá, y, supuesto el poder de nuestro saber y de nuestras tecnologías, la supervivencia de los grupos humanos se conectará directamente con el interés de la globalidad de todos los hombres, de todas las especies vivientes y de la totalidad de los sistemas vivos y no vivos del planeta.
La sociedad que vive de la creación de conocimientos se verá forzada a producirlos en cuatro órdenes: científicos, tecnológicos, organizativos, axiológicos.
La creación de conocimientos científicos y la creación de tecnologías no pueden ir separadas porque dependen entre sí. No es posible hacer la nueva ciencia sin contar con la nueva tecnología, y la nueva tecnología nace de la nueva ciencia. La indagación y los logros en un campo dependen de la indagación y los logros en el otro.
La investigación científica y tecnológica requiere que se sea capaz de establecer los grados de comunicación e información convenientes para cada tipo de trabajo conjunto. Cada investigación tendrá que ir precedida y acompañada de un profundo estudio del tipo de estructuración conveniente para que los grupos colaboren adecuadamente en un proyecto común.
Según sea la investigación científica o tecnológica que se pretenda hacer, habrá que estructurar la colaboración del grupo en la creación conjunta de conocimientos y en la circulación de información.
Para que se pueda conducir correctamente la investigación científica y tecnológica es preciso que se dote a los equipos de una estructuración adecuada a cada caso.
Puesto que hay que estudiar las estructuras convenientes de los grupos, hay que investigar las que serán las finalidades adecuadas para alinear eficazmente a los individuos en unas pretensiones comunes. Por tanto, se tendrán que estudiar, también, los cuadros de valores que resulten capaces de establecer los criterios según los cuales se construirán las finalidades. Esas finalidades correctamente formuladas, implantadas y mantenidas en el grupo serán la base de la comunicación, la cual, a su vez, asegurará la fluida información y la colaboración.
En resumen: cada nueva investigación en ciencia o en tecnología deberá ir precedida y acompañada de una investigación que delimite cuál debe ser la estructura conveniente a ese estudio y, por tanto, qué finalidades se han de establecer, cómo se han de establecer y según qué criterios.
Puede que en cada nueva investigación no tenga que innovarse en el orden de la organización y de las finalidades, pero siempre deberá estudiarse el problema detenidamente.
Expresemos estas mismas ideas más escueta y claramente.
La investigación científica es inseparable de la tecnología, no puede haber progreso en ciencia sin progreso en tecnología y, a la vez, no puede haber crecimiento tecnológico sin crecimiento científico.
La innovación científica y tecnológica comporta transformación, innovación en el trabajo.
La innovación en el trabajo supone transformar la organización del trabajo. Si se transforma la organización del trabajo, se transforman las relaciones laborales y, por tanto, se transforman las sociedades.
Si admitimos transformación en las organizaciones y en las sociedades, deberemos atender al problema de su motivación, de sus relaciones comunicativas y, por tanto, nos encontraremos frente a innovaciones axiológicas.
Por fin, las innovaciones axiológicas son inseparables de las transformaciones de las finalidades colectivas.
Normalmente, los cuadros de valores, como sistemas últimos de referencia para la construcción de finalidades, serán mucho más estables que las finalidades de cada caso, pero también ese nivel último axiológico estará sujeto al cambio constante.
Hasta llegar a la segunda revolución industrial, el cuadro de valores ha sido considerado como intocable porque nos movíamos, o se creía que nos movíamos, en sociedades estáticas, es decir, en sociedades que vivían de hacer siempre lo mismo.
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