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LA TEORIA DEL CONSUMO Y DE LOS CICLOS EN THORSTEIN VEBLEN


Enviado por   •  2 de Mayo de 2016  •  Ensayo  •  2.573 Palabras (11 Páginas)  •  618 Visitas

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TRABAJO DE TEORIA SOCIOLOGICA DE PARSONS

LA TEORIA DEL CONSUMO Y DE LOS CICLOS EN THORSTEIN VEBLEN

ORFELINA TORRES OSPINO

MIGUEL ANGEL HERNANDEZ MOSQUERA

JORGE EDUARDO RODRIGUEZ SIERRA

EDGAR MOLINA

DOCENTE

UNIVERSIDAD POPULAR DEL CESAR

FACULTAD DE DERECHO, CIENCIAS POLITICAS Y SOCIALES

PROGRAMA DE SOCIOLOGIA

VALLEDUPAR

2016

INTRODUCION

Es una crítica poderosa a la teoría neoclásica sobre el consumo  teoría que postula la maximización del consumo individual que responde a fuerzas exógenas, el autor desarrolla un paradigma evolucionista donde muestra a lo largo de la historia que las preferencias se determinan con relación a los lugares que los individuos ocupan en una sociedad jerárquica y patriarcal. De acuerdo con su teoría del consumo ostentoso, los individuos emulan patrones de consumo de otros individuos en posiciones jerárquicas superiores y las normas sociales que gobiernan dichos comportamientos se modifican a lo largo del tiempo. Este artículo aporta datos biográficos sobre su origen, formación e influencias, así como sobre la mitología construida en torno a sus dotes de tenorio seductor. Además presenta algunos de sus conceptos clave que cuestionan la legitimidad de muchos análisis ortodoxos en disciplinas tales como la sociología, la economía y la ciencia política, en particular sobre el ocio de mujeres y hombres, mismas que aportan una base conceptual para el estudio del género.

CUERPO DEL TRABAJO

THORSTEIN BUNDE VEBLEN (1857-1929) economista y sociólogo estadunidense, nació en Cato, Wisconsin, donde pasó la mayor parte de su infancia. Sus padres eran campesinos noruegos emigrados a Estados Unidos de Norteamérica en 1847 y Veblen era el sexto de doce hijos. En esta región agrícola, los inmigrantes noruegos estaban separados de la clase alta estadunidense por diversas barreras culturales, religiosas y lingüísticas y el padre de Veblen se aferraba tenazmente a sus costumbres rurales ancestrales. Tan es así que tanto Thorstein como su hermano Edward, quienes fueron los primeros miembros de la familia en asistir a la Universidad, se vieron en grandes dificultades con el inglés, ya que su padre nunca quiso aprenderlo. Esta especie de marginalidad que oscilaba entre las tradiciones nórdicas y la forma de vida de la región la contemplaba Veblen como estímulo para la creatividad intelectual, aunque su aislamiento personal se vio incrementado por los primeros encuentros con la hostilidad entre los estudiantes urbanos y los granjeros de la región.

Analizó el comportamiento humano en función de lo que llamaba instinto y hábito y los procesos sociales en función de la cultura. Distinguía tres instintos que juzgaba beneficiosos y utilizaba como norma: la inclinación parental, definida como sentimiento benévolo hacia los parientes y semejantes, el instinto o sentido de laboriosidad eficaz o “workmanship”, es decir, el deseo de aumentar al máximo la producción de bienes y servicios y por último, la curiosidad ociosa. Ésta, decía, se refiere en primer lugar a la norma de búsqueda desinteresada del conocimiento científico o búsqueda de conocimiento por sí mismo. Puede decirse que, consciente del grado de que las instituciones moldean el conocimiento y las ideologías anticipó los primeros trazos de la moderna sociología del conocimiento. En segundo lugar, atribuía la mayor parte del comportamiento al hábito y denominaba vagamente instituciones sociales como modelos más persistentes de usos y costumbres, pero nunca las logró clasificar en forma sistemática y las llamaba “patrones de emulación pecuniaria” o “patrones de consumo ostentoso”, lo que ahora se conoce también como competencia por adquirir prestigio y estatus social o patrones de mantenimiento de integridad nacional e identidad (nacionalismo) o patrones de mantenimiento de sistemas precisos (capitalismo).

Sostenía que las costumbres y los usos estaban lejos de ser beneficiosas, de hecho decía que todas las instituciones sociales tienen en común tres características: el despilfarro, la rapacidad y que todas ellas constituyen reliquias de una época histórica primitiva. Otro concepto central en su obra es el “desfase cultural” que aplicó al análisis de los procesos sociales y que fue muy utilizado por la sociología estadunidense para explicar el cambio social y su problemática. Según él, el cambio es ante todo resultante de la ciencia y la tecnología, y los problemas son debidos a la incapacidad de las instituciones de ajustarse al ritmo de dichos cambios. Así por ejemplo las fábricas se instalaron institucional de propiedad privada y de soberanía nacional, reliquias del siglo XVIII con el proceso tecnológico de la producción industrial, propio del siglo XX que se veía muy restringido por su contexto institucional arcaico, que ya en sus últimos años llamó “el triunfo de las instituciones imbéciles”. varios decenios antes de que se crearan las medidas institucionales para normar la seguridad, el trabajo infantil, las licencias, pensiones y la jubilación. A escala más amplia Veblen confrontó con su análisis el marco  A éstas las analiza a la luz del avance de la tecnología, que produjo finalmente en la economía de la caza y la recolección del estado salvaje un excedente económico que aumentó considerablemente al surgir la agricultura. Con la aparición de la propiedad, las clases, el Estado, el clero y la guerra, la sociedad se volvió codiciosa, presentando asimismo dos grandes subdivisiones: la barbarie, en la cual la coerción era ejercida por los militares y los sacerdotes, y la edad pecuniaria posmedieval, donde la explotación pasó a realizarse mediante métodos indirectos y medianamente pacíficos. A su vez la sociedad pecuniaria la dividió en era artesanal —los primeros tiempos modernos de Occidente— y la era de la máquina durante los siglos XIX y XX, donde subraya el carácter despilfarrador de las instituciones pecuniarias y su propensión intrínseca a la crisis y el cambio. El libro más conocido todavía en vida del autor es La teoría de la clase ociosa, fue publicado en 1899 y constituye un tratado de las funciones latentes del “consumo ostentoso” y del “despilfarro ostentoso” como símbolos de estatus de la clase superior y como métodos competitivos para consolidar el prestigio individual. Dichos conceptos se han convertido en parte integrante del vocabulario cotidiano y aunque su obra es relevante para la época en que fue escrita, también ha sido fuente para el análisis de conductas contemporáneas en torno al consumo y al consumismo, ya que su método es increíblemente moderno, pues analizaba las funciones latentes o involuntarias de los fenómenos sociales. Afirmaba que aun cuando los negocios hubieran adquirido una posición dominante en la sociedad desde el siglo XVIII, a la larga la incompatibilidad entre ellos y la industria socavarían esta posición. Según él, la amenaza que cernía sobre “el negocio que busca el beneficio” no provenía del ciclo económico, sino más bien en los hábitos mentales impersonales, escépticos y realistas engendrados por el maquinismo industrial. La sociedad, decía, regresaría a la barbarie rapaz y coercitiva. Con gran visión señaló que las “fuerzas del negocio” y del nacionalismo se estaban uniendo más estrechamente y que la continuada supremacía del nacionalismo inspirado en los negocios llevaría al despotismo servil de épocas anteriores.

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