La Educación En La Globalización
Enviado por sergioromanm • 3 de Febrero de 2013 • 1.415 Palabras (6 Páginas) • 357 Visitas
LA EDUCACIÓN EN EL CONTEXTO DE LA GLOBALIZACIÓN
Sergio Román Morales
¿A qué aspiraba usted cuando tenía veinte años… a adquirir prestigio profesional… a cambiar el mundo? Probablemente pensaba obtener un empleo bien remunerado en el que permaneciera muchos años –o quizás toda la vida-, poder comprarse un coche al terminar sus estudios y en tres o cinco años dar el enganche de un departamento para vivir decorosamente con su propia familia. Antes podíamos visualizar nuestro futuro con cierta certeza. Ya no más. La mayoría de nuestros estudiantes adolescentes sienten temor y retrasan lo más posible su ingreso a la vida adulta. Demandan sus privilegios pero rehúyen las responsabilidades y los riesgos.
Equilibrio y estabilidad eran el signo de los tiempos en el contexto más amplio. Todo indica que ya no es así. La expresión de “la única constante es el cambio” parece reflejar el nuevo signo de los tiempos.
La globalización, la sociedad de la información, la nueva economía, los nuevos referentes culturales y tecnológicos han transformando radicalmente nuestro mundo.
Consideremos algunas de las tendencias que dibujan Gordon Dryden y Jeannette Vos en su libro “La Revolución del Aprendizaje”:
o Las casas serán centros de aprendizaje, de trabajo y de entretenimiento.
o Los principales bienes de una nación serán las habilidades de sus ciudadanos: el definir problemas y crear nuevas soluciones.
o Las personas podrán comerciar y aprender instantáneamente.
o Nuestra sociedad pasará de ser una sociedad industrial a una sociedad de servicios.
o Las pequeñas compañías jóvenes son las que crearán los empleos y lo que requerirán será: habilidades de pensamiento, apertura al cambio y capacidad para correr riesgos y experimentar.
o Sólo una minoría tendrá empleos tradicionales de tiempo completo.
o La escuela hará que el estudio se parezca más al trabajo, que se base en problemas reales que tienen que resolverse con personas de diferentes habilidades.
o Se planteará el desafío de eliminar la palabra “jubilación” del vocabulario.
¿Con todo ello, a qué considera que aspira un joven de veinte años en la actualidad?
Influida por este contexto globalizado, tecnológico mediático, ¿qué rasgos dibujan a una buena parte de nuestra juventud?
o Nuestros alumnos han perdido la fe en las tradiciones y la sabiduría de las generaciones que les precedieron.
o Nuestras instituciones no les merecen confianza, ni las políticas, ni las religiosas, ni aún el núcleo familiar mismo.
o No aspiran a modificar su mundo.
o Sus esperanzas parecen fundarse en aproximaciones casi mágicas: El Secreto, la neurolingüística, la teoría de Gaia, el Feng Sui.
o Valoran más el tener que el ser.
o Su identidad la adquieren por las ropas que usan o por las telenovelas, revistas o redes sociales que siguen.
o Televisión y computadora se ha convertido más en un sujeto que les acompaña que en un objeto.
o Sólo se sienten fuertes en compañía de la “tribu” a que se han integrado.
o Más que acatar indicaciones formulan preguntas y exigen respuestas.
o Su proyecto de vida atiende más a sus ingresos económicos que a tener una familia, un trabajo interesante o prestigio profesional o personal.
o Son inconsistentes y los motiva más lo inmediato, la novedad y los estímulos fugaces.
Desde luego, usted y yo también hemos sido influenciados por nuestro entorno y cuando jóvenes también mostramos algunos de estos rasgos en mayor o menor medida pero lo que hace años eran características secundarias o temporales se han perfilado como rasgos dominantes.
¿A qué lo atribuye usted?:
o ¿A una pérdida de valores.
o ¿A una cultura permisiva?
o ¿A la influencia negativa de los medios de comunicación?
o ¿A precariedad económica e inseguridad laboral?
o ¿A la falta de sentido en la vida?
o ¿A la presión social y mediática que destaca lo material?
o ¿A todo ello… y algo más?
La complejidad de nuestra época, el crecimiento casi indescriptible del bagaje de conocimientos y logros de nuestra civilización contrasta con nuestras limitaciones como seres individuales. Las herramientas culturales de que disponemos para construir nuestras opciones personales en un mundo real casi caótico, parecen ser insuficientes. Nuestra cotidianidad parece contradecir las generalizaciones teóricas aprendidas que deberían ayudarnos a encontrar el sentido en nuestras vidas.
Pareciera que “Cambalache”, el viejo tango, tiene ahora más vigencia que nunca.
“Todo es igual ¡Nada es mejor¡
Lo mismo un burro
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