La Política, La Economía Y La Educación Como Pilares Para La Formación Del Ciudadano

TÍTULO: la política, la economía y la educación como pilares para la formación del ciudadano

INTRODUCCIÓN

En el siguiente trabajo se arribará a una conclusión sobre la relación que debe existir entre política, economía y educación, para formar ciudadanos del SIGLO XXI, como soporte y ayuda se desarrollará un resumen previo del material suministrado.

DESARROLLO

El régimen político como los sistemas latinoamericanos contemporáneos poco tiene que ver con las configuraciones sociales iniciales a mediados del siglo XIX. Los medios masivos de comunicación y el desarrollo de la ciencia y la tecnología moderna vuelven obsoletos ciertos esquemas interpretativos de la relación entre educación y régimen político.

Todos “los padres fundadores” de los estados modernos confiaron a la educación una misión fundamental: la constitución del ciudadano como miembro activo de la sociedad. El conocimiento (con sus componentes de instrucción y formación) se constituía, junto con la propiedad, en un requisito fundamental para la libertad. La condición de ciudadanía se asociaba con la capacidad de elegir y ésta, a su vez, suponía la posesión de ciertos criterios de percepción, de apreciación y valoración que no son de ninguna manera innatos, sino que se adquieren a través de un aprendizaje sistemático. La alfabetización y el dominio de ciertos elementos básicos del cálculo eran los elementos estructurales de ese capital cultural básico que se consideraba necesario para construir al ciudadano de la república moderna.

La democracia como modelo político, no es un sistema estático, sino una propiedad de las prácticas e instituciones sociales que puede estar más o menos presente en cada una de ellas, puede decirse que la transición a la democracia no termina nunca. Se distinguen dos dimensiones del proceso de democratización, una refiere a la cuestión institucional, es decir, al conjunto de reglas y de recursos que estructuran y dan forma al proceso de democratización. El aspecto institucional-estructural, al que se alude cuando se habla de lo político, no agota la cuestión de democracia. Junto con “lo político” está “la política”. El femenino remite a las prácticas y acciones de los actores individuales o colectivos. Se puede distinguir la democracia “real” de la democracia “formal”, para que las reglas, las normas o las leyes de una configuración social existan en forma eficaz, orientando las prácticas, deben existir no sólo fuera del sujeto, es decir en la objetividad de las cosas sociales, sino también en el interior de los sujetos bajo las formas de creencias, valoraciones y predisposiciones, es decir, inclinaciones a hacer ciertas cosas y no otras.

No hay política democracia sin representación. Puede describirse a la política con la lógica de la oferta y la demanda de representación, esto es un conjunto de “ideas”, “ideologías”, visiones o imágenes del mundo y sus cosas.

Una cuestión de mirada, perspectiva de visión, es el llamado debate sobre “género”, las ciencias desde sus orígenes han presentado sus conceptos y teorías desde una perspectiva androcéntrica, esta situación fue cuestionada a partir de la práctica de los movimientos sufragistas que en Europa comienzan a partir de la segunda mitad del siglo XIX y luego se trasladan a América del Norte y más tarde a América Latina, por la igualdad de derechos civiles. Se ha tratado entonces en buscar y crear nuevos conceptos y teorías que apunten a dar cuenta de la realidad social que se construye a partir de la relación, entre los géneros femenino y masculino.

El concepto de género se refiere a la asignación de atributos y conductas de los individuos según su pertenencia a un sexo biológico. La teoría clásica que se utiliza es la que desarrolla Joan Scott , en “El género: una categoría útil para el análisis histórico”, explica que el género es concebido como una categoría cultural impuesta sobre un cuerpo sexuado. La educación es uno de los temas principales del debate social y político de América Latina. Existe una relación dialéctica entre las significaciones de género aún vigentes en la sociedad y los

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