La Privatizacion

resumen

Los gobernantes están llevando a cabo numerosas “políticas de ajuste”, debido a la urgencia de reducir el déficit y la deuda pública. Según nos dicen, estas persiguen privilegiar la reducción de desequilibrios fiscales y disminuir el déficit público. Además de demostrar a los mercados financieros que las cuentas públicas priorizan el pago de la deuda, las medidas de ajuste fiscal van más allá de estos efectos inminentes. En otras políticas, las empresas y sus lobbies y los gobiernos se han lanzado a liberalizar, privatizar y desmantelar el Estado del bienestar.

Saqueo a gran escala

En sociedades capitalistas, en el crecimiento social y económico de las personas confluyen: sector público, Estado, el sector privado y mercado. Los cuales dependen del desarrollo histórico y son fruto de múltiples fuerzas. La lógica privada, se encarga de producir mercancías para venderlas y que los capitalistas obtengan un beneficio. La lógica pública se basa, en la solidaridad y la universalidad en el acceso a bienes y servicios. En este sistema, las conquistas sociales y la provisión de servicios públicos no mercantilizados, van a tener un carácter muy limitado.

Las privatizaciones persiguen diferentes objetivos que se realizan de diferentes maneras. En todas ellas, el sector privado se refuerza en dos terrenos: el material, el cual se apropia de las riquezas materiales; el poder, los que imponen una disciplina al comportamiento de las personas sometiéndolas a la lógica mercantil, dinamitando la solidaridad. El neoliberalismo hizo creer la retirada del Estado en algunos ámbitos de los derechos sociales y la expansión del mercado. Se podría decir que las áreas en que el sector público ha ido abandonado su participación en favor de la iniciativa privada son diversas: la actividad económica directa, la provisión de servicios públicos básicos y los servicios sociales del estado de bienestar.

A pesar de que el Estado se ha desprendido de algunas de sus actividades, que han pasado a manos privadas, este es importante ya que se preocupa muchísimo más de procurar el interés privado. Las tácticas redistribuidoras del neoliberalismo son amplias, sofisticadas, frecuentemente marcadas por estratagemas ideológicas, pero devastadoras para la dignidad y el bienestar social de poblaciones y territorios vulnerables. El sector público es ahora más laxo y muy permeable a los intereses del mercado.

Las (falsas) razones para la privatización

El triunfo del neoliberalismo en la década de los 80 destruyó el keynesianismo y restauró el enfoque liberal dominante antes de la crisis del 1929, según el cual el Estado no tiene que ocuparse más que de asegurar la ley y el orden para proteger la propiedad privada y los intereses económicos. El mercado, ha de ser el principal proveedor de lo necesario para la reproducción social. Las razones que justifican las privatizaciones han sido distintas. Pero en primer lugar hay que revisar los falsos argumentos en que apoya la privatización.

La eficiencia. En los años ochenta del siglo XX, en que los estados vendieron las empresas productivas, las razones mencionadas estaban relacionadas con la eficiencia de las empresas. Se decía que las empresas privadas son más eficientes y competitivas. En cambio se consideraba que las empresas públicas tenían pérdidas, que generaban déficit y deuda pública. Mientras que, supuestamente, la iniciativa privada garantiza una utilización óptima. Estos argumentos se repiten constantemente pero nunca se presentan pruebas concretas que los validen, porque no las hay. Porque es imposible demostrar que las empresas privadas sean más eficientes.

La libertad de elegir. Cuando ya se vendieron una gran parte de las empresas productivas, las privatizaciones adoptaron formas más complejas, incluso más sutiles, y se ampliaron al ámbito de los servicios públicos y los servicios sociales. Para justificar la liberalización de los servicios, se continuó repitiendo que el sector privado puede prestar los servicios de manera más eficiente y se añadió que en el mercado, al estar abierto a la competencia, no habría monopolios, ni burocracias como en las grandes empresas públicas (por ejemplo Telefónica), y eso beneficiaria a los consumidores, porque tendrían la libertad de elegir entre distintos proveedores que además se esforzarían para ofrecer los mejores precios y servicios. Se trató de justificar así la privatización de los servicios públicos como las telecomunicaciones, el agua o la energía pero también los servicios sociales; para justificar la educación privada, se argumenta que las familias ganan en libertad de elección de los centros educativos para sus hijos. Lo mismo para la sanidad privada ya que las distintas mutuas permiten elegir los médicos. La provisión privada genera una enorme desigualdad en el acceso a servicios que además son esenciales para la reproducción social.

Abuso de los usuarios. Se insiste en que los usuarios “abusan” de los servicios sociales porque no tienen que pagar por ellos; por eso se dice que, si estos servicios dejaran de ser un derecho de los ciudadanos y se convirtieran en recursos que las personas tuvieran que pagar con sus propios ingresos, su comportamiento se haría más responsable.

Alto coste de los servicios. En pensiones se señala que la gente vive muchos años, y que el envejecimiento demográfico disparará el gasto. Se insiste en que las prestaciones del paro son tan generosas que hacen que los desempleados

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