La Revolución Del Pedo

El autor arribó a Buenos Aires en vísperas de una situación sumamente delicada en el contexto de la política rioplatense. Tras la derrota infligida por las tropas del litoral al ejército bonaerense en la batalla de Cepeda, en febrero de 1820, y la consecuente firma del Tratado del Pilar, los vencedores le impusieron a Buenos Aires la descentralización del sistema político y la creación de gobiernos autónomos para cada provincia. En setiembre de ese año, el general Martín Rodríguez asumió como gobernador de la provincia de Buenos Aires. Concluía así el traumático período conocido como "la anarquía del año 20".

Según el censo realizado por Ventura Arzac en 1822, la ciudad contaba por aquel entonces con una población de 55.416 habitantes ("un inglés" estimaba 150.000 si se le agregaban los distritos rurales), cifra que duplicaba la del censo general de 1778. La descripción física y topográfica de la ciudad es uno de los primeros temas en que nos introduce el texto. Precisamente a partir de 1820 comenzaron a tomar forma, por iniciativa del nuevo gobierno bonaerense, una serie de proyectos arquitectónicos y urbanísticos cuyo propósito consistía en dotar a la ciudad de una fisonomía urbana más moderna. Entre 1821 y 1824 se crearon nuevos organismos de gestión urbana, como el Departamento de Ingenieros Arquitectos, el de Ingenieros Hidráulicos y el Departamento Topográfico. Cabe agregar, como dato curioso, que al cuerpo de policía, conformado también durante esos años, se le añadirían a sus funciones habituales las de policía sanitaria y edilicia.

Durante la gestión de Rodríguez se procedió a completar un plan de pavimentación en el sector central de la ciudad y se intentó erradicar algunas costumbres consideradas propias de la edilicia colonial, como la de hacer sobresalir las rejas de las ventanas sobre el espacio público. Asimismo -según ha señalado Fernando Aliata en uno de sus recientes trabajos sobre la historia urbana de Buenos Aires en el siglo XIX- el gobierno instrumentó mecanismos para promover un mayor control del uso de las calles, a fin de erradicar algunas modalidades características del período colonial que revelaban cierta indefinición entre lo público y lo privado, como arrojar aguas servidas o basuras a la calle, construir gradas, escalones y asientos sobre las veredas, abandonar a los animales muertos o trasladar las tareas artesanales a la vía pública durante el verano.

* * *A mediados del año 1824, el mandato del gobernador Rodríguez llegó a su fin y lo reemplazó el general Gregorio Las Heras. Más allá de las intenciones expuestas por el nuevo mandatario de seguir en la misma dirección del gobierno anterior, a partir de ese año se sucedieron una serie de circunstancias que contribuyeron al gradual desmoronamiento de la llamada "feliz experiencia". Pese a la derrota de las fuerzas españolas en la batalla de Ayacucho,

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