La aceptación del precepto de amar al prójimo es el acta de nacimiento de la humanidad
Enviado por katykitty • 27 de Abril de 2015 • Ensayo • 2.505 Palabras (11 Páginas) • 313 Visitas
PENSAR LOS ESPACIOS EDUCATIVOS COMO ENTORNOS DE INTERCAMBIO SOCIAL Y CULTURAL
Por Sabrina Bautista
La aceptación del precepto de amar al prójimo es el acta de nacimiento de la humanidad…
entender con ello que lo mejor del ser humano, aquello que le ha permitido rebasar su animalidad y desarrollar su espíritu, surge cuando el otro, sea quien fuere ese otro, se convierte para nosotros en alguien del que nos sentimos responsables; en un compañero de viaje (Asensio, J., 2009, p. 17).
Al interior de la escuela existen muchas preocupaciones, entre las más actuales se encuentra el ¿por qué los estudiantes no aprenden? Pregunta lógica teniendo en cuenta que la escuela está diseñada y conceptualizada para enseñar. Sin embargo, hoy en día los docentes aseguran que la causa de este problema se debe a que los escolares no están motivados y es imposible hacer que se interesen o captar su atención.
Esto es comprensible en nuestro actual período de turbulencia propio de una sociedad que cambia constantemente y que genera un clima de ansiedad, incertidumbre y escepticismo. Este constante movimiento, potenciado en parte por las corrientes informáticas, hace aplicar una memoria de corto plazo que permite captar rápidamente la infinitud de versiones de la información, pero ocasionando perdida de la memoria a largo plazo que se encuentra unida a lo sensible. Así se han ido construyendo sociedades sin memoria, donde el pasado deja de ser importante y es considerado por los jóvenes como algo prehistórico, aburrido e insignificante; a su vez, el escepticismo invade la concepción del futuro al no querer repetir lo que se observa en el presente. Por lo tanto, los jóvenes de ahora se debaten en un presente que los satura, los abruma y no los deja proyectarse hacia el futuro, alejándolos del conocimiento, pero sobretodo ensimismándolos en un individualismo anacrónico donde conocer al otro y profundizar en los contenidos que se encuentran expuestos en el mundo externo se vuelve impensable. Entonces, la pregunta se transformaría a cómo activar las disposiciones cognitivas y afectivas en los jóvenes para que se presten con agrado a recibir una enseñanza que les signifique y les de las habilidades para enfrentar las condiciones actuales de una sociedad cambiante, dinámica y saturada de información.
Bajo la perspectiva expuesta anteriormente, a continuación haré un intento por plantear algunas tesis que permitan dilucidar los procesos de enseñanza a partir de la relación docente-estudiante y la importancia de la interacción social entre estudiantes, utilizando como propuesta los espacios informales de educación como lo puede ser un museo y para este caso particular un museo interactivo de ciencias.
Quiero comenzar resaltando el papel que cumple la escuela en los procesos de socialización del ser humano, que en la mayoría de los casos se plantea como una socialización de una generación a otra, en este caso docente-estudiante, con el fin de transmitir el conocimiento y preservar la cultura. El docente en el cumplimiento de su tarea plantea una serie de dinámicas de clase donde asume un rol de controlador y comprobador del progreso que cada estudiante puede tener de manera individual. Pero esta relación no es el único tipo de socialización que se presenta en la escuela, existe también la socialización entre pares e intercambio entre estudiantes, que en mi opinión, es una de las fortalezas más importantes que le ofrece la escuela al ser humano y que en muchas ocasiones pasa desapercibida o no es asumida con la relevancia que merece.
En el aula este intercambio de pares se pierde, las clases se convierten en una estructura vertical donde la interacción se da linealmente entre docente y estudiantes, por lo que en el salón es imprescindible guardar silencio, poner atención y escuchar atentamente las indicaciones del maestro quien posee el conocimiento. Con esto se excluye del aula todo tipo de interacción entre estudiantes que ayude a potenciar o reforzar el saber que se está conociendo, el espacio para un dialogo reflexivo es expulsado a los pasillos o patio del colegio, donde el único objetivo es divertirse pero sobre todo descansar del aburrido y sin sentido conocimiento visto en clase; por lo tanto, esos diálogos entre amigos se van a basar en intereses y conocimientos banales que se alejan de lo trabajado en el aula. Es decir, con la separación del saber construido en el aula y el saber cotidiano, se pierden herramientas importantes para motivar a los estudiantes, que no le encuentran sentido a lo que ven al interior del aula y aún peor, parecen olvidarlo tan pronto abandonan el salón, pues llega a resultarles incluso sinónimo de tortura.
Con esto quiero resaltar que los espacios educativos deberían estar diseñados para que la interacción entre estudiantes surja de manera espontánea, entendiendo por supuesto, que en el intercambio de conocimientos y experiencias diferentes se puede potenciar el lenguaje y el razonamiento lógico, pues cuando los estudiantes socializan, a través de trabajos en grupo o en juegos, se inicia un proceso de construcción y definición de pensamiento propio donde mejoran su capacidad de argumentación. Lo anterior dado que todo intercambio o diálogo con otro exige una previa organización y clarificación de ideas, pues aunque el estudiante no es consciente de las reglas del lenguaje cuando habla, sí comienza a transmitir sus ideas espontáneamente y de esta manera se va formando a largo plazo en la construcción de un pensamiento reflexivo y argumentativo.
Me atrevo a plantear por tanto, que lo importante de fomentar el intercambio entre estudiantes en el aula de clase es el cambio de roles que se puede presentar y que les permitiría asumir otras actitudes como preguntar, contestar y hasta corregir o aclararle a su par un tema específico; situación que difiere de la relación lineal con el docente donde el estudiante asume un rol más pasivo.
Una mejor comprensión de lo expuesto anteriormente se refleja en espacios de educación informal, donde la figura del docente se desdibuja un poco y los objetos, el lenguaje y los espacios se convierten en mediadores potenciales para acceder de manera cotidiana a un tipo de conocimiento. Para este caso quiero exponer una experiencia cercana vivida en el Museo de la Ciencia y el Juego (MCJ) por medio del programa de la Secretaría de Educación “Expediciones pedagógicas”. Con este programa se pretende interrelacionar espacios formales de educación como los colegios públicos de Bogotá, con espacios informales de educación que ofrece la ciudad como los museos, parques, teatros, etc. Por consiguiente, en el marco de este programa, alrededor de 14.200
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