La lista de declaraciones, convenios, tratados y reglamentos y las leyes de la guerra
Enviado por gis_la_flakita • 25 de Enero de 2014 • Tutorial • 6.401 Palabras (26 Páginas) • 401 Visitas
Generalidades
Definición
Se le denomina al esfuerzo que hacen los habitantes de un país junto a las fuerzas militares para combatir y expulsar al enemigo extranjero, para ello se organizan en células que permita la movilidad y efectividad de los golpes dados al enemigo como saboteo de las líneas de suministros, emboscadas a las unidades de infantería y blindados, información y logística.
Principios
La guerra revolucionaria se desenvuelve con principios que no desconocen lo que hemos mencionado. Se trata de leyes emanado de la naturaleza ética de una guerra justa contra la opresión de grupos sociales minoritarios. Tales principios son:
1. El objetivo de la guerra revolucionaria es conservar las propias fuerzas y aniquilar las del enemigo.
Mao sostiene que: “todos los principios orientadores de las operaciones militares provienen de un solo principio: hacer todo lo posible por conservar las propias fuerzas y aniquilar las del enemigo. Entendiendo por aniquilar las fuerzas del enemigo, no eliminar físicamente todos sus efectivos sino privarlo de su capacidad de combatir y someterlo a nuestra voluntad. Toda guerra está orientada por este principio básico; desde los principios de tiro que exige ponerse a cubierto para disparar utilizando el máximo potencial de fuego, hasta los principios de la estrategia y la táctica, así como las diversas operaciones militares, están orientadas por el principio de conservar las propias fuerzas y aniquilar las del enemigo.
Ahora bien, toda guerra exige un precio en sangre y demanda enormes sacrificios, lo que parece contradictorio con la conservación de las fuerzas. El asunto consiste en que la mejor manera de conservar las propias fuerzas es aniquilando las del adversario, aun a costa de los sacrificios. La cuestión es saber si los sacrificios compensan con el logro de los propósitos.
De lo anterior se desprende que la ofensiva es el único medio para destruir a las fuerzas enemigas y también el medio principal para conservar las propias fuerzas; la defensa y la retirada puras y simples solo desempeñan un papel temporal y parcial en la conservación de las propias fuerzas y son totalmente inútiles para aniquilar las fuerzas enemigas (Mao). En la guerra, toda actitud defensiva que no vaya encaminada a la preparación de una posterior ofensiva conduce a la derrota
2. En toda guerra es necesario ocupar y dominar el territorio.
La primera condición de la victoria en la guerra es aniquilar al enemigo, privarlo de sus medios de defensa, así mismo, una vez vencido, ocupar el territorio dominado por él para impedir cualquier reagrupamiento y someterlo a nuestra voluntad o minar o quebrar toda idea de resistencia u hostilidad, es decir, quebrar su voluntad de lucha.
Toda la historia de las guerras confirma este principio que se desprende del anteriormente expuesto. No se puede considerar aniquiladas las fuerzas vivas del enemigo mientras su territorio no sea ocupado y sus hombres desarmados y privados de cualquier posibilidad de respuesta o resistencia.
La polémica sobre la importancia de ocupar o conservar territorios o aniquilar las fuerzas del enemigo y ocupar su territorio es derivado de este hecho. Generalmente, en las guerras que libran los países o las fuerzas más débiles frente a fuerzas y ejércitos superiores, deben ceder territorio para debilitar el enemigo y poder aniquilarlo posteriormente, para, finalmente, como resultado de la victoria, poder recuperar el territorio perdido.
3. Toda guerra se decide en enfrentamientos cuerpo a cuerpo.
No se puede ocupar el territorio, ni desarmar al enemigo, es decir, aniquilar su voluntad de lucha, sin vencerlo en el campo de batalla; por tanto, de esto se desprende como ley, que toda guerra se decide, finalmente, en enfrentamientos cuerpo a cuerpo. El concepto de enfrentamiento cuerpo a cuerpo tiene un sentido histórico y se corresponde con el desarrollo de la técnica, en las guerras de la antigüedad las batallas se desarrollaban en enfrentamientos hombre a hombre, la aparición del fusil modifico completamente el concepto y hoy se considera cuerpo a cuerpo los combates a pocas decenas de metros. Las guerras son recordadas generalmente por las grandes batallas (Lepanto, Waterloo, Carabobo, Boyacá, Leningrado) y toman casi siempre el nombre del sitio en que se sucedieron, pero en realidad muestran es como el desenlace final de la guerra se resuelve en los combates cuerpo a cuerpo.
No es cierta la idea de que la moderna tecnología cambio esta ley. Las recientes guerras confirman este principio. Tanto en Irak, Kosovo, Afganistán, Colombia y Chechenia, la tecnología moderna ocasiono sobre todo la destrucción de la infraestructura económica y los medios de abastecimiento de los invadidos, para finalmente terminar con la intervención de la infantería: tanques, equipos motorizado, pero sobre todo, con hombres a pie. Federico Engels señalaba que por mucho que se desarrollara la técnica, después de la aparición del fusil de asalto, era muy poco lo que podía cambiar en los combates decisivos.
Los anteriores son los principios básicos de la guerra revolucionaria. Sin embargo, conviene tener en cuenta que toda guerra tiene dos aspectos inseparables con sus leyes o principios: la estrategia que estudia las leyes que afectan la situación de la guerra en su conjunto y la táctica que estudia las leyes que afectan la situación parcial de la guerra.
La Estrategia de la guerra: Esta define la dirección del golpe principal y las reservas. Esto quiere decir que la estrategia define el camino general, traza el plan de guerra, define los planes para las campañas separadas y prepara los encuentros que serán librados en cada una de ellas. "Lo principal -dice Mao- es examinar, a la luz de las circunstancias, los problemas de la formación de las unidades y agrupaciones de tropas, así como las relaciones entre las compañías, entre las distintas etapas de operaciones y entre el conjunto de las actividades propias y las actividades del enemigo. Esto implica el conocimiento de todos los aspectos de la situación del enemigo y de las propias fuerzas, de donde se derivan las leyes que rigen las acciones de ambos, lo cual nos posibilita aplicarlas a nuestras propias acciones.
La estrategia si bien define los asuntos que afectan a la situación de guerra en su conjunto, no es algo rígido ni estático, toda la experiencia demuestra la necesidad de aplicar con flexibilidad los principios de acuerdo a las circunstancias, así como prever las medidas en caso de derrota. Así mismo, toda la experiencia pone en evidencia que el arte de la guerra solo se aprende en el transcurso
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