La película protagonizada por Maritza Elizabeth Santiago Hernández

UNA PEQUEÑA HISTORIA

"Nadie sabe que yo fui famosa", dice Martiza. A sus 11 años asegura que ser la coprotagonista de la historia The girl, del director estadounidense David Riker, no la hace sentirse una celebridad.

Antes de encontrar a Maritza Elizabeth Santiago Hernández, la producción de la película recorrió durante ocho meses decenas de escuelas en Oaxaca y visualizó a más de 3 mil niñas que podrían personificar a Rosa, la protagonista de la cinta.

Fue en la escuela Ricardo Flores Magón, en Santa Cruz Xoxocotlán, donde hallaron a la niña que buscaban. Tenía ocho años y estudiaba tercer año de primaria.

Maritza asegura sonriente: "No ha cambiado nada de mí, sigo siendo igual, la misma de siempre". Como experiencia, narra, participar en la película fue enriquecedor, pero ahora piensa en concluir sus estudios y, de grande, ser maestra de preescolar.

"No fue pesado el trabajo que yo hice. Aprendí muchas cosas como sentirme feliz, mis emociones, convivir con las demás personas. Sí me interesaría (seguir en la actuación). Yo quiero ser de grande maestra de preescolar", afirma.

The girl, que retrata la historia de miles de niños que pierden a sus padres en el intento por cruzar ilegalmente la frontera con Estados Unidos, se filmó hace tres años en locaciones de la ciudad de Oaxaca, el Istmo de Tehuantepec y en San Juan Chicomexúchitl, en la Sierra Norte.

Esta cinta ha sido presentada en festivales en Londres, Nueva York y en el pasado Festival de Morelia, en Michoacán, a los que Maritza ha sido invitada.

Maritza es la bendición que Dios nos ha dado para la familia. Así resume su mamá, Azucena Hernández, lo que ha ocurrido después de la filmación de la película. Durante casi mes y medio acompañó a su hija en los sets de filmación y el rodaje de la película. "Estuve todo el tiempo detrás de cámaras, en todas las escenas que ella hacía, no la dejé un momento".

La casa de Maritza fue construida a partir de los ingresos que obtuvo por su participación en la cinta. "Nuestra casa era un cuartito de lámina, platicamos con mi hija y estuvo de acuerdo, ella encantada en que se construyera la casa, Maritza tiene un gran corazón, es la bendición que Dios nos ha dado", dice su mamá.

Rabí Santiago, el padre de Maritza, dudó cuando le dijeron que su hija debía separarse por un tiempo de su casa. "No, les dije, ¿Y la escuela? Pero me dijeron: ‘por la escuela no te preocupes, va a tener su propia maestra'. Pero yo pensaba que se iban a llevar a mi hija. Estaba indeciso, qué tal si por ahí me la secuestran, se la llevan y ya no vuelve".

No quería, pero habló con la niña y ésta le dijo que sí quería filmar la película. Rabí Santiago se siente orgulloso. Él trabaja como administrativo de la escuela Ricardo Flores Magón, una escuela del sistema

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