La propuesta urbana

“La noción de patrimonio constituye el capital cultural de las sociedades contemporáneas. Contribuye a la revalorización continua de las culturas y de las identidades, y es un vehículo importante para la transmisión de experiencias, aptitudes y conocimientos entre las generaciones. (…) Puede también enriquecer el capital social conformando un sentido de pertenencia, individual y colectivo, que ayuda a mantener la cohesión social y territorial.” (UNESCO, 2014)

Históricamente hasta finales del siglo XX las ciudades portuarias veían en su borde costero y en su puerto un elemento dinamizador de la ciudad, donde lo urbano, lo económico y social experimentaba auge o decadencia al mismo ritmo que lo hacia lo portuario, sosteniéndose al respecto que “no sólo el puerto era inconcebible sin la ciudad o la ciudad sin el puerto, sino que, incluso, crecían al unísono (…) puerto y ciudad eran inseparables” (Pozuela,1996) viéndose en nuestro país el caso particular de la ciudad de Talcahuano, encontrándose contenida entre dos bahías, generando un vínculo desde sus inicios con el mar, lo que le ha permitido articular distintas situaciones y dinámicas tanto urbanas como sociales alrededor de esta condición donde las catástrofes naturales, La industria y el transporte marítimo han ido forjando su identidad destacándose desde su fundación por ser el principal puerto de la región del Biobío  y el primer puerto militar, industrial y pesquero de Chile, siendo desde el año 1764 un importante y estratégico asentamiento, donde el desarrollo de la ciudad, su crecimiento urbano, económico y social se ha visto  influenciado por el quehacer portuario ballenero y cerealero hasta principios del siglo XX, pesquero desde fines del siglo XIX, siderúrgico petroquímico desde los años 40 y logístico mercante durante las últimas décadas.

El marcado carácter portuario de Talcahuano generó que esta se fuera desarrollando urbanamente en función de las industrias y el transporte marítimo, viéndose el borde costero  exclusivamente dedicado a actividades productivas , siendo en las últimas décadas un espacio ajeno a la población lo que supone una pérdida  de la memoria histórica e identidad ligada al mar por parte de la ciudadanía, definiendo y diagnosticando el  PLADECO 2018-2021 a la ciudad con un “(…) rol de ciudad puerto, prestadora de servicios logísticos” dejando en evidencia el protagonismo del quehacer portuario en la ciudad, lo que se refleja en una falta de  ´imagen de ciudad´ que no permite construir una identidad común, “donde los barrios crecen sin elementos comunes y la vida comunitaria se ve cercenada al no existir un rescate histórico que contribuya a fortalecer la memoria y el rescate de lo que ha sido central en el desarrollo de las comunidades.” quedando al margen los espacios públicos, recreativos y culturales en el borde costero y la ciudad siendo la biblioteca municipal y el recién habilitado teatro Dante los únicos representantes de infraestructura cultural publica que existe hoy en Talcahuano.

En cuanto a museos, la ciudad cuenta solo con tres, el Monitor Huáscar, el Museo Naval Puerto San Vicente y el Remolcador de Alta Mar (RAM) “el poderoso”. El primero corresponde a un museo militar que rememora héroes del combate naval de Iquique, siendo así un espacio cultural pero relativamente ajeno a Talcahuano, su historia e identidad; El segundo es una iniciativa independiente y auto gestionada por Daniel Jara, un ex buzo y modelista naval que se ha encargado de recopilar historias de personajes y de la ciudad, exponiendo modelos a escala realizados por él mismo de embarcaciones pesqueras artesanales, industriales, grandes veleros y de la armada, además de modelos de personajes típicos de la ciudad, fotografías y pinturas siendo este caso mucho más cercano a la historia e identidad de la ciudad, pero carente de espacio propicio para la difusión de esta; Y el tercero , un remolcador trasladado de Valparaíso a Talcahuano en los años 90, con el fin de darle un nuevo uso ligado a lo cultural convirtiendo al navío en un museo y centro cultural donde se pudiera recorrer y conocer el trabajo marítimo del país, tanto portuario como pesquero siendo este volcado por el tsunami del año 2010, quedando varado y abandonado en la orilla de la costa hasta el día de hoy.

Por otro lado,  producto del daño provocado por el terremoto y tsunami del año 2010, sumado a la tendencia que ya llevaba la ciudad por mejorar sus condiciones de habitabilidad, se da pie a una serie de propuestas de renovación urbana enfocada en devolver el espacio al habitante siendo presentado a finales de ese año, por parte del Gobierno Regional del Biobío  un plan de reconstrucción del borde costero (PRBC18) en el que se plantea una reconstrucción con una fuerte vocación vial e industrial que busca incorporar programas que consideren la recreación, la activación económica así como también la protección y mitigación ante posibles tsunamis; Además  a partir de un análisis económico y territorial, donde se identifica una fuerte obsolescencia de las actividades mercantes y logísticas frente a las posibilidades de uso de suelo en el borde costero, la empresa portuaria TSV determina que la plusvalía de su emplazamiento no está siendo bien aprovechada, solicitando esta un plan maestro a la empresa de planificación territorial Qproject, con el objetivo de generar mayores ganancias a partir de la concesión y venta de sus terrenos lo que la inclinaría en la actualidad a buscar un nuevo emplazamiento para sus actividades productivas pudiendo aportar con esto a mejorar las condiciones de habitabilidad en el borde costero.

En este contexto de planteamientos de renovación urbana, basándose en el diagnóstico y análisis realizado a la ciudad donde se reconoce la necesidad-oportunidad existente de recuperar el borde costero y generar espacios destinados a la ciudadanía que logren explotar y promover el patrimonio tangible e intangible de Talcahuano, se enmarca esta propuesta de título, planteándose como una propuesta urbana y arquitectónica que buscará acercar el patrimonio portuario de la ciudad a los habitantes y visitantes, mediante la rehabilitación del borde costero y la creación de un museo histórico portuario con carácter regional, poniendo en valor la identidad y memoria de la comunidad chorera, así como sus valores y costumbres ligadas al mar.

Propuesta Urbana

“Es fundamental que una buena acupuntura urbana promueva la conservación o el rescate de la identidad cultural de una localidad o comunidad. Muchas ciudades hoy necesitan de una acupuntura porque dejaron de cuidar su identidad cultural.” (Lerner, 2003)

El proyecto de rehabilitación del borde costero se basa, primeramente, en una propuesta urbana que rescata la idea de articular y reestablecer conexiones espaciales entre la ciudad y el borde costero, con el borde como eje central de una intervención que funciona como una acupuntura urbana, la cual busca detonar y revalorizar la memoria portuaria mediante un mix programático que logre activar el sistema de relaciones urbanas de la ciudad con su contexto.

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