La protección social en la sociedad de riesgo-carlomagno

Las fronteras de la seguridad. Su evolución desde las comunidades preindustriales hasta la sociedad de las incertidumbres.

Introducción

El origen epistemológico de la palabra seguridad proviene del latín securitas, cuya composición semántica contiene el prefijo se (separar, aislar), y curus (curar o cuidar) y el subfijo tas (cualidad de). De esta manera en la raíz de la palabra podemos observar que estar seguro tiene en esencia la cualidad de aislarse para quedar cuidado de las amenazas o el riesgo que nos ofrece un determinado hábitat exterior. De ahí que ya la impronta ontogenética de  la palabra pone de manifiesto una pista, que es desde ese exterior de donde provienen los riesgos, un condicionante central en la definición de las fronteras de la seguridad. Es así que debemos interpretar el sentido de la inseguridad para poder definir que es estar o sentirse seguro. En esta línea bucearemos en las formas de inseguridad que determinan las barreras protectoras construidas socialmente para establecer los espacio de seguridad donde las personas puedan obtener la cualidad de estar sin cuidado, es decir, desprovisto de preocupaciones gracias a un estado ideal de control de los riesgos sociales.

Esta búsqueda de la seguridad por parte del ser humano, que acompaño lo largo de su existencia como ser social, gira en gran medida, en torno a lograr controlar los peligros provenientes del medio ambiente en que desarrolla su vida. Esta concepción de las personas contiene una esencia antropológica y social que descansa en una dimensión elemental, caracterizada por  la forma en que los hombres hemos desarrollado la existencia desde tiempos inmemoriales.

"Esta tiene una dimensión socio-antropológica que va mucho más allá de su componente asistencial. Por dimensión socio-antropológica de la protección social entendemos aquí el basamento de recursos y derechos que proporcionan al individuo moderno y que le permitió convertirse en un miembro de la sociedad con derecho propio" (Castel, 2009, p. 189).

Desde concepción rousseauneana la humanización del hombre se produce en tanto viven bajo los lazos organizados de una sociedad, pero es de esta construcción de donde inherentemente provienen los males sociales como consecuencia de las desigualdades sociales entre los miembros de las misma, que va a contramano de la naturaleza humana, enunciada al inicio del capítulo I de El Contrato Social con la expresión "el hombre nace libre, y en todas partes está encadenado." (Rousseau, 1762)

Partiendo de entender a la sociedad como basamento de las desigualdades sociales, Rousseau (1754) propone que males como el egoísmo y la guerra son productos sociales y se pregunta a continuación:

 "¿Cómo conocer la fuente de la desigualdad entre los hombres si no se empieza a conocerlos a ellos mismo? ¿Y cómo llevará el hombre a cabo el verse tal como lo ha formado la naturaleza, después de todos los cambios que ha debido de producir en su constitución original la sucesión de los tiempos, y el desentrañar lo que le viene de su propio fondo y lo que le han añadido o cambiado en su estado primitivo las circunstancias y el progreso?" (Rousseau.1754).

Y reflexiona a continuación distinguiendo los tipos de desigualdades entre las personas. Por un lado las desigualdades naturales o físicas, que son aquellas establecidas por la biología como ser vejez, la fuerza corporal, la saludo u otro tipo de cualidad natural; y por otro lado establece las desigualdades morales o políticas, definidas o legitimadas a través de convenciones sociales, es decir, por medio del beneplácito de las personas, siendo la responsable de la distribución  privilegios. Se institucionaliza de esta manera una estratificación social a consecuencia de los diferentes niveles de acceso a recursos, prestigio o poder. Dirá Rousseau:

"Consiste en diferentes privilegios de los que algunos disfrutan en detrimiento de los demás, tales como ser más ricos, más honorables, más poderosos que ellos, o incluso hacerse obedece" (Rousseau.1754).

De esta manera, a lo largo de la historia esta preocupación por la seguridad, se ha manifestado a través distintas estrategias protectoras, que con mayor o menor eficacia, han sido orientadas a poner límites a las situaciones de constante imprevisibilidad e incertidumbre que amenaza la existencia.

Ahora bien, entendiendo  la seguridad y sus respectivas protecciones desde una dimensión social, antropológica e histórica lo que debemos tratar de observar cómo a lo largo de la evolución de las comunidades preindustriales hasta el desarrollo de las sociedades  modernas se fueron construyendo barreras protectoras para delimitar espacios de seguridad, y como dicha frontera de fue desdibujando a partir de la resignificación de  las amenazas y el riesgo.

La evolución de las barreras protectorias desde las comunidades preindustriales a las sociedades modernas

Tipos de inseguridades

Como ya se ha hecho referencia con anterioridad, para hablar de protecciones que otorguen a los individuos un estado de seguridad, debemos en primer lugar, determinar las amenazas sociales que ponen a los miembros de una sociedad ante la posibilidad de caer en una situación de desamparo, llevándolos de esta manera a un estado de inseguridad. En otras palabras, cuáles son las amenazas sociales que generan inseguridad y cómo se crean los mecanismos y las estrategias necesarias para controlar estas contingencias.

Castel (2003) establece que la inseguridad tiene dos componentes: una inseguridad civil y una inseguridad social. Cabe señalar que estos componentes de la inseguridad solo son posibles y son susceptibles de sentido en el marco de una comunidad organizada (independientemente del nivel de estadío evolutivo de la misma), es decir, que los hombres pueden  percibir como tales este tipo de inseguridades solo después de convertirse en ciudadanos, ya que estás son productos de las desigualdades sociales que surgen del seno de la propia organización de la comunidad.

Las inseguridades de tipo civiles son aquellas que ponen en riesgo las garantías más elementales de las personas como miembros de una comunidad o sociedad, como apuntábamos anteriormente, son las que están establecidas por las diferencias morales o políticas, y sostenidas por convenciones sociales. Las protecciones de este tipo de inseguridades se dan entorno del Estado de derecho que garantizan las libertades fundamentales de los ciudadanos y  la propiedad privada.

Por otra parte, de las desigualdades naturales o físicas provienen el segundo tipo de inseguridades, las sociales. Estas amenazan con dejar caer en desgracia a los individuos a consecuencia de una contingencia biológica que provocaría una degradación del status social. La búsqueda de protecciones de este tipo de inseguridades se construye para hacer frente a situaciones de vejez con falta de recursos, accidente, invalidez, enfermedad. En este punto cabe mencionar que si bien las causas de las inseguridades sociales son biológicas las consecuencias son claramente sociales, y estas protecciones solo pueden estar garantizadas por la existencia de un Estado de carácter social.

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