La realidad virtual como vía de escape de la realidad

“Televisión: la “realidad virtual” como vía de escape de la realidad”

Este es el llamativo título que le da el nombre al segundo capítulo del libro “Tercera Piel, Sociedad de la imagen y conquista del alma”, escrito por el ingeniero y urbanista español Ramón Fernández Durán. En este breve apartado nos deja claro como la televisión es una máquina capaz de captar tanto nuestra atención e intereses. Además, afirma como este medio de comunicación puede aportar en la influencia del comportamiento de las personas.

Ramón Fernández, por medio de un lenguaje claro y preciso explica como la apropiación tecnológica y los mensajes ciertamente persuasivos que guardan las imágenes en su interior desarrollan los diferentes problemas de la actualidad, además de que ofrece ejemplos claros del problema. Tal como, el mensaje mediático de los países centrales y en la televisión, la Periferia se nombra como realidad caótica, para que la “opinión pública” valore el orden y el nivel de vida que disfruta. Mientras que no existe ninguna información que permita entender ni racionalizar lo que acontece en los territorios periféricos.

El autor explica el término “realidad virtual” como el núcleo principal de la televisión y como sabemos, este fue evolucionando con el tiempo. De esta forma, ha podido aumentar su público, ya que hoy en día la televisión llega a más de un 80% a la población mundial. El poder que le hemos permitido a la realidad virtual ha logrado borrar las fronteras entre lo falso y lo verdadero. Pues crea una mezcla entre ficción y realidad que acentúa nuestra incapacidad para conocer quiénes somos y cuál podría ser un mundo deseable, justo y sustentable.

No se puede negar que la televisión nos ha ofrecido mucho y ha sido de ayuda, que nos ha proporcionado contenido de entretenimiento, noticias de todas partes, entre otras cosas. Sin embargo, nos hemos acostumbrado al mal uso de este medio. Muchas veces nos adentramos tanto tiempo en este, causándonos daño sin interés en saber que pasa a nuestro alrededor. Así pues, y como nos aporta también el filósofo Braudillard, parecería como que la totalidad del género humano se hubiese salido de la realidad física para meterse en cuerpo y sobre todo alma en la “realidad virtual”.

En síntesis, considero que este capítulo es muy útil ya que nos ayuda a comprender de una manera más fácil y resumida la manera en que el autor interpreta lo que es la “realidad virtual”. Es decir, algo que nos ayuda a comprender nuestras fallas como sociedad y prevenirlas. Lo recomiendo para todo aquel que le interesa saber más sobre la Tercera Piel y sobre todo para entender mejor lo que está correcto o verdadero y lo que no.

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