La realidad,

La realidad

Si hay algo que se nos impone y accedemos a su conocimiento de cualquier manera, es la realidad. La realidad es sumamente compleja, algo así como un entretejido de múltiples hilos, colores y tramas.

La realidad más cercana a nosotros es la de todos los días. Esta cotidianeidad sucede en tiempo y espacios próximos a mi, que puedo manejar...me levanto más temprano, cumplo horarios, destino tiempo para el descanso, me organizo, en cuanto al tiempo. Me desplazo acá o allá, voy, vengo, en cuanto al espacio.

Hay tiempos y espacios que me resultan más difícil de manipular.

Lo mismo que vivo yo viven los otros, aunque mis perspectivas y significados no sean los mismos. Sin embargo, vivimos en un espacio común, en un mundo que es común a todos,  y compartimos  el conocimiento de esto común. Este “sentido común” nos ayudará a encarar la aparición de lo problemático en medio de esta realidad “ordenada” de tiempo y espacio.

Cuando me encuentro con el otro interactuando, lo percibo inmediatamente, aunque no lo pueda conocer totalmente. Yo no me percibo sino parando a reflexionar sobre mi mismo, aunque me conozca más de lo que puedo conocer al otro.

Mi relación con la realidad de la vida cotidiana, puede alcanzar al pasado y al futuro, con diferencias de tipificación: más o menos generales y/o míticas para el pasado, más vacías para el futuro que no conocemos de ninguna manera.

Para conocer, necesito signos que me expresen lo que las realidades son, y un sistema de signos que puedan preservar la realidad para ser comunicada a través del tiempo y el espacio de generación a generación. El lenguaje es este instrumento.

Mi conocimiento y el de los otros tienen diferencias múltiples, y eso también lo conocemos. Por eso vivimos compartiendo conocimiento de la realidad y, el punto de partida es siempre la vida cotidiana, donde estamos sumergidos.

Cuando el texto dice “el lenguaje como expresión de saberes” me recuerda la necesidad de cada docente, de buscar expresiones, un  “modo de decir” adecuados para que nuestro mensaje sea aprehendido, saboreado, asimilado.

No sé si es necesario conocer el proceso del conocimiento para comprender la realidad en la que estoy sumergida. Sí estoy convencida que necesito del otro y el otro me necesita para conocer, y me gustaría pensar en un lenguaje inclusivo, para que la interacción social sea un proceso educativo.

Lo que quiero decir es que si yo no hablo el lenguaje que contenga signos comunes, habrá muchos que queden preguntando ¿qué dijo?, o si no, que se duerman a los 5 minutos.

Y es cierto, que el conocimiento está distribuido socialmente, lo que sería normal y lógico. Lo malo es que está fragmentado, al estar fuera del alcance de un gran sector.    

En la vida de todos los días nos pasamos compartiendo saberes. Ojala lo podamos reconocer.

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