La situación demográfica en Chile

Desde la década de los años 60, Chile comenzó un descenso sostenido de la fecundidad y, junto a la disminución de la mortalidad que se inició mas tempranamente en los años 20, incidieron en que el país hoy se situé en una etapa bastante avanzada en la transición al envejecimiento demográfico de su población.

Entre 1907 y 1940, los porcentajes de adultos mayores y menores de 15, oscilaron en torno al 6% y 37%, respectivamente. En 1970 en Chile había 19 personas de 60 años o más por cien menores de 15; en cambio, en el 2010 ya había 58. En otras palabras, nuestro envejecimiento demográfico hoy es el triple del que había hace cuatro décadas. Ahora, si nos comparamos con el país más envejecido del mundo actual, Japón, nuestro envejecimiento demográfico es la cuarta parte de aquel, dado que en dicha nación oriental hay alrededor de 227 adultos mayores por cien menores de 15 años.

En nuestro país, la clase media se puede entender por una combinación de variables de consumo, patrimonio y educación. Tomando esto en consideración, se puede decir que un 20% de la población chilena es clase media.

Los ingresos de la clase media crecen menos en términos reales que el ingreso promedio de todos los chilenos. Entre 2006 y 2011, los ingresos autónomos del hogar (obtenidos mediante el trabajo) de ese grupo aumentaron entre 3% y 5%, mientras que para el promedio del país subieron 7,8% en el mismo período. La situación económica de la familia de clase media, así como la del 40% más pobre, sufrió los efectos del menor crecimiento de los últimos años. La variación promedio anual per cápita de los ingresos del tercer quintil revela que existe una gran diferencia entre lo ocurrido entre 1990 y 1998, cuando el PIB aumentó a un promedio anual de 7,6%, y lo sucedido entre 1999 y 2009, cuando Chile apenas creció a 3,3% anualmente. En el primer período, los ingresos promedio país se incrementaron a una tasa del 5,8% anual, mientras que en el segundo, sólo lo hicieron a 0,6%.

Este comportamiento se traduce en que muchas personas que habían visto aumentar sostenidamente sus ingresos también aumentaron sus expectativas socioeconómicas, adquirieron bienes y propiedades, y se endeudaron para ello. Con la baja de la actividad económica, sufrieron por la merma de sus ingresos o por la pérdida del empleo y sus expectativas se vieron afectadas. El problema es que ellos, a diferencia de los más pobres, no están protegidos por redes sociales, pues los programas de ayuda -habiendo recursos escasos- se deben enfocar a los grupos de menores ingresos. Así, el crecimiento económico es muy relevante para la clase media, porque para quienes la integran resulta más fácil reinsertarse cuando aumentan la actividad y el empleo.

Entregamos estos datos, porque es necesario precisar que gran parte de los adultos mayores de nuestro país pertenecen a las

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