La sociedad teledirigida Giovanni Sartori

Paulina Margot Hernández-Matos Avalos          Persona y Humanismo

Homo Videns

La sociedad teledirigida

Giovanni Sartori

La reflexión hecha por Sartori en Homo Videns es de enorme relevancia, especialmente para el contexto histórico en el que vivimos. En su obra expone de manera clara, concreta y sombría el camino por el cual nos está acarreando la imagen como principal formador de conciencia: una sociedad moderna que aventaja el aprendizaje por medio de la televisión, ya que es cómodo y, al ser visible, aparentemente irrefutable. Dos de las principales causas de irnos transformando en una sociedad teledirigida son el progreso tecnológico, que a mediados del siglo pasado logro plasmar imágenes en una pantalla con dimensiones suficientemente pequeñas para caber fácilmente cualquier hogar del mundo y, segundo, la especialización en la producción de los televisores para hacerlos accesiblemente económicos a prácticamente cualquier decíl económico-social de la población. Sus efectos, sin embargo, son brutales; afectando no solo la manera de conocer sino de comprender, en la imagen solo percibimos, sin enfocarnos por abstraer o racionalizar lo que vemos, no obstante la percepción es algo que se reduce a los simples y universales sentidos, sin utilizar nuestra más distinguida característica, la razón.

El uso desordenado de la televisión es un atrofiador de nuestra capacidad de abstracción de símbolos y una degradación de nuestra manera de aprender. La televisión debe ser gozado como un instrumento que proporciona entretenimiento, sin embargo no se debe aprobar como maestro, ídolo o amuleto de sabiduría.

Es sumamente dañino basar nuestras ideas a través de lo “tele-visto”, el poner por encima lo visto que lo hablado va en contra de nuestra manera de concebir las cosas; el ser humano se comunica a través de palabra y no imágenes, eso dejémoslo en la prehistoria donde no se había desarrollado la habilidad de transmitir nuestro pensamiento de manera abstracta y puntual sino meramente visual e imprecisa. Esa capacidad de abstracción simbólica es lo que nos distancia y, al mismo tiempo eleva, de las demás especies de nuestro planeta.

La imagen no es específica, no se requiere tener conocimiento de ningún lenguaje particular para poder absorber lo que transmite, se reduce a una sola y concreta representación determinada de antemano de color, figura y forma, lo cual la empobrece a favor de la palabra la cual, al ser abstracta, esta dotada de inmensas más posibilidades de simbolismos y esto la enriquece. La imagen no nos cede la capacidad de inteligir o conocer para de este modo comprender, simplemente imprime en nuestra mente lo que busca transmitir, se procesa en automático. En realidad hay muy pocas palabras, las denotativas, que tengan relación uno-a-uno con el objeto que procuran señalar, la gran mayoría en cambio son las connotativas, que lo que hacen es explicar el contenido del significado dentro de la palabra. Lo que sucede al guiarnos por medio de la televisión es que en realidad entendemos o abstraemos la representación del concepto, es decir todo se vuelve denotativo, pero no entendemos el concepto en sí, lo connotativo lo que conlleva a descuidar, al no utilizarla, la capacidad de entendimiento verdadero; es decir, nos vamos haciendo cada vez mas ignorantes, entrando en una regresión del progreso evolutivo mental.

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