Las venas abiertas de América Latina. Es América Latina, la región de las venas abiertas
Daniel Jiménez PérezDocumentos de Investigación7 de Diciembre de 2015
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PONTIFICIA UNIVERSIDAD CATÓLICA DEL ECUADOR
FACULTAD DE ECONOMÍA
ECONOMÍA POLÍTICA II
NOMBRE: Ariana Alvear Giler FECHA: 2015-05-21
TEMA: “Las venas abiertas de América Latina”
“Esa es la paradoja eterna- los pobres viven en naciones que son ricas por la generosidad de la Naturaleza” (José Cecilio del Valle, 1831)
La explotación de los recursos naturales en América Latina, ha generado que exista un gran interés dentro de la sociedad, debido a que esto ha generado un importante ingreso dentro de éstas naciones, a partir de esto se han originado muchas teorías sobre el beneficio o el perjuicio de la riqueza que se obtiene de los recursos naturales, a partir de esto Thad Dunning se plantea la pregunta: ¿ Una economía favorecida por los recursos naturales puede o no fijarse en una tendencia democrática o autoritaria?. Señalando que muchos países tienen regímenes autoritarios debido a la explotación de los recursos naturales, mientras que otros poseen regímenes democráticos.
Otro punto de vista acerca de los Recursos Naturales que tenemos para el desarrollo de éste ensayo es el de Alberto Acosta y Schuldt Jurgen, los cuales señalan que si un país posee grandes yacimientos de los recursos naturales, podrán tener como consecuencia de esto un gran desarrollo económico. Partiendo de esto podemos observar dentro de éste ensayo que muchas veces se cumple pero en otros casos no creándose una desigualdad entre los países, esto nos plantea una cuestión: ¿Por qué si existen países ricos en recursos naturales e incluso poseen buenos ingresos económicos y ser considerados países no desarrollados, cuál es el factor que incide para que existan desigualdades? A continuación en mi ensayo tomo como ejemplo el libro de Eduardo Galeano, En las Venas Abiertas de A. Latina.
En el análisis de la historia de América Latina desde la Colonización Europea hasta la América Latina contemporánea, se usan argumentos con crónicas y narraciones el constante saqueo de los recursos naturales de la región por parte de las naciones colonialistas del siglo XV al siglo XIX e imperialistas del siglo XX en adelante; especialmente por Estados Unidos, pues, como se manifiesta al inicio de la obra, “La división internacional del trabajo consiste en que unos países se especializan en ganar y otros en perder”[1], en este caso América Latina se especializó en perder, desde sus inicios como colonia hasta nuestros días, puesto que, el petróleo, el hierro, el cobre, la carne, las frutas, el café, los alimentos y las materias primas tienen su destino a éstos países que ganan mucho más consumiéndolos que América Latina produciéndolos. (Galeano, E, 1971).
“Es América Latina, la región de las venas abiertas. Desde el descubrimiento hasta nuestros días, todo se ha trasmutado siempre en capital europeo o, más tarde, norteamericano, y como tal se ha acumulado y se acumula en los lejanos centros de poder”, [2] ya que son las metrópoli las que se enriquecen al adquirir materias primas de los satélites que al final terminan comprando productos elaborados que contienen sus propios recursos, las satélites compran a precios altos y venden a precios bajos, las metrópoli venden a precios altos y compran a precios bajos; punto focal para su enriquecimiento.
Otro factor determinante para que América Latina sea presa fácil de las metrópoli es el tamaño de su economía, puesto que, las economías latinoamericanas no igualan en absoluto al tamaño de las economías norteamericana y europea, ya que, “los tres mayores mercados de América Latina –Argentina, Brasil y México– no alcanzan a igualar, sumados, la capacidad de consumo de Francia o de Alemania occidental”[3], al hablar de competitividad de precios queda claro que siempre las metrópoli liderarán ante las satélites, debido a que América Latina no tuvo una Revolución Industrial que mediante la invención de maquinaria, ayudase al incremento de la productividad y por ende obtener productos a precios bajos que sean atractivos para su consumo. Estas entre otras razones, permitieron que América Latina se especialice en perder antes que en ganar y volverse en su gran mayoría dependiente de las grandes potencias mundiales (metrópoli).
“Las fuentes subterráneas del poder” corresponde al tercer capítulo de la primera parte de esta obra, el cual analiza las riquezas minerales de América Latina y como las potencias mundiales en especial Estados Unidos necesitan de estos recursos para su industria, producción y consumo.
Para iniciar con el análisis empecemos por citar que: “el petróleo sigue siendo el principal combustible de nuestro tiempo, y los norteamericanos importan la séptima parte del petróleo que consumen”[4], debido a que Estados Unidos necesita de los recursos mineros de América Latina, especialmente de petróleo, cinc, cobre, hierro, manganeso y bauxita (mineral que puede ser blando o duro) para la elaboración de balas, aviones sin aluminio, motores de retropropulsión, turbinas de gas, reactores nucleares, entre otros. Si bien es cierto, Estados Unidos crea sofisticados laboratorios y genera tecnología de punta, pero, esta potencia mundial todavía no ha logrado encontrar la manera de prescindir de los materiales básicos que solo la naturaleza provee y que afortunadamente América Latina posee, es por ello que una de las principales razones de Estados Unidos es invertir en los países de los cuales importa estos recursos minerales.
Los subsuelos latinoamericanos, son ricos en minerales pero, esta “riqueza” mineral ha provocado “golpes de Estado, revoluciones, historias de espías y aventuras en la Selva Amazónica”[5], las cuales serán analizadas a continuación:
Empecemos por Brasil con el caso de la explotación de hierro (metal duro más usado para la producción de productos siderúrgicos), para ello citemos lo siguiente: “el acero se produce en los centros ricos del mundo, y el hierro en los suburbios pobres; el acero paga salarios de «aristocracia obrera» y el hierro, jornales de mera subsistencia”[6], ”la venta del hierro implicaba un desafío insoportable para las grandes empresas que manejan los precios en escala mundial”[7], por lo que Brasil debía tener bajos precios en la venta de este recurso y esto atraía a la metrópoli, pues negociaría como de costumbre, pagar menos y comprar más para luego vender a un precio mayor.
Por otro lado, tenemos el caso de Bolivia, “el dictador René Barrientos se apoderó de Bolivia en 1964 y, entre matanza y matanza de mineros, otorgó a la firma Philips Brothers la concesión de la mina Matilde, que contiene plomo, plata y grandes yacimientos de cinc con una ley doce veces más alta que la de las minas norteamericanas”[8], quedando esta empresa autorizada a llevarse el cinc en bruto pagando por ello el 1,30% del valor de venta de este mineral.
En cuanto a Perú, para el año de 1968, el convenio firmado entre el presidente Belaúnde Terry y la Standard Oil, se perdió misteriosamente, Velasco Alvarado derrocó a este presidente y tomó las riendas del país nacionalizando los pozos y la refinería de la empresa, “en Venezuela, el gran lago de petróleo de la Standard Oil y la Gulf, tiene su asiento la mayor misión militar norteamericana de América Latina”[9], en Argentina antes o después de cada licitación estallan los golpes de Estado, en cuanto a Chile, sus reservas de cobre para los años de 1965 y 1969 atraían a Estados Unidos puesto que, para esos años las reservas estadounidenses habían caído, “el cobre no era en modo alguno ajeno a la desproporcionada ayuda militar que Chile recibía del Pentágono hasta el triunfo electoral de las fuerzas de izquierda encabezadas por Salvador Allende”[10].
Siguiendo con el análisis de la explotación de recursos naturales tomemos ahora el caso del guano (material formado por excremento de las aves costeras, utilizado como fertilizante debido a su concentración de fósforo y nitrógeno) y el salitre (mezcla de nitrato de sodio y nitrato de potasio, usado para la fabricación de dinamita, explosivos, medicina, fertilizante para la agricultura, entre otros).
“El guano reveló sus propiedades fertilizantes en los laboratorios británicos; a partir de 1840, comenzó su exportación en gran escala desde la costa peruana”[11], ya que, las tierras del viejo continente que producían trigo no tenían la suficiente cantidad de nitrato de sodio, para ello compraban guano desde Tarapacá y luego desde Antofagasta, lo cual permitió que las tierras europeas incrementaran sus cultivos y logrará que el hambre se aleje de este continente.
Quienes se vieron favorecidos en cuanto a la venta de guano fueron las élites peruanas, que en un principio se enriquecieron de la plata del Potosí y ahora se verían enriquecidas por este recurso, pero esto tuvo una repercusión en la administración de recursos, debido a que el Gobierno Peruano se dedicó a derrochar, pues para el año de 1868, el valor de las deudas sobrepasaba al valor de la ventas, “los depósitos de guano servían de garantía a los empréstitos británicos, y Europa jugaba con los precios; la rapiña de los exportadores hacía estragos: lo que la naturaleza había acumulado en las islas a lo largo de milenios se malbarataba en pocos años”.[12]
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