Ley Telecom

En incontables ocasiones se nos ha presentado la idea de que las dos más grandes televisoras del país son un estado dentro del estado, y la verdad, es que razón no les falta. Inocentemente hemos crecido bajo el yugo de estos dos grandes mecanismos manipulados por personas enteramente de negocios, esta situación no parecía ser de problema hasta hace unos cuantos años, cuando algunas personas se comenzaron a dar cuenta del poder de persuasión y disuasión que poseían a favor de intereses externos que obedecen al posicionamiento propio de estas moles de poder.

La forma y el dominio ya estaban inculcadas en las mentes de los habitantes del país tanto que no se contemplaba que una ley pudiera quitarles un poco de poder público para nivelar las cosas en diversos asuntos del país, así surgen estas reformas, que al verlas, la primera impresión que desatan es de gratificación por la manera excelsa con las que están acentuadas, pero, el buen ojo se pregunta, ¿Por qué razón el gobierno dañaría a estos monopolios, ya que son el motor de su poder en la masa?, esta interrogante tiene su raíz en un pasado que se ha visto manipulado en cualquier índole para asegurar la longevidad de estas empresas.

No nos dan otra alternativa, porque, pese a que en muchos casos se ha visto la reducción de precios y la mejora de programas que ayuden a la comunidad a resolver problemas de actualidad, no podemos evitar pensar que no ha cambiado mucho el panorama desde que se aplicaron las reformas. Esto se produce gracias al desinterés del pueblo en general, ya que no exige lo que merece; contenido de calidad, otros canales (de otras empresas), mejora de la señal, más seriedad en lo que presentan, veracidad y honestidad en lo que informan. Sin duda alguna, es la culpa de las dos partes, si el pueblo no vela por sus intereses, los trajeados no velaran por ellos algo que no les interese, porque a ellos los mueve el dinero y al pueblo lo mueve la ignorancia.

Los problemas que se suscitan son de carácter político, repetitivo y condenado a ser los mismos problemas del pasado, el gobierno se ayuda ya con descaro de estos monopolios para sus tremendas campañas, sus largos gobiernos y sus jugosos beneficios repartidos entre los caballeros de la mesa redonda de las comunicaciones de toda índole. Está por demás decir que el gobierno manda, y si manda es porque hace leyes, y si hace leyes es porque las puede romper y modificar a su favor para dar pan y circo al pueblo como dijo alguna vez el escritor italiano Nicolás Maquiavelo, y, seamos sinceros, no nos engañemos, a menos de que todos los habitantes de la nación formen algún tipo de conciencia colectiva podrá cambiar algo de esta situación que se ve inmejorable, no podemos esperar un mesías, porque este tipo de personajes desaparece de forma rápida o son conquistados por los verdes prados de billetes, uno solo no puede cambiar un sistema de más 75 años de operación exitosa.

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