Lic. Educacion Especial
Enviado por viviana890 • 15 de Febrero de 2012 • 1.953 Palabras (8 Páginas) • 534 Visitas
LA PELÍCULA:
Escritores de la libertad está basada en una historia real que transcurre en Long Beach, en el Rodney King, el high school Wilson .El instituto se encuentra en una zona mayoritariamente próspera, pero los alumnos asignados al aula 203 son los clasificados como casos perdidos, imposibles de enseñar; un grupo de ‘intocables’ que deben superar todo tipo de circunstancias:pobreza, mala educación, historial criminal, drogadicción, padres en la cárcel, y dependencia de pandilleros.
Erin Gruwell es una profesora llena de ideales que escoge enseñar en Wilson para hacer un aporte a la sociedad y, en lugar de hallar un programa educativo basado en la igualdad de oportunidades, encuentra un clima de tensión racial, intolerancia, desesperanza y cultura de pandilleros en la que los chicos practican una conducta social de auto-segregación como forma de supervivencia. Esta actitud la muestran a través de la colocación de las mesas por sectores, creando una separación de forma automática, delimitando fronteras entre ellos, dividiendo el aula en diversos territorios y formando grupos separados y de espaldas a la profesora, en un gesto de desafío y de unidad con el propio grupo.
La misma Enrin Gruwell cuenta: “Son los chicos los que se segregan entre sí al llegar al instituto. Crean territorios en función de la raza, la pandilla, el lado de la calle en el que viven o el autobús en el que han venido a clase. Era desolador contemplar la clase y ver cómo eran ellos mismos los que creaban la separación” y comprende que tendrá que enfocar sus clases de un modo poco convencional. Un día intercepta una caricatura racista (un retrato de un estudiante afroamericano con labios y nariz exageradamente acentuados) y por primera vez pierde la compostura ante sus alumnos. Ofendida por el dibujo, Erin lo compara con las caricaturas de los judíos hechas por los nazis como forma de generar el odio racial que justificó el Holocausto. Luego se da cuenta de que pocos de sus alumnos saben lo que fue el Holocausto y comprende que tiene que encontrar una forma nueva de plantear sus clases para llegar a los chicos. “No sabían lo que era el Holocausto. Traté de explicarles el paralelo que existía entre la discriminación y el dolor, pero no entendían estos términos. Todos ellos habían sufrido discriminación pero no lo entendían cuando lo veían expresado con palabras. Empecé a gritarles, perdí el control por primera vez. Ya no era una persona simpática y animosa. Al verme tan airada, tan llena de pasión, me miraron y empezaron a pensar que iba en serio.”
Erin acierta en la estrategia de preguntarles cuántos de ellos habían recibido disparos, cuántos habían perdido amigos en tiroteos, cuántos tenían familiares o amigos presos... todos levantan la mano. Al ver cuánto tenían en común, las divisiones entre ellos comienzan a disolverse y se disponen a compartir, mostrar y comparar las heridas de guerra que tenían, de bala o de arma blanca. Erin ve cómo los grupos comienzan a hablar entre sí por primera vez, intercambiando sus historias bélicas. Hubo un momento de silencio, Erin se había ganado su respeto porque nadie en su posición les había hecho nunca esa pregunta. El hielo se había roto y Erin vio el efecto que les había producido hablar de las víctimas del Holocausto; fue entonces cuando se le ocurrió hablarles de “El diario de Ana Frank” y de otras historias sobre la intolerancia y las penalidades vividas por chicos jóvenes como ellos.
Deseosa de aprovechar el interés que había despertado en sus alumnos, comienza a proponerles materiales de todo tipo, desde “Noche” de Elie Weisel hasta las canciones del rapero Tupac Shakur. “Decidí no bajar el nivel, no consentirles como si fueran niños pequeños. Quería que vieran la relevancia de los textos que tenía en mi programa, ya fuera un soneto o un libro como “La Odisea”. Quería que los conectaran con su vida, que las palabras saltaran de la página impresa y cobraran sentido para ellos. Al principio no entendían qué tenían que ver con ellos Homero o Shakespeare. Pero debían entender que todos esos escritores habían vivido su propia odisea; quería que aplicaran esa lección a su propia experiencia, para validar lo que eran en la vida. Quería crear un puente entre los libros y su formación vital, enseñarles que la educación tiene una gran fuerza liberadora y es un instrumento igualitario. Estudiar no significaba que tuvieran que renunciar a sus valores propios, a su experiencia; pero era importante que entendieran que ahí fuera les esperaba un mundo de oportunidades".
Así surge en ella la idea de darles cuadernos para que se expresaran como quisieran, con un dibujo, un poema, o un diario escrito. Los resultados fueron asombrosos: por primera vez los chicos del aula 203 comprendieron el lugar que ocupaban en el mundo viendo que había alguien dispuesto a escuchar lo que tenían que decir. La intérprete Hillary Swank, que también es productora ejecutiva de la película comenta:
“Me parece increíble que Erin supiera ver el parecido existente entre Ana Frank y sus estudiantes. Ana sufrió a causa de su religión y cuando Erin vio que los chicos se identificaban con esto, pensó que quizá podría animarles a leer un libro y empezar a escribir algo. Quizá no hicieron un análisis de texto pero empezaron a escribir y en última instancia eso fue lo importante”.
Erin Gruwell no es una veterana profesora que redime a sus estudiantes; sino que profesora y estudiantes aprenden a colaborar y a respetarse mutuamente y son los chicos los que le enseñan a ser mejor profesora, le enseñan la realidad de su situación y ella los respeta y aprende cómo debe enseñarles, no situándolos en un plano inferior, sino respetándolos y comprendiendo lo honestos y puros que son a su manera. Erin apoya a los chicos hasta el final pero les hace comprender también que son
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