Los Niños Grillos

Aunque no lo parece, el cara de niño es un gran grillo que no brinca y no canta, como todos los grillos. Un día dejó la luz y el viento, cambió los dones de la música y el salto por una sola habilidad, la excavación, que lo convierte en el señor de las regiones obscuras del subsuelo y desde entonces vive en la tierra a la que pertenece. En el árbol filogenético, la misma rama que dio origen al cara de niño dio origen, entre otros, a los siguientes tres bichos: chapulín, insecto de hoja y langosta migratoria.

Viven en la región de América que va desde la Columbia Británica, en los Estados Unidos de América, hasta México. Para vivir necesitan un suelo seco (no propicio al encharcamiento), no demasiado duro para poder excavarlo y templado. Para adaptarse al subsuelo, el cara de niño perdió los grandes ojos que caracterizaban al resto de los grillos. Sus ojos son pequeños y le permiten ver pero, por ser chicos, reducen las posibilidad de infección porque presentan menos superficie de contacto con los virus, bacterias, protozoarios y hongos que viven en el suelo. Para percibir sabores, olores y formas, usan las grandes antenas que lo caracterizan. Tienen una cabeza lisa que es inmensa si la comparamos con el resto de su cuerpo. Además su cara tiene rasgos humanoides. De ahí deriva su nombre popular: cara de niño.

Su cabeza grande y lisa le sirve para excavar bajo la tierra. Sus patas robustas y llenas de picos le permiten construir en el subsuelo interminables túneles. Estas patas, además para sostenerse, le dan potencia para avanzar bajo tierra. Muchos dicen que el cara de niño es venenoso y puede causar la muerte de las personas. Sin embargo, es completamente falso, pues no tiene glándulas de veneno y mucho menos estructuras para inocular sustancias tóxicas como son, por ejemplo, los colmillos de las serpientes o los aguijones de las abejas.

Podemos en cambio considerar al cara de niño como un aliado de la agricultura pues, como es omnívoro, puede controlar la proliferación de plantas y animales.

Los cara den niño se alimentan de raíces y tallos, también comen insectos y, con sus grandes y poderosas mandíbulas, son capaces de morder con fuerza los mamíferos. A su vez, los cara de niño constituyen un apreciado alimento para animales diversos, como los búhos, coyotes, perros o felinos. También son apreciados como alimento por algunos arácnidos.

Aunque los cara de niño son muy grandes, cuando las hembras están a punto de depositar los huevecillos fecundados o cuando las hembras y machos comen mucho, sus cuerpos se extienden hasta alcanzar más de cinco centímetros, con lo que adquieren un aspecto impresionante. Cuando quieren encontrar pareja para aparearse, los cara de niño hembras y machos golpean sus abdómenes contra el suelo de sus refugios subterráneos. Así, a través del sonido, atraen a sus parejas. Después de aparearse, las hembras depositan los huevos fecundados

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