Los estereotipos de belleza en la sociedad

Los estereotipos de belleza en la sociedad

Si una persona que quiere encajar en la sociedad debe “ser perfectamente diseña”. La cultura no enseña el valor de la belleza natural que existe en las personas o en el arte, en lugar de eso, se vive en un mundo que vende la belleza, es decir, es utilizada y manipulada con fines de lucro dónde solo el beneficio económico importa. Los estereotipos de belleza no conoce límites ni fronteras, no respeta condiciones sociales ni económicas, lo único que pretende es dominar a la población e imponerle una verdad en base a lo que ellos nos ofrecen o lo que ellos quieren que veamos como belleza.

Los estereotipos que emplean los medios son las mejores evidencias de la desigualdad y discriminación entre grupos. Uno de los que más ha propagado este estilo de vida son las redes sociales, en donde a través de estas se presume lo que se tiene o en muchos casos de lo que carece, en las redes sociales ya sea como Facebook, Tiktok, Instagram o YouTube podemos encontrar miles de personas que a nuestra vista son bellos o “perfectos”. Así también, aparecieron los famosos filtros al tomarse una foto y subir a las redes sociales, dando un aspecto mejorado a tu rostro sin imperfecciones. Las personas empiezan a buscar todo medio para sentirse satisfechos consigo mismo y poder satisfacer y ser aceptado por las demás personas y así poder encajar en la sociedad.

El sociólogo francés Pierre Bourdieu, quien la describe como “violencia amortiguada, insensible e invisible para sus propias víctimas, que se ejerce esencialmente a través de caminos puramente simbólicos de la comunicación y del conocimiento o, más exactamente, del desconocimiento, del reconocimiento o, en último término, del sentimiento”, la cual se basa en relaciones desiguales entre mujeres y hombres, a lo que el autor llama la “dominación masculina”. Su concepto de habitus –entendido como rituales cotidianos mediante los cuales una cultura produce y sustenta la creencia en su propia obviedad– Apuesta por la hostilización de la relación entre los sexos como elemento clave para entender la dominación masculina y sus efectos.

Desde niños nos vendieron el prototipo de belleza, cómo alguien con una cara bonita, una personalidad y un cuerpo perfecto. Y todo esto lo podemos ver en los juguetes, desde pequeños a las mujeres se les regala las “Barbie” dónde se le observa con un cuerpo delgado, una cintura pequeña, de piernas largas, con el cabello castaño o rubio, unos ojos azules o verdes y una sonrisa perfecta. Y desde niñas se tratan de parecer a ellas quizá más bellas o iguales. Es por eso que se someten a varias cirugías y convertirse en una linda Barbie, esto se puede ver en los actores de Hollywood, “Los estereotipos femeninos basados en “protegerlas” las hacen más vulnerables, enfatizando el afán de vigilarlas y sancionándolas físicamente cuando rompen las normas”.

Lo mismo pasa con los hombres, ya que desde niños se  les da un muñeco con músculos (súper héroes), una barbilla marcada y un abdomen marcado, en muchas ocasiones causa que quieran parecerse a ellos, ser fuertes sin importar el precio del dinero e incluso bebiendo energizantes que ponen en riesgo su vida.

Es importante señalar que las chicas son definidas como “sensibles y tiernas”, “preocupadas por la imagen” y “responsables y prudentes”. Mientras, a los chicos se les define como “dinámicos y activos”, “independientes” y “posesivos y celosos”, esto debido que se ha generalizado por mucho tiempo está imagen.

Los medios de comunicación no se quedan atrás con estos estereotipos de belleza, mostrando el certamen de belleza y junto a los presentadores de televisión, con la visión que se puede ser “guapo” sabiéndose vestir bien o comprando un sinfín de artículos de belleza para mejorar tu apariencia, es por eso que la generación fue creciendo con el pensamiento de ser “guapo o guapa” es tener éxitos en la vida.

La publicidad sigue presentando un modelo estereotipado de la mujer no acorde con su realidad, y las personas que la vemos dejamos que esto siga sucediendo, estamos permitiendo de forma pasiva que los niños y niñas sigan aprendiendo modelos de actitudes que van a definir sus necesidades y que desgraciadamente van creando un falso «yo», convirtiendo a nuestros menores, sobre todo a las niñas, en «figuras para agradar», lo que les impide desarrollar correctamente su autoestima. Esto está permitiendo que la imagen que se crea cada persona de sí misma sea construida a partir de modelos sexistas predeterminados, anulando otras capacidades y potenciales que las personas tenemos como seres humanos.

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