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Definitivamente la capacidad intelectual puede volverse una estrategia competitiva que impulsa el desarrollo de las naciones, ya que dicha capacidad en los jóvenes trae maneras de hacer las cosas cotidianas de una manera más sofisticada, y a su vez promueve el crecimiento económico, político, cultural y social de las comunidades. Si bien es cierto que las personas deben estar dotadas de ciertos conocimientos superiores que aporten significativamente al desarrollo de nuevas tecnologías, también es cierto que los países deben esforzarse por invertir en educación, en tecnología y en espacios en donde se propicien y promuevan dichas prácticas, para que así se pueda lograr avanzar y otorgar a las personas una mayor calidad de vida.

Como se puede evidenciar en los países de Asia, el crecimiento y el desarrollo de naciones como China, Taiwán, Japón, Dubái etc., se da dado gracias a las grandes inversiones que se hacen en educación, en investigación y desarrollo de nuevas tecnologías que respondan a las necesidades de hoy en día, y también, en promover el desarrollo de dichas actividades en jóvenes de universidades e instituciones educativas, a fin de que todos puedan aportar desde distintos puntos de vista la concepción de nuevas formas de pensar y ver las situaciones susceptibles de mejora.

Otro punto importante a considerar se basa en que la globalización ha permitido acortar los lazos de distancia e indiferencia entre las naciones, y aportar entre varias naciones propuestas que incentiven la promoción intelectual de las comunidades; ahora bien, dicho crecimiento tecnológico se ha venido presentando principalmente en las naciones con altos niveles de desarrollo, generando sombra en los países “tercermundistas” que no tienen mayor aporte que realizar. Por dicha situación se presenta una fuga de cerebros, ya que al ver los jóvenes de naciones subdesarrolladas en donde están las oportunidades, están migrando a las naciones en donde las oportunidades para las personas con amplios conocimientos y en capacidad de generar tecnología y mejores medios de comunicación son mejores, y así genera la desigualdad y la ventaja competitiva que puede llegar a representar el desarrollo intelectual se termina convirtiendo en una desventaja que baja los índices de crecimiento de los países subdesarrollados y eleva más la inequidad con respecto a las naciones poderosas y desarrolladas.

La ventaja competitiva intelectual bien manejada y aprovechada genera crecimiento del sector empresarial en una nación, inventiva la participación de las personas de dicha nación y sus capacidades (portuaria, exportaciones, educación, desarrollo tecnológico) crecerán en pro de brindar oportunidades cada vez mayores de crecimiento; así que de esta manera se puede estar preparado para afrontar cambios y reformas económicas y políticas, y no quedarse atrás de dichos cambios que hoy en día incumben al mundo entero.

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