Mendicidad infantil

Mendicidad infantil

“La Ministra Sánchez anunció que se redujo en 90% la presencia de niños, niñas y adolescentes en Imbabura, Pichincha, Cotopaxi, Tungurahua, Bolívar, Chimborazo, Guayas y Santa Elena; y, por segundo año consecutivo no se registró la muerte o accidente de ningún niño, niña o adolescente en las carreteras del país”.

A pesar del esfuerzo del gobierno por erradicar la mendicidad infantil aún podemos observar en las calles de nuestra ciudad penosos cuadros de trabajo y mendicidad infantil. Niñez que no sobrepasa los 12 años de edad, quienes deberían estar jugando o estudiando no en condiciones insalubres en la esquina de una calle pidiendo unos cuantos centavos para tener algo que llevarse a la boca.

No existen datos exactos sobre el número de menores de edad obligados a mendigar en mercados y avenidas sin embargo el Ministerio de Inclusión Económica y Social (MIES) calcula que unos 7.000 menores de edad se hallan en esa condición.

Algunos tal vez por necesidad o en el peor de los casos siendo víctimas de alguna organización de traficantes de menores que lucran con los niños de escasos recursos económicos en su mayoría del sector indígena, esto inicia con el contacto de ciertas personas a las propias comunidades quienes proponen a los padres les presten a sus hijos por un mes o más y a cambio les dan una cantidad de dinero. Estos niños son trasladados a las ciudades como Colombia y Venezuela donde son obligados a mendigar en las calles bajo la vigilancia de personas adultas que se aseguran que cumplan con el dinero establecido por día. Se calcula que al menos existen 1500 niños víctimas de este delito que no necesariamente son los mismos niños si no que una de las estrategias de estas mafias es rotar la población he ir cambiando de niños.

Algunas causas que podemos anotar para que este fenómeno social se siga proliferando pueden ser la ruptura de lazos familiares, personas sin hogar de escasos recursos económicos, falta de educación, maltrato a niños niñas y adolescentes. Estas causas son el motivo, a parte del ya mencionado, para que los niños tomen como puerta de escape el mendigar en las calles huyendo de problemas en sus casas.

La mayoría de niños/as que trabajan fuera de su finca lo hace en la agricultura y en el cuidado de animales. Un importante 36% trabaja en actividades urbanas como comercio, construcción, talleres y servicios para lo cual se desplazan a ciudades como Ambato y Latacunga o residen permanentemente en la ciudad como es el caso de Quito.

El 90% de los niños/as trabajan como trabajadores familiares sin remuneración, es decir, acompañan a los adultos que trabajan como peones en haciendas o fincas o como albañiles en la construcción, comerciantes informales en la ciudad y en muchas ocasiones se ven insertos en mendicidad callejera.

Épocas como la Navidad multiplicaban

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