Mexico, mi libro de tierra

MÉXICO, MI LIBRO DE TIERRA

En México la edad promedio en que un niño comienza a asistir a la escuela es de 3 a 4 años, desde esa edad el pequeño o la pequeña continuara yendo hasta una tercera parte de su vida… Una casa de estudios no es una cárcel, es un lugar en el que toda persona debería estar parada con orgullo pues el motivo de estar allí no es solo superarse y alcanzar la verdad mediante el estudio, es más bien  obtener un mejor futuro para nosotros, nuestras familias y para nuestro país.

“De panzazo” es un término bastante utilizado cuando mencionamos la educación en México, pues es el resultado obtenido en las pruebas PISA realizadas por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), México se encuentra por debajo del promedio entre los 34 países que la integran y aunque estamos por encima de la media de América Latina aún nos queda mucho camino por recorrer para lograr si no la excelencia al menos las competencias necesarias para dejar el tercermundismo cultural que nos asola día con día.  

Los mexicanos somos gente de bastante carácter y muy capaz, pero tenemos la visión equivocada, estamos encharcados en lo mismo que nos han venido diciendo en nuestros hogares “yo ni estudie y mira donde estoy”, “el que no tranza no avanza”, “estudia porque es la única herencia que vas a tener”, “si no estudias no vas a ser nadie”, contradicciones que confunden a los jóvenes del mañana, que si bien no agarran el camino de la derecha se van por la izquierda en un entronque donde ambos no están iluminados… ¿Dónde está el error? ¿Por qué no hay resultados? No hay respuestas claras, pues procesos tan largos como decidir cómo culturizar a una persona para que siga erigiendo los muros de toda una nación es un manual difícil de trazar (por no decir imposible), no son reglas más bien fundamentos y esos fundamentos son precisamente las claves del cambio que queremos ver.

Se enseña a los niños a hacer su tarea todos los días, a memorizar formulas y números sin fin, entrenan robots para ser obreros, así como hace tanto tiempo se implementó la educación técnica en todo el territorio con la creciente revolución industrial, pero esos tiempos quedaron atrás, hoy es un mundo nuevo lleno de oportunidades en donde tenemos el acceso al tesoro de las letras que se le negó a tantos de nuestros antepasados, ese conocimiento que cuidaban tan celosamente los eruditos en la antigüedad, hoy en la palma de la mano para crecer y creer en sí mismo, en la cima de la iluminación propia: el criterio la opinión clara y sustentada por los hechos. Soy joven como tú y creo firmemente que el secreto para ser mejores seres humanos y ciudadanos está en los valores, en la crianza y la educación, pero sobre todo en el autodescubrimiento y la pasión por la vida, hacer soñadores y no tuercas adaptadas a una máquina, no más alumnos con ganas de pasar por pasar sin saber qué es lo que realmente quieren, cuál es su propósito o su razón de salir de sus casas por las mañanas.

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