Moreno ¿cambio o camuflaje?

Moreno ¿cambio o camuflaje?

Rafael Correa exiliado y abandonado en Bélgica, al punto que ha tenido que cambiar todo el aparato propagandístico de la SECOM y de sus amadas sabatinas por humildes transmisiones en Facebook y post acompañados por imágenes bajadas de internet, similares a las fotos de Piolín que suelen compartir nuestras tías y abuelas. Jorge Glas al borde del abismo político y judicial. La cúpula de Alianza País acorralada e incapaz de pasar un solo día sin que un nuevo escándalo de corrupción salga a la luz, obligando a sus nombres fuetes a asistir a matrimonios, graduaciones o visitas médicas en Miami, compromisos de los cuales todos sabemos que no van a volver.

Si alguien me decía hace 4 meses que este iba a ser el Ecuador de agosto de 2017 francamente habría creído que se trataba del sueño fantasioso de Carlos Vera, Jorge Ortiz u otro de los tantos perseguidos por el correismo. Una situación similar parecía imposible la tormentosa noche del 2 de abril cuando el CNE anunciaba la victoria del binomio Moreno-Glas, a pesar de las previsiones electorales transmitidas en horas de la tarde. Este fue un “error” histórico y sin precedentes de las empresas encuestadoras más grandes y confiables del país, mismas que hace apenas unas semanas antes habían acertado en sus pronósticos de la primera vuelta.

El 24 de mayo el panorama se veía sombrío y todo hacía parecer que el ahora ex presidente iba a guardar un duplicado de la banda presidencial para ponérsela cada mañana y controlar a su sucesor desde la sala de su “humilde departamento” en Bélgica, esperando el momento para volver ocupar de forma oficial el Palacio de Carondelet. Pero como en política la realidad siempre supera a la ficción, Lenín Moreno en un giro de trama digo de los mejores guionistas ahorcó (políticamente) a su titiritero con los mismos hilos que este iba a usar para controlarlo.

Aunque lo escrito haría pensar que al Ecuador le espera tiempos de cambios la verdad es que prefiero mantenerme escéptico hasta que Moreno tome decisiones y giros transcendentales en temas centrales que demuestren una verdadera ruptura con el antiguo régimen y que sus recientes acciones no obedecen a una mera estrategia política para escapar de un barco verde que está a punto de hundirse y en donde no parece haber botes salvavidas a la vista.

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