Morgan. La invención del pueblo
Enviado por Nicolás Ferrero Juan • 22 de Abril de 2019 • Resumen • 1.852 Palabras (8 Páginas) • 205 Visitas
Morgan
La invención del pueblo
Ambigüedades útiles
Según Hume, en Gran Bretaña, durante el siglo posterior a 1689 (1741), el derecho divino de los reyes había expirado. “La palabra rey ya no inspira respeto”. Los desarrollos que produjeron esta transformación y establecieron la soberanía del pueblo como la ficción dominante son numerosos y complejos. Tuvieron lugar tanto en las colonias norteamericanas como en Inglaterra misma. Son más fácilmente observables en Inglaterra, donde las ficciones de la soberanía popular siguieron estando más distantes de los hechos de la realidad que en las colonias.
La historia de la soberanía popular puede ser leída como una historia de los esfuerzos sucesivos por hacer que los hechos se acercaran más a la ficción, esfuerzos que transformaron gradualmente la estructura misma de la sociedad.
Yeoman: encarnación del poder popular. Diferentes formas en que las minorías gobernaban.
El pueblo en armas: el invencible yeoman
La soberanía del pueblo es una ficción mucho más compleja que el derecho divino de los reyes.
Un rey, tenía presencia visible. El pueblo, nunca es visible como tal.
Se tiene que imaginar que el pueblo existe, como un cuerpo único, capaz de pensar, de actuar, de tomar decisiones y de realizarlas, superior al gobierno y capaz de cambiar o remover un gobierno a voluntad, una entidad colectiva más poderosa y menos falible que un rey.
Parte de la ficción de la soberanía puede estar acompañada en el funcionamiento de otra ficción que la acompañaba y apoyaba: la idea de que la capacidad del pueblo para ejercer soberanía y controlas a su gobierno reposaba en la rectitud, la independencia y el poder militar del yeoman (campesino), el hombre que era dueño de su propia tierra, vivía de ella y estaba dispuesto a defenderla al igual que a su país con la fuerza de las armas (milicianos).
Según Fortescue, el pueblo de Inglaterra era rico, con abundante oro y plata y todas las cosas necesarias para la vida. Vivían bien porque su propiedad (de la tierra) estaba segura frente a imposiciones arbitrarias.
Fortescue y Maquiavelo aportaron los elementos básicos para la idea del invencible yeoman. Inglaterra era un país que estaba lleno de prósperos propietarios, que se convertían en buenos soldados sin experiencia previa.
Enrique VII mantuvo la propiedad de la tierra ampliamente extendida entre toda la población por medio de un estatuto que prohibía la venta de tierras de granjas de veinte acres o más, de este manera, Enrique perpetuó y aumentó la fuerza de los yeomen en su conjunto, impidiendo a la nobleza y a la gentry (nobleza de tipo medio-bajo/burguesía territorial), siempre ansiosas por adquirir tierras, que las rebajaran. Al fortalecer a la yeomanry, Enrique VII hizo fuerte a Inglaterra.
“Inglaterra, aunque mucho menor en territorio, había sido un contrincante superior; en cuanto al pueblo medio de Inglaterra, son buenos soldados, algo que los campesinos de Francia no son”. La seguridad de la propiedad que diferenciaba a Inglaterra de Francia se basaba en la autoridad exclusiva del Parlamento inglés para recaudar impuestos. Los ingleses se las arreglaron para hacer que la mayoría de los beneficios impositivos para el parlamento -por decisión del monarca-, sean temporarios, y no permanentes como en el resto de Europa.
“La verdadera causa de que Inglaterra haya sido superior en las armas ante Francia está en la distribución y expansión de la propiedad hasta los niveles más bajos” decía James Harrington. Y por esta misma razón, los niveles más bajos resultaron superiores a su rey.
Las medidas de Enrique VII redujeron la propiedad tanto de la corona como de la nobleza, aumentando la de la yeomanry y la gentry.
Cuatro proposiciones distintivas de Harrington (1656):
- Que la libertad característica de los gobiernos populares depende de la independencia de la población que puede votar y de sus representantes, y que su independencia, se basa en la posesión segura de la propiedad de la tierra para apoyarlos y de esa manera liberarlos de la coerción de empleadores o terratenientes, una coerción a la que quienes no poseen tierras deben ceder o, si no, perder si medio de vida. La capacidad de votar de manera independiente hacía que los yeomen se convirtieran en los guardianes políticos de la libertad interna de un gobierno popular.
- Que estos yeomen independientes, armados y reunidos en milicia popular, son también la mejor protección de un gobierno popular contra sus enemigos, sean estos un monarca extranjero o demagogos intrigantes dentro del mismo país.
- Como consecuencia de la segunda proposición, que los ejércitos permanentes de soldados profesionales son una amenaza interna a la libertad y que los gobiernos populares deben evitarlos a toda costa. Una milicia popular es la única forma segura de poder militar a la que un gobierno popular puede recurrir.
- Que los granjeros son, de algún modo, más virtuosos que otra gente, y el éxito del gobierno popular debía descansar, en parte, en su virtud, así como en sus armas y su propiedad.
Los yeomen ingleses tenían algo por lo que valía la pena luchar: tierras propias, y su propiedad estaba protegida por un gobierno sobre el cual tenían más control que el que tenía la clase campesina en Francia sobre el suyo. Disfrutaban de un grado importante de independencia económica y política, sus homólogos de América del Norte, disfrutaban de todavía más. Ningún derecho era más sagrado que la seguridad de su propiedad.
Si bien las proposiciones se basaban en un sustrato de realidad, eran más ficción que realidad.
El papel de estos yeomen en el gobierno no iba mucho más allá de votar por los miembros del Parlamento, y el modo en que daban sus votos revela los estrechos límites de su independencia. La Cámara de los Comunes en Inglaterra estuvo durante todo el siglo XVIII en manos de una oligarquía que accedía a los cargos por intimidación o comprándolos. Intimidaban y compraban a los yeomen. En campañas electorales inglesas no era demasiado habitual que un candidato comprara votos a los individuos sino que se recurría a la promesa de dar a los municipios o condados ciertos beneficios; ayudar a los pobres, construir puentes, etc. Con estas promesas se beneficiaban los dueños de las tierras (yeomanry y los terratenientes). La misma propiedad de la tierra se convirtió en el medio por el que los votantes podían ser sobornados como un cuerpo. El soborno rara vez era necesario, porque a los votantes rara vez se les ofrecía la posibilidad de elegir entre candidatos.
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