Mujeres violentadas

Mujeres violentadas

Un tema tan polémico hoy en día, puesto que la gente ni siquiera sabe el significado de un feminicidio, los varones quieren que haya justicia exigiendo que a ellos también los matan, la gran diferencia es que si los matan, pero no por ser hombres, un feminicidio es el asesinato de una mujer por el hecho de ser mujer, son violentadas, algunas violadas y a la hora de encontrar al culpable, resulta ser ella por cómo iba vestida, por no obedecer, por estar en el lugar o la hora equivocada. Un tema que sucede todos los días, pero pocos se atreven a hablar, pocos se atreven a defender y luchar por erradicar este gran problema que se desencadena desde el machismo y la falta de equidad de género, es por ello por lo que pocas son capaces de dar la cara, un ejemplo es la escritora Mariana, que con el cuento “Las cosas que perdimos en el fuego” aborda un solo tema en muchísimas circunstancias.

Hablaré sobre la similitud que existe entre 3 cuentos sumamente sobresalientes cuyo principal tema es la violencia hacia la mujer. La primer narración trata sobre la historia de 3 mujeres que fueron quemadas por su pareja haciéndolo parecer que ellas mismas lo hicieron, la causa de ello fue porque o no obedecieron o hicieron algo que disgustó al varón, al igual que ellas, miles de mujeres en Argentina pasaron por lo mismo, a tal grado que se unieron tantas que fueron capaces de acoplar un hospital clandestino para todas aquellas que sufrieron de ese abuso, tiempo después formaron un grupo donde ellas mismas se quemaban utilizando como inspiración el que si todas se quemaban y terminaban feas, indeseables, ningún hombre las iba a querer y las podría dañar más. Así como ellas exigían justicia de una manera muy precoz, había otras que no querían formar parte, pero seguían ahí porque compartían el mismo ideal de que no podían seguir siendo quemadas, el cuento termina algo confuso cuando una de las protagonistas pregunta cuando van a parar las hogueras, a lo que le responden “Ay, qué sé yo, hija, ¡por mi que no paren nunca” (Enríquez, 2016). La segunda narración trata sobre la historia de una niña pequeña y su madre, compañeras de vida que viven y viajan juntas y solas. Luisa, la madre, es una mujer misteriosa, honesta, hermosa y de grandes ojos, a la que todos los hombres desean, pero ninguno puede tener, ya que ella prefiere vivir su vida solo con la compañía de su hija. Un día Luisa recibe la noticia de que, Antonio, el padre de su hija, ha fallecido. Por lo que debe viajar a una isla donde se encuentra la madre de Antonio, para dejar a la niña ahí por unos días y arreglar unos asuntos con el abogado. Después de despedirse de la niña, Luisa le dice que solo se demorará una semana en volver, pero que lo hará como siempre lo ha hecho, y la niña al haber crecido con la honestidad de su madre, sabe que esta dice la verdad y que nunca la dejará sola. Durante esos siete días, la niña espera a su madre hasta que un día la policía llega a decirle que la buscan por izquierdista y que tiene sentencia de cárcel. Tiempo después la niña dice “Ahora estoy en el balcón esperando que me venga a buscar mi mamá, porque sé que vendrá por mí.” (Magali, 1990). Para finalizar, la última narración se centra en la vida de Manolo, quien es un boxeador que al llegar al triunfo se convierte en un borracho, tiene poco carácter puesto que carece de disciplina y no es capaz de tener compromiso en su matrimonio, es un hombre infiel y un padre ausente. El hecho de que le falte carácter lo convierte en un hombre sumiso, puesto que no tiene fuerza de voluntad para saber decir no cuando se debe, también parece tener una personalidad volátil, pero es hábil con las manos y un buen boxeador, le genera morbo pelear (boxeo) antes y durante relaciones íntimas, después se convierte en asesino involuntariamente por no saber poner límites, debido a que la mujer que mató era con la que engañó una infinidad de veces a su esposa.

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