Natalidad Colombiana
Enviado por cristhianroma • 21 de Abril de 2014 • 2.775 Palabras (12 Páginas) • 226 Visitas
POBLACION Y CALIDAD DE VIDA EN EL SIGLO XX:
Por : Rafael Gómez Henao
LOS CAMBIOS EN LOS INDICADORES DE POBLACIÓN:
Al finalizar el siglo XIX, la población colombiana reflejaba el impacto de largos períodos de guerras civiles, inestabilidad política y estancamiento económico atenuado sólo por rápidos períodos de auge económico y débiles intentos de reconciliación política. Entre 1870 y 1905 el país alcanza el ritmo de crecimiento demográfico más bajo de su historia, igual al de 1851-70, de 1,3 % anual.
A lo largo de las primeras seis décadas del siglo XX, el crecimiento demográfico se irá haciendo cada vez más acelerado, llegando a mediados del siglo al máximo ritmo de la historia demográfica nacional. En este lapso la población se cuadruplica, pasando de 4,3 millones en 1905 a 17,5 millones en 1964. A diferencia de lo que ocurría a principios del siglo cuando se necesitaban cincuenta años para que la población se duplicara, hacia los años sesenta cada duplicación tomaba sólo veintidós años.
La elevada tasa de natalidad que se presentó en los primeros años del siglo XX se debe fundamentalmente a creencias religiosas, prácticas de nupcialidad temprana, la ideología natalista del Estado, las necesidades de expansión de la economía, los altos índices de mortalidad infantil y, desde luego la práctica muy reducida de métodos de control natal. Las tasas de natalidad alcanzaron niveles entre 45 y 50 nacimientos por cada mil habitantes, equivalentes a un promedio de siete u ocho hijos nacidos por mujer.
Una de las implicaciones demográficas más importantes de este régimen de fecundidad elevada y mortalidad en descenso fue el progresivo rejuvenecimiento de la población. En 1912, de cada 100 colombianos 22 eran menores de 15 años; en 1964 habían ascendido a 47. Merced a esta a esta particular dinámica, Colombia, en el transcurso de seis décadas, se había convertido en un país de niños.
Las estadísticas de la época revelan ligeras diferencias de natalidad entre regiones, lo que conduce a concluir que más que la existencia de régimenes distintos de fecundidad, lo que determinó el diverso y cambiante crecimiento demográfico regional fueron el influjo de las corrientes migratorias y la vigencia de patrones diferenciales de mortalidad infantil y adulta.
Para 1960, Colombia es todavía un país rural. Con cerca de 14,3 millones de habitantes, más del 54% viven fuera de las cabeceras municipales; sólo una ciudad, Bogotá, sobrepasa el millón de personas. La población que habita en poblados con más de 200.000 habitantes llega sólo a 3.500.000 personas, asentadas en cuatro grandes capitales. Para 1972 la situación es bien diferente: Colombia es ya un país urbano con un desarrollo acelerado de sus ciudades. Con 21 millones de habitantes, de las cuales poco más del 40% viven en el campo; en cabeceras con más de un millón de personas, cerca de 3.300.000; y en ciudades con más de 200.000 viven ya 6.200.000, casi un 80%más que en 1960.
En apenas doce años, el país modificó sustancialmente su distribución espacial, consolidando un mercado urbano muy importante, no sólo debido a los cambios demográficos, sino además a incrementos importantes en los ingresos percibidos por la población urbana.
A comienzos de la década de los años sesenta el crecimiento demográfico de Colombia parecía incontenible. El censo de población de 1964 revelaba que entre 1951 y dicho año se había operado una sensible aceleración en el ritmo de crecimiento poblacional. El incremento anual que en el periodo inmediatamente anterior se aproximaba a veintidós personas por cada mil habitantes ascendió a treinta y dos por mil. De acuerdo con esas tendencias el país llegaría a contar con 35 millones de habitantes en 1985 y con cerca de 56 millones a finales del siglo XX.
La preocupación se centraba en el vertiginoso proceso de urbanización. La mayoría de las ciudades vieron duplicar su población en los 13 años comprendidos entre 1951 y 1964 y algunas como Bogotá, Cali, Medellín. Bucaramanga, Y Manizales en un lapso de diez años duplicaron la población. La mitad de este incremento de población provenía del torrente migratorio. En las grandes ciudades el desempleo abierto llegaba al 13% en 1967, y el subempleo al 18% con tendencias al aumento.
El desorden social en los centros urbanos era visible. La llamada marginalidad se extendía en todas las ciudades del país y el clima de inconformidad iba en aumento, cuestionando políticamente las formas de organización social y económica dominantes.
Era necesario entonces crear en el campo condiciones sociales y económicas que permitieran, de una parte, absorber, su crecimiento demográfico y retener la población dentro de sus límites y, de otra, animar el desarrollo industrial incrementando en el campo la demanda por bienes manufacturados a través de la generación de empleo y el mejoramiento del ingreso. Se implantó con este propósito la Reforma Agraria y se idearon toda suerte de mecanismos para evitar los éxodos rurales. Se llegó en esos momentos a extremos ingenuos de establecer retenes a las entradas de las ciudades para impedir el acceso de los campesinos, y hasta hubo autoridades bien intencionadas que regresaban en trenes y camiones a los inmigrantes llegados a las estaciones de transporte. Todas estas medidas resultaron infructuosas.
La redistribución espacial de la población, a partir de 1950, se ha caracterizado por el agravamiento de la crisis de las áreas rurales andinas; la expulsión entre 1951 y 1973 de más de cuatro millones de campesinos de estas zonas, la orientación del poblamiento hacia las grandes llanuras de la costa Atlántica, la Orinoquía y la Amazonía, y por último, el acelerado proceso de urbanización y concentración en las grandes ciudades del país.
La movilidad espacial, ocupacional y cultural surge en los inicios de la década de los 50 como un fenómeno relativamente novedoso dentro de la evolución demográfica nacional: el éxodo de colombianos al exterior. Empujados por la violencia, el desempleo, los bajos ingresos y la restricción de oportunidades, miles de compatriotas comenzaron a abandonar el país para radicarse en los países vecinos, especialmente en Venezuela y Ecuador y en los Estados Unidos y en Europa.
Cálculos conservadores estiman que en la década comprendida entre 1963 y 1973 cerca de quinientos cincuenta mil colombianos emigraron en su mayoría hacia Venezuela, Ecuador y los Estados Unidos.
Con la recesión de la economía mundial a principios de la década de los 80s, cesaron los estímulos que se dieron en las décadas de los 60s
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