Naturaleza del diálogo educativo

LA RELACION ALUMNO-MAESTRO-CONTENIDO

Durante nuestro trabajo con un grupo nos preocupamos por generar y mantener una transacción educativa basada en acuerdos implícitos, explícitos pero sobre todo tácitos que permitan el intercambio de información, experiencias, conocimientos, etc., tomando siempre como referencia el diálogo educativo, la transacción educativa y lo que algunos autores han dado en llamar el contrato pedagógico. En este trabajo intentaré mostrar cómo estos tres aspectos influyen y determinan la relación alumno-maestro-contenido, considerando algunas posturas teóricas.

Naturaleza del diálogo educativo.

El diálogo educativo presenta un carácter asimétrico; supone un proceso paralelo de los interlocutores en el descubrimiento de un hecho; se trata de un movimiento dialéctico nacido no de un enfrentamiento, sino de una investigación nutrida del choque de ideas contrarias. El diálogo es encuentro de sujetos que se escuchan, que se saben retirar en el momento oportuno o intervenir para aportar su contribución para perseguir el mismo fin.

¿Cómo identificar cuando un diálogo se torna asimétrico? Hay dos características o patológicas:

• La función y el fin están mal asumidos: padres inmaduros, maestros incompetentes abrumados por las tareas que reaccionan con negligencia en forma de indulgencia, la huída o la ineficacia agresiva o desordenada.

• El medio se toma como fin: el actor se toma por el papel que interpreta y no puede llegar a asumir el último acto, deleitándose en la autoridad y se resiste al desarrollo de la historia a la que debe poner fin.

En el diálogo, el educador necesita centrarse en el niño o en el adolescente, aceptando sus limitaciones desde su propia posición; muestra el camino y después deja explorarlo; interviene en caso de un mal paso, es un guía.

El error del educador sería negarse a asumir su función o desnaturalizarla por exceso de poder y prolongarla cuando ya es inútil.

Para lograr que el diálogo en la educación básica tome la forma de algo simétrico, es necesario modificar ciertos aspectos del mismo y adaptarlos a los objetivos de aprendizaje, a la naturaleza del contenido y a la amplitud del programa.

La transacción educativa

El estudio de este aspecto se remonta a los años 60, cuando psicólogos estadounidenses trataron de desarrollar lo que dieron en llamar “la economía psicológica de la interacción social”. Esta economía tuvo como fundamento reconocer que existe una “transacción” en la cual existe un intercambio en beneficios y costos, con un punto de equilibrio final equitativo para las partes involucradas en dicha transacción. Sin embargo, en tiempos más recientes, otros investigadores, entre ellos L.Bradford, ha examinado el sistema de equilibrio que supone existe entre los participantes de la interacción. Su estudio considera el aspecto contractual que tiene una relación pedagógica en términos de percepción y utilización de recursos, de los participantes de la transacción educativa determinados por su aportación personal en un grupo.

Estos participantes son el enseñante y el enseñado y cada uno aporta los siguientes recursos:

Enseñante: Conocimientos, el contenido de su enseñanza y sus actitudes racionales.

Enseñado: Saber adquirido, experiencias personales.

–Que varían en función de las representaciones que se hace de sus necesidades de aprender, de desarrollarse, de cambiar, etc.

-De esta manera, la transacción dentro del funcionamiento general de la clase

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