Nepotismo Y Negro Durazo
Enviado por karolina_519 • 13 de Noviembre de 2013 • 669 Palabras (3 Páginas) • 706 Visitas
Un hombre preparado, inteligente, que comenzó por violar normas elementales del poder e incorporó a toda su familia al presupuesto federal con tal cinismo que llamaba a su primogénito “el orgullo de mi nepotismo”.
Ese hombre que tenía dotes de magnífico orador y parecía tener gran profundidad en el análisis, era un realidad frívolo y superficial. Sus prioridades se reducían a la cama ardiente, que anteponía a los graves problemas nacionales.
Buen pintor, reflejo de una inteligencia indudablemente aguda, pero con talentos mal enfocados y/o limitados por la paranoia manifiesta.
El mayor Godínez recibía a la invitada en turno en el estacionamiento subterráneo de Los Pinos. Ahí estaba la recámara secreta. Los integrantes del Estado Mayor que lo protegían fueron testigos de innumerables aventuras. ¿Justificable? tal vez, pero infantil.
El hombre maduro se enamora de determinada mujer, es el amor objetal. El narcisista es el don Juan, incapaz de enamorarse, sólo se quiere a sí mismo, puede sostener muchos romances sin encontrar jamás a la que verdaderamente “lo satisfaga”.
En realidad carga fuertes tendencias homosexuales, aunque parezca increíble, de las que se protege con la paranoia. Es el caso.
¿Lo traicionaron sus amigos? No, al nombrarlos él sabía qué tipo de administración iban a desarrollar. No podía decirse sorprendido del comportamiento delincuencial, ignominioso de Arturo Durazo Moreno, su jefe de la policía, amigo desde la infancia.
Tras el adelanto en la revista Proceso del libro de José González, Lo Negro del Negro Durazo, en el que quedaron plasmadas por escrito las denuncias por asesinatos, narcotráfico y corrupción en todos los niveles, Durazo Moreno tramaba la venganza contra el director del semanario, Julio Scherer García, pero se lo impedía el parentesco de éste con el presidente López Portillo, eran primos.
Para “suavizar’ las cosas, el periodista Ángel Trinidad Ferreira los invitó a su casa a comer y a tomar el whiskey. La plática profundizó los enconos, los reclamos mutuos y Durazo se levantó de la mesa molesto para retirarse. Trinidad hizo una señal a Scherer para que hiciera algo. Éste se levantó y alcanzó al “general”… “Mi general, no se enoje…”, a lo que Durazo respondió: “Usted me gusta para puto y me lo voy a coger”. Dice Julio Scherer que él le contestó: “Si va a ser por la fuerza, seguramente usted me va a coger, pero si es con inteligencia, yo me lo voy a coger a usted”. Y esto lo aseguró por escrito el entonces director de Proceso.
No podemos evitar esbozar una sonrisa, porque los dos quedaron mal, tanto el amigo de la infancia como el primo del presidente. Es como el cuento aquél de los dos hombres que se pelean para ver quién es el activo y quién el pasivo; quién el que penetra al
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